Los tertulianos empiezan a venir a La Ideal (Taxidermia) en pantalón corto, la camisa desabrochada hasta el ombligo, las barrigas prominentes al aire, o prácticamente.
Majoral: Ya está aquí el verano.
Cordel: La gente sale a secarse al sol.
Chiner: Benidorm es la gran taxidermia.
Cordel: ¿Y los rigores de cuerpo de verano?
Martínez: Otro sector de la población, disecado.
Chiner: ¿Y cómo así, oh maestro de escuela?
Martínez: Creí que ya lo habría dicho, o por lo menos pensado, usted, que todo lo sabe y lo que no, lo piensa.
Chiner: Muy hábil de su parte. ¿Se ha pasado la noche entera ensayando?
Martínez: Padezco de insomnio.
Chiner: Me lo imaginaba.
Cordel: Bueno, ¿y que era eso de la población disecada?
Chiner: No tardará mucho en saberlo.
Taxidermista: Tardará si usted no se calla.
Chiner: Soy todo silencio.
Martínez: Pues ustedes saben que el personal se prepara para el verano haciendo ejercicio, poniéndose a régimen (fascista, si ustedes me permiten el juego) o atendiendo a los consejos de quienes practican el noble arte de la liposucción.
García Siniestro: Es cosa corriente, sí.
Cordel: Hay gente que se pasa el resto del año preparándose para el verano.
García Siniestro: Las vacaciones son el último consuelo.
Chiner: Sí, están en perenne proceso de disección, ¿no, amigo Martínez?
Martínez: En efecto. Esta cultura (o debería decir economía) del bienestar corporal es una cultura de la disección. Y eso es porque se prefiere aparentar la vida en lugar de vivirla. El cuerpazo de gimnasio sólo está vivo en apariencia, prefiere estar conectado a las máquinas, más que al espíritu, o la mente, o lo que ustedes quieran llamarlo.
Chiner: Por ahí he visto que algunos piensan que esta es la nueva religión.
Martínez: Sí, puede que lo sea, pero nace muerta, porque no es otra cosa que un régimen moral...
García Siniestro: Moralista.
Martínez: ... que no es otra cosa que la religión en estado de decadencia, o ya putrefacción.
Chiner: Y yo diría que es el puto Estado quien la promueve.
García Siniestro: En otros sitios más que aquí.
Chiner: Todo llega.
Martínez: El Estado quiere que los obreros estén en forma. Cuanto más en forma, más baratos salen. Y la clase media presiona con su moralina, siempre tan impertinente.
Chiner: Eso, claro, al Estado le encanta. Al Estado y sus secuaces, que son los funcionarios, con su moralidad de clase media, y los empresarios, con su inmoralidad de clase media.
Cordel: Menos mal que nosotros ya estamos jubilados
Chiner: Eso dígaselo al joven Majoral.
Majoral: Presente