Para ir al rastro tenía que pasar por la Avenida de los Enamorados, que estaba en obras. Los andamios y las apisonadoras me parecieron, primero, señales inquietantes; después pensé que encajaban a la perfección en una calle de nombre tan utópico. Tiempo atrás, crucé un puente de la mano, y al llegar a la orilla escuché la promesa. "Si te gusta este río, te lo doy". Nunca más han vuelto a regalarme un río. Supongo que tampoco aceptaría. Un río es algo que sólo puede recibirse una vez.
Iba al rastro a buscar alguna prenda de abrigo. En mí el frío es casi siempre un estado de ánimo. He observado que cuando tengo un día tímido me abrocho todos los botones, como si el grueso paño del abrigo pudiese cerrarle el paso a lo que temo. Últimamente la timidez ha hecho nido en mi cuerpo. Para protegerme, se me ocurrió la idea de interponer muros de cuero entre los pliegues de mi ropa y la tersura del mundo. Así que me puse a buscar una cazadora, a modo de escudo protector para tiempos difíciles.
Primero me probé una prenda de aire cabaretero, hechura irregular y plumas de avestruz en la solapa. Los disfraces pueden hacer las veces de corazas, pero, por desgracia, revelan bastante más de lo que ocultan. La desheché. De una chaqueta naranja me atrajo el color, pero cuando metí la mano en el bolsillo me di cuenta de que estaba roto, y temí que fuera ropaje delator, siempre dispuesto a hacerle confidencias al suelo. Sólo cuando estaba ya a punto de marcharme encontré mi escondite.
Era una cazadora azul cobalto, rígida y entallada. Había pertenecido, sin duda, a una mujer valiente. No tanto porque la hubiese llevado junto a sí, sino porque había conseguido desprenderse de ella. De hecho, como arma defensiva era perfecta. En cuanto me la puse me sentí aislada del ruido, blindada de la lluvia, devuelta a mi calor. Desde que la compré, procuro andar con ella. Y cuando estoy en casa, o en el trabajo, la dejo en el respaldo de la silla, y la pongo a conversar silenciosamente con mi nuca o con mi ángel de la guarda.
Las malas lenguas dicen que al rastro de los Encantes sólo van a parar las ropas de los muertos. Como si eso fuese algo del otro mundo, pienso yo. Morirse es la cosa menos original que se me ocurre. Un amigo mío planteó una hipótesis más apasionante. Las almas desamparadas no aguardan por su carne en los campos elíseos, sino en los mercadillos de ropa usada. De acuerdo con esta nueva formulación de la venerable doctrina de la metempsicosis, al enfundarme la cazadora azul me ceñí al cuerpo el aura de un fantasma motero y peleón.
La explicación me gusta, pero sigo pensando que esa mujer valiente no ha perdido su carne todavía. Creo que decidió mudar de piel y dejó en prenda la cazadora que ahora llevo puesta. Me la imagino haciendo exactamente lo que le da la gana, besando a quien desea besar, diciendo muchas veces todas esas palabras que a mi boca le duelen todavía, asomándose al día con más curiosidad, con menos vértigo. Mi fantasma valiente abandonó por fin su piel de cuero para poder mostrar todos sus recovecos.
Cuando llegue mi día, también revenderé la cazadora. Mientras tanto, me ejercito leyendo a Gilles Deleuze: "Si el Barroco se define por el pliegue que va hasta el infinito, ¿en qué se reconoce de forma más simple? Se reconoce, en primer lugar, en el modelo textil, tal como lo sugiere la materia vestida: ya es necesario que el tejido, el vestido, libere sus propios pliegues de su habitual subordinación al cuerpo finito. Si existe un traje propiamente barroco, ese traje será amplio, ola hinchable, tumultuosa, burbujeante, y, más que traducir los pliegues del cuerpo, ordeará a éste con sus pliegues autónomos, siempre multiplicables: un sistema del tipo rhingrave-canons, pero también el justillo, el manto flotante, el enorme alzacuellos, la camisa desbordante constituyen en el siglo XVII la aportación barroca por excelencia. Pero el Barroco no sólo se proyecta en su propia moda. El Barroco proyecta en todo tiempo, en todo lugar, los mil pliegues de vestidos que tienden a reunir a sus portadores respectivos, a desbordar sus actitudes, a superar sus contradicciones corporales y a convertir sus cabezas en otros tantos nadadores".
me parece super profundo pero me encantaria saber que significa pliegue en la vida real, o sea si nrodeos,porque tengo que explicar el tema el dia de mi tesis, es mi tema a desarrollar.
estudio arquitectura y el proyecto es urbano, para por lo que agrdeceria que me ayudaran a realcionar el pliegue con mi proyecto y sobre todo a explicarmelo.
gracias
me parece super profundo pero la verdad es que casi no entiendo su significado y me motiva mucho el poder entenderlo por lo que me encantaria saber que significa pliegue en si,porque tengo que explicar el tema el dia de mi tesis, es mi tema a desarrollar.
estudio arquitectura y el proyecto es urbano, para por lo que agrdeceria que me ayudaran a realcionar el pliegue con mi proyecto y sobre todo a explicarmelo.
gracias