Entra en La Ideal (Taxidermia) don Jacinto Cordel, impresor (jubilado), portando un fajo de carteles promocionales de la Huelga General del 20 de junio, los pone sobre el mostrador y saca uno, mostrándolo con orgullo, como si hubiera salido de su propia imprenta, y dice: Yo seré un pequeño empresario (jubilado) pero me pongo a favor de la huelga, al que no le guste que se joda. Hombre, suena usted como el amigo Chiner, le repudió el notario (jubilado) García Siniestro, que aunque tenga su nombre en la izquierda, a veces, más bien parece lo contrario, o sea lo que también significa su nombre, algo amenazador, traducible con facilidad en algo derechista.
Pues yo también pienso echarme a la rúa el día señalado, aunque como usted soy empresario (dueño de una tienda de ultramarinos, jubilado), se sumó Chiner a la joda. Al fin y al cabo no somos los únicos empresarios que lo están haciendo. Hace unos días la patronal de los clubes de alterne dijo que irían a la huelga.
Pues si un putero encallecido puede hacer huelga, yo también la hago, exclamó fervientemente el maestro de escuela (jubilado) Sr. Martínez. A lo que Chiner restableció: No si usted ya es un putero encallecido, no hace falta que se distinga. De aquí la refriega habitual entre estos dos viejos amigos, que una vez más, se vieron al punto de llegar a las manos, punto en el que intervino el alma máter de la tertulia, el Taxidermista, diciendo: Señores, señores, parecen ustedes europarlamentarios, peleándose inútilmente por asuntos en los que no tienen voz ni voto. Si el Sr. Martínez es un putero encallecido, usted, Sr. Chiner, no le va a la zaga en perversidad, a fin de cuentas es usted un mero comerciante (jubilado). Chiner protestó la risa de sus contertulios, sin conseguir la seriedad (o en su opinión, honestidad) facial que les exigía el momento.
Ha dicho el Gobierno que la Huelga es política. Y claro que lo es. El poeta Colom se queja de que el Gobierno utilice "política" como insulto, robando así a los ciudadanos su derecho (y su deber) a protestar. Ya se sabe de dónde vienen y a dónde van, intervino Martínez, el muy putero encallecido ya repuesto de las carcajadas, sacando a colación los pasados franquistas de gran parte de los miembros del Gobierno y sus respectivas familias. Y Cordel: ¿No era el joven Aznar un ardiente y apasionado revolucionario? Y Chiner: Sí, un revolucionario a la antigua usanza, o sea falangista, que publicaba sus buenos articulillos contra la democracia y la Constitución. Es un Patriota Constitucional, restó el notario (jubilado) García Siniestro, enseñando el colmillo.
También hay amenazas por parte de los empresarios a sus empleados sin contrato fijo de que si secundan la huelga se pueden quedar sin empleo. Podemos boicotearlos, anunció Chiner. Sí, nos hacemos una lista de todos los negocios que estén abiertos el día de autos, y a esos no les compramos nada: fue idea del Sr. Cordel. A mí se me ocurrió terciar que saldría a dar una vuelta por mi barrio, libretita en mano, y me apuntaría los nombres de los comercios que abrieran. ¡Así me gusta, joven Majoral - gritó Chiner - y de una vez, llénese de piedras los bolsillos y rómpales el escaparate! Hombre, Sr. Chiner, no será para eso. ¿Y si lo es, qué? Ya le digo, Majoral, que el comerciante que no secunda una huelga como ésta es que no está de parte de los currantes, o sea, de su clientela; y si no está de parte de su clientela, pues ella no tiene por qué estar de parte de él, y para demostrarlo puede dejar de comprar en ese negocio.
Ya he dicho muchas veces que la vida tertuliana de La Ideal no suele ser demasiado apacible, y puedo añadir que si usted prefiere la apacibilidad, querido lector, pues puede que también prefiera el silencio tranquilo que se halla a dos metros bajo tierra. La vida no es apacible. Estaba yo diciendo algo por el estilo cuando toda la tertulia se puso a corear: ¡Que los disequen, que los disequen! Uno ya no puede hacerse responsable ni de las propias opiniones.
Por suerte, en eso entró el camarero de enfrente con los cafés. Trabaja en uno de los pocos bares que hay en España donde saben hacer café. Los españoles somos famosos por nuestro mal café en todo el mundo civilizado, o sea, en Italia, Francia y Portugal. Un día no hace mucho, fue Chiner a preguntarles si querían patrocinar la tertulia y la aparición de sus minutos en la red, pero no quisieron, por eso no digo el nombre del bar. (No tengo inconveniente alguno en hacerlo, pero sí en ganarme la perpetua enemistad de Chiner).
Muy pronto, con el placer del café, la tertulia entera estuvo de acuerdo en que el día 20 no se reunirían, La Ideal (Taxidermia) estaría cerrada y ellos harían huelga de tertulianos para echarse a la calle a protestar como el resto del mundo respetable. Ya contaré en la actualización del día 30 cómo fue la cosa. Y como estaban de acuerdo en el asunto de la Huelga, los tertulianos pasaron al siguiente punto en el orden del día, la selección española. Cordel mostró inmediatamente su entusiasmo, pero no fue correspondido.
Desengáñese, hombre, que le ganará a Irlanda, pero de Italia no pasan, atacó Chiner. Usted lo que es, es un amargado. Eso Cordel, a contragolpe. Será porque estoy acostumbrado a ver cómo se les romper el espinazo del ánimo en el último minuto del último partido. Chiner. A lo que dijo Martínez, Siempre ha faltado la paciencia, y sí, siempre se le ha roto el ánimo a alguno, aunque no a todo el equipo, lo que pasa es que para ganar no se puede romper ni el último de los suplentes. Contestación chineriana: Vaya, hombre, el ganador, el que da lecciones de ánimo, el que en su vida no hizo más que aprobar unas oposiciones franquistas y largarse de putas los viernes...
Ahora sí que se armó buena. No tiene caso continuar con la crónica. Desde La Ideal (Taxidermia) les deseamos una huelga intensa. Salud.