19:15 horas. Llego al palacete, mi hogar, sin pasar por el bar. Perdón por el esfuerzo rimado, es culpa de la medicación. A esta hora, mi chavala está en el curro— alabado sea el señor por la liberación de la mujer — y tengo toda la tele para mí solito.
Pillo una birra, cojo el mando y enciendo la caja lista. Voy surfeando los canales para ver que dan: nada, nada, nada, NADA. NO DAN NADA EN LA PUTA TELE. Una vez más se confirma lo que muchos peatones televisivos llaman mi grito de guerra y por lo que veo en los correos electrónicos que me envían (ver abajo) algunos han hecho suyo.
Por fin detengo el cetro, el mando, EL BASTÓN DE MANDO, el fabuloso restaurador del poder patriarcal en el seno de la familia mundial, en Tele5: echan Historias de hoy, una birria liderada por una tal Paloma Ferre, cuyo contenido detallaré a partir de ya.
Entre las joyas del conocimiento que me estallaron en la cara está la siguiente: Borja, el hijo de una tal Cervera, dueña de un museo en Madrid, es el heredero de oro. Cuando llegue mi chavala se lo contaré para que deje de decir que YO soy el heredero de oro. Lo dice cada vez que atestigua mi impresionante herencia genética, no hace falta decir más. Además, el heredero de oro de verdad tiene novia. Y yo tengo chavala, un punto mucho más alto en la escala ontológica de las relaciones intersexuales.
¿Cuál es la puta diferencia?, se preguntará una avispada persona lectora. Yo le contestaré: La puta diferencia es que a la novia del heredero de oro, el heredero de oro no la puede llevar a comer a una casa de comidas de a mil el menú, mientras que el ex-heredero de oro SÍ que puede llevar ahí a su chavala. Y con el dinero restante puede invertir en un nuevo televisor.
[Ya tengo uno con pantalla de plasma. Pero mi ambición secreta es acumular los que hagan falta para construirme mi propio video-wall en donde pueda ver todos los canales que no son de pago a la vez. ¿Y si vive el heredero de oro (el ex-heredero, por cierto, ahora que Borja ha usurpado mi lugar en la historia del universo) en un palacete, por qué no se compra un video-wall directamente?, se preguntará se nuevo la avispa de la persona lectora. Y yo le contestaré cortésmente: PORQUE NO ME DA LA GANA.]
Anyway. ¿En qué estábamos? Ah, sí, en Historias de hoy. Otra perla del saber es que Norma Duval le dio una propina a un aparcacoches. Si yo fuera el aparcacoches, me haría enmarcar las monedas recibidas de la vedette de Aznar con la siguiente leyenda: NO ME JODAS. Y la fecha.
También supe que un vendedor de cupones de la once le asestó veintiuna (21) puñaladas a una señora. La señora vive para contarlo. Desde Almacén le deseamos que se ponga bien cuanto antes.
En cuanto a la ONCE, vaya racha que llevan, ¿no? Primero aprendimos que NO han invertido en Gescartera, y que NO ayudaron al Camacho con su fraude, y que NO se han beneficiado del dinero que ahora compone un bellísimo agujero negro en el firmamento financiero español. Ahora resulta que uno de sus vendedores está en el trullo por intento de asesinato.
Por fin, Paloma Ferre nos (y no me refiero a nadie más que a un servidor) invita a escuchar y ver unos consejos. Parece ser que no se puede evitar pero sí retardar. ¿Pero qué será eso tan inevitable y simultáneamente tan soslayable?, se preguntará una vez más la avispa. Pues nada más y nada más que la caída prematura del cabello de los jóvenes cráneos españoles. El publirreportaje es de lo más bonito. Estoy disfrutando de alta televisión. De repente, oigo ruidos. Vienen de la puerta principal del palacete. Es mi chavala que vuelve del curro. Apago la tele y vengo corriendo a sentarme ante el ordenador a fingir que escribo este artículo. Cuando me pregunta qué escribo, le digo casi la verdad: mi columna para esta quincena en Almacén. Hasta luego y recordad, amigüitos: Tele por un tubo.