Álvarez de Bargas
De la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo
Estaba entre los animales del Arca de Noe y destacaba de los demás porque era el único que siendo pareja era uno solo. Tenía un pene largo, sólido y flexible (precursor de consoladores, butt plug y dildos) que alargado se duplicaba de tamaño y doblándose entraba en el órgano femenino, adosado a la derecha, en una larga y profunda auto cópula. Sus vísceras olían a incienso y a maitines, tenía ojos de Pantocrátor románico, cuernos de Lucifer, labios de arcángel y su barba raspaba como una ortiga en celo. Se sabe que durante los cuarenta días, mientras el agua anegaba la tierra, los corazones y las mentes de los encerrados en el Arca, fueron requeridos los servicios del Unifalo junto a los del caballo y a los del perro, por casi la mayoría de los hombres y mujeres allí encerrados. Algunos creen que de tantas horas extras como el raro animal tuvo que hacer, murió reseco y consumido.
Se puede leer en la Biblioteca de El escorial un Tratado de monstruos y seres de horror[1] que explica que el animal "no solo servíase a sí mismo, por otra entrada aparte de la de su órgano femenino, si no que además servía a otros por "la puerta trasera". Por la iconografía que se ha encontrado en el Archivo de Salamanca[2] , la mayoría de ella perdida cuando la Desamortización de Mendizábal, la presencia del monstruo parece que fue requerida, especialmente, en conventos de clausura, "para aliviar tanto a frailes como a monjas necesitados de holganza". En el convento de las Carmelitas Descalzas de Toledo, junto a las sandalias sin polvo guardadas en una urna repujada en plata que Teresa de Jesús se sacudió al salir de la Ciudad Imperial, se encuentra en un relicario de oro y piedras preciosas una funda descolorida de paño marrón, que las monjitas veneran creyendo y así lo dicen a los visitantes: Esta es la talega que nuestra Madre Teresa llevaba consigo con viandas y otros objetos en sus fundaciones. En realidad, según el profesor Bataillon, era "una funda o cobertura para el falo del animal único, especie de protección para "sex safe". La misma Teresa de Jesús escribió sobre el raro animal en su libro Veinte moradas, que Fray Juan de Toledo censuró y dejo en Siete.
El primer Duque de Alba le regaló a Isabel de Portugal, mujer de Carlos V, una medalla con la imagen del Unifalol que Garcilaso conoció en Italia. Cuando Isabel murió y fue trasladada a Granada llevaba el medallón al cuello y dicen que éste fue el motivo por el que el Duque Gandía pronunciara la famosa frase[3] que en realidad nunca pronunció y que fue inventada por el Padre Astete para promocionar su Catecismo. Los jesuitas ganaron un segundón para el desorden de la Orden. San Atanasio del Alejandría[4] , glorioso Padre de la iglesia, doctor, amantes de hábitos y sotanas, varón ejemplar y autor de un Trisagio[5] en el que lo cabalístico se confundía con la glorificación de un menage[6] al traducir al inglés la Biblia para una iglesia protestante del bajo Manhattan, eliminó al raro animal del Antiguo Testamento y lo convirtió en Judas pasándolo al Nuevo.
Dante sin nombrarlo, hace referencia a él "en unos versos[7] de oscura belleza"[8] lo pone en el infierno al lado de la serpiente del paraíso, el gato de Job, la burra de Lot y el caballo del que se cayó Pablo de Tarso.
Dámaso Rico, en una edición de veinte volúmenes de la escasa obra de Juan de la Cruz, aventura la hipótesis, descabellada como la mayoría, de que el monstruo hubiera podido ser la espesura en la que el místico se adentraba en sus noches oscuras. Se basa en esta hipótesis después de haber encontrado en una carpeta escondida en un armario, entre los papeles del profesor Entrambasaguas[9], una lira titulada "Al amor de mis amores y alivio de mi sed". Gimperrer, sin peinarse desde que escribió Arde el mar, contestó en catalán al ilustre profesor, diciéndole que esa lira pertenece a Lluis Llach cuando éste escribía en castellano y pertenecía a Fuerza Nueva.
Algunos dicen que han visto al Unianimal viviendo en el Vaticano, otros en el Valle de los Caídos, la mayoría coincide en que es una de las gárgolas en la catedral de Notre Dame que, por razones misteriosas, es la más vendida entre los turistas americanos, algunos de los cuales la usan para aliviar necesidades y no precisamente las estéticas.
Luis Gómez García, que está escribiendo su libro número 666 que va a titular Don de la ubicuidad, ha declarado en una mañana, a cincuenta periódicos, quince emisoras de radios y cinco televisiones que está escribiendo un poema sobre el animal "desde su propia experiencia".
El doctor Marañón en El Greco y Toledo, en la edición original que nunca se llego a publicar ya que el cardenal Pla y Deniel la censuró, da a entender que este animal fue un invento de Torquemada para llevar a la hoguera a miles de inocentes, pero que "el ciclo menstrual de esta rara especie era tan insólita que él mismo se podía auto embarazar y embarazar a otras produciendo una descendencia infinita".
La reproducción[10] que ilustra esta nota perteneció a un monje benedictino del siglo XI, Fray Honorio de Bruklin, y fue descubierta en la Cuesta de Moyano por Andrés Retaliello, un día que fue a investigar sobre las imprentas usadas para editar el Quijote y así poder escribir un articulo-polémica en La vanguardia.
Gárgola, bestia, animal, máquina para el amor, enigma, sueño, leyenda, capitel; sin nombre y con mil nombres, desconocido, eterno... Nos trae vida y nos trae muerte. Trae carbones que oscurecen una hoja de papel.
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[1] Según Américo Castro fue escrito por el poeta Francisco Aldana, después de volver de luchar en Portugal.
[2] Publicado en "Papeles de Son Armadans".
[3] No serviré a ninguna reina que se corrompa hasta ser irreconocible.
[4] Se le atribuye la famosa frase: "No os avergoncéis en enseñar lo que Dios no se avergonzó en crear".
[5] El estribillo del Himno era: "Uno es mano, dos es cama, tres es orgía".
[6] Fue prohibido por Julio II.
[7] Terciopelo que me arrasa,
seda que me rompe el lienzo,
fuego que de frío abrasa,
es final de un buen comienzo.
(Traducción del General Mitre, editada por Porrua, 1936)
[8] Frase de Antonio Gala en su libro Saliendo del closet con bastón quebrado que ha alcanzado 200 ediciones.
[9] Propiedad de Luis Antonio de Villena.
[10] Nos ha cedido el grabado Terencio Moix que lo compró en una subasta de e-Bay junto con las bragas que Marilyn llevaba el día que Kennedy se la cepilló en un hotel de Nueva York.