En los programas de televisión más estúpidos existe un número de telefono al que pueden llamar quienes se sientan aludidos por las declaraciones de los tertulianos. (Sin ánimo de herirle en su enorme orgullo, ese podría ser un tema para Cabana). Don Joaquín Chiner se siente aludido, porque se alude a él, por la entrevista al Sr. Martínez publicada la última quincena de 2001. Le he explicado que aludido y damnificado no son sinónimos, al tiempo que accedí a entrevistarlo para Almacén. Aquí esté pues la exclusiva:
Majoral: ¿Qué es lo que le molesta de las declaraciones del Sr. Martínez?
Chiner: Nada.
Majoral: ¿Entonces?
Chiner: No, que si le entrevistas a él, ¿por qué no me vas a entrevistar a mí?
Majoral: ¿Entonces es cuestión de envidia?
Chiner: Yo lo llamaría el derecho a la igualdad de cobertura. Todos los partidos políticos lo exigen.
Majoral: Pero usted no es un partido político.
Chiner: Como si lo fuese. En la Tertulia, todos están representados de alguna manera.
Majoral: Y eso, ¿cómo?
Chiner: Pues verás: Martínez es el clásico liberal de izquierdas, una especie de socialista (sin menosprecio, ¿eh?); Gil, el kiosquero, representa a la sociedad civil, o mejor dicho, a la prensa del corazón y a todos sus lectores, que es la única sociedad civil que existe en este puto país.
Majoral: No se altere.
Chiner: Vete a la mierda, yo no me altero. Además es la verdad.
Majoral: Siga.
Chiner: Gómez Galerio, el paragüero jubilado, es la voz de la patronal, por eso suena como suena, un poco gangoso.
Majoral: Sin ofender, que luego los tendré que entrevistarlos a todos.
Chiner: Si la verdad ofende... En fin. Gansell, el filatélico, representa a ese sector conservador de la puta sociedad que nunca dice ni mú cuando está lloviendo mierda. Un anciano pijo que vota a la gaviota. Pero claro, está calladito y a verlas venir siempre y cuando a sus sellos de los cojones no les caiga ni una salpicadura de caca. Si no, no veas cómo se pone, el muy cabrón.
Majoral: Usted sólo insulta a la gente.
Chiner: ¡Yo no insulto a nadie! Cada una de mis palabras tiene sentido y el sentido que tienen es la verdad pura y dura. ¿Sigo? El impresor Cordel va de culto, es el intelectual. Aunque sospecho que no aprendió a leer hasta que llegaron los falangistas a su pueblo. García Siniestro, el notario, pues es eso, un notario. ¿Qué se va a esperar de él? Y de Pepe González Aznar, no digo nada. Creo que la coincidencia de sus apellidos lo dice todo. También que sea funcionario de correos.
Majoral: ¿Y usted cómo encaja en todo esto?
Chiner: Pues yo soy el puto anarquista del grupo, ¿que no lo ves?
Majoral: Me lo imaginaba. Pero tengo un problema con eso, usted es tendero, tiene una tienda de comestibles.
Chiner: ¿Y eso te sorprende? Mira, de los anarquistas de antes de la guerra, buena parte eran tenderos, artesanos, y por ahí, o hijos de. La verdadera sociedad civil, y los que pagan más impuestos. Algo semejante a los autónomos de hoy. Nosotros somos los que queremos que se dejen de puñetas y hostias y que nos dejen trabajar en paz. Nosotros somos los que más riqueza y empleo creamos. Y siempre nos están dando por culo. Yo no sé a ti lo que te gusta, pero yo no me acostumbro.
Majoral: ¿Qué me dice de los tres de Almacén, Taracido, Colom y Villán?
Chiner: Esos vienen a la tertulia cuando les da la real gana. Taracido es un currante. Siempre está trabajando. Por eso funciona la revistilla esa para la que trabajas. Tiene talento y con el tiempo se verá. Pero lo más importante es que se lo curra. Colom, en cambio, — es tu primo, ¿no?— pues tu primo tiene talento pero es un gandul. Va por el puto mundo como si la gandulería fuese requisito para ser poeta. Y Villán me cae bien. Bueno, me caería mejor si me hiciera el retrato de mi mujer que le pedí hace tiempo. Pero me da largas.
Majoral: Se lo comentaré. Del Taxidermista no ha dicho nada.
Chiner: Sí, el Taxidermista. Por más que Martínez quiera usurparle el puesto, él es nuestro verdadero ideólogo. Esa idea de la realidad disecada es suya. Bueno suya y de otro amigo suyo que murió, lo llamábamos el Primero, porque siempre llegaba antes a cualquier idea, lo entendía todo antes. Y tenía un enorme conocimiento histórico y lingüístico, era una verdadera enciclopedia. Tu primo escribió algo sobre ellos dos, mucho antes de que tú supieses nada de La Ideal.
Majoral: Y para terminar, ¿qué me dice de su posible disección?
Chiner: Nada de posible, se hará. Pero el imbécil de Martínez no vendrá a verme.
Majoral: ¿Por qué?
Chiner: Muy sencillo: porque estará junto a mí, bien disecadito, en la sala del museo.