Daniel Medvedov
Hay pocos principios universales: su número está inscrito para siempre en los cromosomas. Me impresiona oír a cada rato, parejas de opuestos como mal y bien, bello y feo, guerra y paz y tantos otros más. Muchas parejas del mismo tenor son impropiamente construidas, por la sencilla razón de que no se trata de aspectos complementarios, sino de auténticos virus de la lengua. El lenguaje se proyecta en el plano de la lengua a través de modelos teóricos que surgen de la lógica natural de las cosas. No siempre los elementos opuestos son complementarios. Cuando ello no ocurre, es decir cuando los elementos involucrados no poseen una naturaleza complementaria, habría que descartar la pareja construida de manera apurada por el operador de la lengua.
Desde tiempos muy antiguos, se ha confundido a la Guerra con el principio de Combatividad, reflejado en las acciones humanas a través de dos estados dinámicos: el Ataque y la Defensa. Estos dos modos de actuar se reúnen en la metáfora del Conflicto. En la diplomacia del conflicto, la paz es un objetivo ineludible. Para los combatientes, la estrategia y la táctica se traducen en la preparación y, respectivamente, en la aplicación de estratagemas. Todas esas acciones conducen al combate, o a la rendición.
Nada puede oponerse a un principio universal. Si acaso hay algo que pueda hacerle frente, este elemento posee un carácter virótico: un invento enfermizo que intenta denigrar y anular el valor trascendente del principio al cual se le presenta, primero en forma de palabra, concepto y categoría, para luego intentar manifestar sus armas, en forma de hecho, de acción. Es lo que ocurre con la noción de "guerra". Ya es conocido por todos que entre los grupos animales no existe la guerra. La "guerra" es una noción inventada por los humanos y plasmada en las acciones perjudiciales del movimiento destructivo de las matanzas en masa. Los animales poseen, todos, desde el más pequeño hasta el más grande, un poder de combatividad ilimitado y en sus relaciones se puede observar como la defensa y el ataque se manifiestan, de modo natural, en el arte de salir de situaciones conflictivas. No obstante, tanto para los animales, como para los humanos, hay un límite vital.
Entre los animales, la sumisión del vencido es categórica y ello se observa con claridad en el comportamiento de los lobos. Cuando un animal come, difícilmente es atacado por otro. Hay una espera, un cierto respeto que los convidados al banquete del hambre muestran para con el sujeto animal que "está comiendo". Entre los humanos, la sumisión sugiere, casi siempre, una posibilidad de rebeldía posterior y de lucha secreta entre bastidores.
El Principio de PAZ, en griego "Eirene" se refleja en la definición que un sabio chino emitió en sus escritos, hace unos cientos de años: "La naturaleza de la Paz esencial es ser puro"
(Liu I-Ming, siglo XVIII) Habría que entender qué significaría la categoría de "ser puro".
Como Principio Universal, a la Paz se le opone, en la lengua de cada día, "algo" que , en la obra de Heráclito, los filósofos han traducido erróneamente como GUERRA.
Heráclito habla del Combate, del Conflicto, de la Combatividad y de la Contienda, uno de los principios universales del lenguaje. En su famoso libro perdido y luego renacido, Heráclito no habla de la Guerra.
La Guerra es un invento humano y representa tan sólo un contra-principio, un anti-arquetipo que ataca a la Paz, como un virus léxico, para aniquilar y denigrar su sentido trascendente. Al mismo tiempo, el virus se manifiesta en forma de acciones del mismo tenor. Como todos los demás principios universales, la Paz tiene también un modelo lógico-teórico:
Los dos aspectos simbólicos y complementarios de la Paz son el estado de Calma, Sosiego y Serenidad y el estado de Tempestad, de la Vorágine, reunidos en la metáfora del Movimiento.
Cuando en calma, cuando en tempestad: este es el dinamismo del mar y como figura natural, el Mar viene a representar un caso particular del prototipo de la Paz. No obstante, el Silencio (en griego "Siopé"), es lo más tangible y palpable en el plano de lo concreto, para sugerir y evocar la idea intangible de "paz". Escuchando el Silencio de las olas del mar, realizamos la paz de los orígenes.
Hay varios niveles existenciales en los cuales opera la paz: los pensamientos, los sentimientos y los movimientos. Ser "pacífico" no implica estar siempre "en calma": a veces hay "tempestad".
"Después de la tempestad viene la calma". En esa oración, los dos estados simbólicos se proyectan en las ocurrencias naturales, con su valor alternante, como las elevaciones y las depresiones de una curva de movimiento, llamada en trigonometría "sinus", o "seno".
En la Odisea, la vacuidad y la oquedad eran atributos excelsos de las cosas que ayudaban a los hombres en sus aventuras de la mar: el "hueco" barco, el "hueco" golfo, la "hueca" nave.
El movimiento es un fenómeno dinámico y por ende, cinético, y se manifiesta a través de trayectorias ondulantes de cimas, o "gibas", y depresiones, o "simas", abismos. Si a la frase citada anteriormente se le agrega el resto de los operadores del modelo teórico, su sentido no cambia: "Después de la tempestad, viene la calma y el movimiento sigue en silencio: todo está en paz."
• PAZ (Idea)
• MOVIMIENTO (Metáfora)
• CALMA y TEMPESTAD (Símbolos)
• SILENCIO (Prototipo)
La expresión sigue el modelo de los principios universales y se puede categorizar como "arquetipal". Pocas oraciones de la lengua diaria poseen tal cualidad. La mayoría de nuestras aseveraciones manejan aspectos y casos particulares regidos por los virus de la lengua, los contra-principios: "eso está "mal", aquello es "peor" y lo que viene, es "aún peor", esto me parece muy "feo" y lo otro es "horrible", etc.
El Principio de COMBATIVIDAD, en griego "Pollemo", es un principio necesario para la vida. Como los otros principios universales, no es sólo" necesario," sino "imprescindible".
La Polémica es un combate. Este principio universal está inscrito en el célebre cromosoma masculino Y. No es que la mujer no posea sentido de "combatividad", sino que es el hombre quién se muestra como la epítome de la Combatividad, razón y causa del cambio y de la transformación. En la naturaleza masculina se ha sembrado la semilla del combate. En la mujer, ésta capacidad está potencialmente vigente y, a ratos, se despierta con una inusitada violencia. Ni que decir que el hombre aparece en el mapa de los principios como un sujeto que ejerce violencia mucho más que la mujer.
Heráclito viene a declarar, con certeza, que el principio universal de la combatividad es común a toda la humanidad: "Es preciso comprender que la combatividad es algo común, que la justicia es discordia y que todas las cosas se producen según la discordia y la necesidad". (F. 80)
En la misma "coincidencia de los complementarios" y no de los "opuestos" (COINCIDENTIA OPPOSITORUM), es donde "lo semejante es discordante" (DISCORDIA CONCORS) y "lo discordante es semejante" (CONCORDIA DISCORS).
¿Cómo entender esta paradoja? El mismo Heráclito nos conduce de la mano por el laberinto: " . . . Lo mismo ( y uno solo): vivo y muerto, despierto y dormido, joven y viejo; pues estas cosas, transformándose, son aquellas, y aquellas, de nuevo transformándose, son éstas . . ." (F. 88)
Como principio universal, la COMBATIVIDAD se divide en dos aspectos simbólicos, el ATAQUE y la DEFENSA, reunidos y unificados a través del fenómeno metafórico de la ESTRATEGIA. La Estrategia es el manejo del conflicto y sin conflicto la estrategia no es necesaria. El prototipo de la COMBATIVIDAD es la TÁCTICA, y sólo a través de la táctica podemos vislumbrar el alcance intangible del COMBATE.
Hay también un contra-principio: el llamado virus de la COBARDÍA. La Cobardía no existe en el lenguaje y su presencia en la lengua es sólo un invento para aniquilar y denigrar el principio de combatividad que, de por sí, es la muestra patente de una valentía natural del Ser. El hecho de que un sujeto evita el combate, o se aleje de toda conflictividad, mostrando la mansedumbre de los sabios, no implica la existencia de la cobardía. Por otra parte, el miedo es una sensación necesaria para contener la temeridad de muchas acciones.
El modelo teórico del principio de Combatividad puede ser construido con cinco operadores: su ubicación y los nexos a los cuales responden, hacen del modelo una clave para entender su alcance lógico:
La ESTRATEGIA es PLANIFICAR, es la unión y proyección de los ATAQUES y de la DEFENSA. Por su parte, la TÁCTICA es la APLICACIÓN de la ESTRATEGIA y el reflejo genuino del COMBATE. La contienda puede finalizar con la victoria, o con la derrota: no siempre se es el "vencedor".
En la vida, esa alternativa de los hechos debe ser aceptada con serenidad y dignidad. Lo que es importante es que nuestras acciones sean óptimas e impecables y del resto se encargará la fortuna. Eso es una manera de hablar, ya que lo que nosotros llamamos "fortuna" no es otra cosa que la "razón" natural de las cosas. Lo que es seguro es que la victoria es del vencedor y la derrota es del vencido. A veces, no obstante, el vencedor se siente culpable y el vencido considera que la victoria le ha sido arrebatada. La rendición del vencido es facultativa y se concibe como un caso particular.
Todo modelo teórico es un sistema lógico de re-conocimiento. Los arquetipos son los mismos principios universales. No es extraño el hecho de que tan sólo veintitrés principios sean capaces de cambiar el turno de los hechos y la misma faz del mundo. Los cromosomas y su número son los fundamentos de todo lo viviente.
Pero al analizar con atención sus variantes, nos percatamos que los principios universales son generadores de un sinnúmero de conceptos y categorías, presentes en todas las lenguas naturales.
Luego, tales conceptos llegan a definir acciones reales de los sujetos que manejan las palabras y, como fruto y efecto de tales acciones, la vida se complica y todo se vuelve un desastre. Cuando los principios universales se entronizan de nuevo en el Ser, su poder en el flujo de las acciones, el orden y la armonía de las acciones sitúan cada cosa en su lugar y todo se reparte con medida, en la santa paz de las olas.
El objetivo de este escrito es sugerirle al lector un subterfugio intelectual para anular las preocupaciones surgidas por la presencia de los tambores de guerra, que actualmente hacen resonar los americanos en las calles del mundo entero. La guerra, como hemos visto, es un invento humano, no es un proceso natural como algunos pretenden. Como virus de la lengua, en la acción, la guerra es un veneno. En griego, un antídoto se llama ALEXIFARMAKON. Debe existir algún antídoto para ese veneno que impregna a los seres humano con el morbo de la guerra. Según mi visión, ese alexifármaco podría ser el estudio de las artes marciales. En un mundo de seres potencialmente invencibles, nadie pensaría utilizar las armas. Ese país ideal está descrito en el capítulo 80 del TAO TE CHING, uno de los más antiguos libros de ética de la humanidad.
Los habitantes del pequeño país del Tao Te Ching, poseen armas y carros de combates, pero no alardean de ello y tampoco los usan en contra de sus vecinos. Hay otros datos interesantísimos en este penúltimo capítulo del libro de Lao Tse: a ellos remito al lector, con la esperanza de encontrar allí, respuestas a sus dudas. Como todo virus, la guerra debe ser eliminada: hay que vacunarse en contra de la necedad.
REPITO LO EL COMENTARIO DEL MENSAJE DE LAS LENGUAS Y AGREGO QUE MAÑANA ABRA FORO EN MI CASA Y SERA MAS DIVERTIDO AUN! QUIZAS COMA ALGO O SI SE ME QUITQ EL SUÑA TAMBIEN VEA UN POCO DE TELE. CARIÑO ES AMOR,AMOR ES EL NOSE QUE DIOS ESTA EN TODAS PARTES, PUES TA EN NOS!OM
Comentado por PA TAO LI el 23 de Agosto de 2003 a las 01:14 AMREPITO LO EL COMENTARIO DEL MENSAJE DE LAS LENGUAS Y AGREGO QUE MAÑANA ABRA FORO EN MI CASA Y SERA MAS DIVERTIDO AUN! QUIZAS COMA ALGO O SI SE ME QUITQ EL SUÑA TAMBIEN VEA UN POCO DE TELE. CARIÑO ES AMOR,AMOR ES EL NOSE QUE DIOS ESTA EN TODAS PARTES, PUES TA EN NOS!OM
Comentado por PA TAO LI el 23 de Agosto de 2003 a las 01:14 AM