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Y por qué no por Carmen Castro

Carmen Castro es parte de la comunidad Librodenotas y editora singenerodedudas, bitácora especializada en temas de género y democracia. Y por qué no dejó de actualizarse en mayo del 2006.

Igualdad, el reto del siglo XXI

Hasta el viernes, día 11, continuarán las manifestaciones de mujeres y actos reivindicativos; ayer, Día Internacional de la Mujer millones de voces se alzaron para reclamar el fin de las desigualdades entre hombres y mujeres que todavía persisten y que convierten la práctica de la igualdad en el reto global del siglo XXI.

En otro escenario, la sede de Naciones Unidas en New York, en el que la dialéctica, los acuerdos diplomáticos y el discurso político definen las estrategias a desarrollar, más de 100 países con sus delegaciones oficiales y ONGs que están atendiendo esta cita, han llegado a la misma conclusión: la igualdad es el gran reto a superar en este siglo XXI. Desde el 28 de febrero está teniendo lugar la revisión y evaluación de lo que han dado de sí los 10 años de implementación de la Plataforma de Acción aprobada en Pekín, en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres.

El balance que ofrece Naciones Unidas, muestra algunos avances parciales, aunque claramente insuficientes para corregir los desequilibrios existentes. El panorama identificado tras el último decenio es preocupante y llama a la acción y al activismo político, económico, cultural y social.

Hoy más que nunca, la propuesta de hacer RED por la igualdad de género adquiere una importancia estratégica.

  • Pobreza. Los factores culturales, económicos, educativos, jurídicos y políticos siguen contribuyendo a que el porcentaje de mujeres pobres sea cada vez mayor, según la ONU. Se calcula que de cada 10 personas pobres, siete son mujeres. La discriminación laboral, las diferencias salariales y las desigualdades en el acceso a los recursos productivos, entre otros factores, perpetúan la discriminación. Una de las dificultades para identificar la situación en todo su alcance y dimensión, sigue siendo la falta de datos actualizados y desagregados por sexos con la que poder evaluar la situación de las mujeres y los hombres y el impacto real de las políticas y programas de acción.
  • Educación. Se han reconocido las mejoras conseguidas en la educación, sin embargo, en la enseñanza primaria, las niñas acuden a la escuela en menor medida que los niños. la ONU identifica que el principal logro de la última década es el “notable” aumento de matrículas femeninas en la enseñanza superior. Se han ampliado los campos de estudios y son más las mujeres que escogen disciplinas no tradicionales para las mujeres, como ingeniería, ciencia y tecnología. ¿Y esto es suficiente?no, esta tendencia no se refleja en las cifras de de inserción laboral de las mujeres. En los países menos desarrollados, las alumnas se topan con serios problemas, sobre todo en el ámbito rural. En muchos casos, las niñas y adolescentes deben compatibilizar los estudios con las labores domésticas. Con frecuencia, ni siquiera acceden a la escuela, o deben abandonarla sin concluir la primaria para ayudar a la familia. El 75% de los analfabetos que viven en el mundo son mujeres, según calcula Unicef.
  • Salud. El panorama no es uniforme. Mientras algunos países revisan sus políticas para tener en cuenta de forma específica los problemas de salud de las mujeres, otros cierran los ojos ante ello. Aunque se ha extendido el uso de los medios anticonceptivos en buena parte del mundo, persiste el problema de los embarazos adolescentes y de los abortos inseguros. La conclusión de la ONU ene ste tema es evidente: las necesidades femeninas en salud “no están cubiertas”.
  • Sida. Es una de las palabras más escuchadas estos días: el SIDA avanza entre las mujeres. Ya son el 47% de las infectadas, según Onusida. La situación es especialmente grave en África subsahariana, donde nueve de cada 12 jóvenes infectados son mujeres. Hay 13 millones de africanas de esa región portadoras del VIH, un 57% de todos los infectados. La desigualdad en las relaciones entre sexos, la discriminación y las pautas sociales están detrás de la dispersión de la pandemia entre las mujeres, a lo que se suma las dificultades de acceso a los medicamentos antirretrovirales. La ONU urge que se garantice el acceso universal de la mujer a la prevención, la atención y el tratamiento, para reducir su vulnerabilidad ante la enfermedad y de sus hijos.
  • Violencia. Física, sexual y psicológica, las diferentes formas de violencia que se ejercen contra las mujeres por el hecho de ser mujeres es una de las prioridades de los programas nacionales e internacionales. Y a todas luces resulta claramente insuficiente, aún cuando se diga que ya son 129 los países que han adoptado medidas concretas para acabar con la violencia contra las mujeres y niñas. Falta información para dimensionar esta problemática, falta sensibilización y concienciación entre profesionales de la justicia, del cuerpo médico y del cuerpo de agentes policiales para reconocer el alcance y gravedad del asunto, faltan recursos para actuar de manera rápida y eficaz y faltan servicios públicos, faltan protocolos de actuación coherentes y eficientes que ofrezcan garantías ante las denuncias de agresiones.
  • Trata. Se están adoptando medidas a escala internacional en la lucha contra el tráfico de mujeres con fines sexuales. Pero la ONU insiste en que se debe ser más firmes ante este delito.
  • Poder. Para la ONU, la marginación constante de la mujer en la toma de decisiones es al mismo tiempo, causa y efecto de los lentos avances realizados en muchas esferas del desarrollo. En 1995, había 12 mujeres jefes de Estado o de Gobierno. Y un 11,3% de parlamentarias. Ahora, el número de mujeres en las cámaras legislativas han alcanzado el 15,7%, pero ha descendido a ocho el de las jefas de Estado. La mayor presencia de las mujeres en los parlamentos y gobiernos nacionales es una muestra de la evolución de la mujer en poder político, sobre todo a nivel local. El problema es ahora que los puestos que ocupan quedan bajo las jerarquías legislativas o se asignan a esferas “menos relevantes y más próximas al cometidod el Rol de género, como la familia, el bienestar social y la cultura; los temas sociales. A esto se suma el problema que plantea en algunos países el establecimiento de cuotas y otras medidas de discriminación positiva, contrarias a patrones culturales muy arraigados.
  • Economía. La ONU constata “progresos considerables” en la promoción de derechos y la independencia económica de la mujer. La mayoría de los países están adoptando medidas para asegurar el acceso de la mujer al empleo en pie de igualdad y el apoyo a las empresarias. Sin embargo, existe una importante diferencia en la carrera profesional. “Los estereotipos siguen impidiendo el desempeño femenino de cargos altos en el sector privado”, por eso se pide reforzar las medidas que favorezcan la conciliación del trabajo y la vida familiar.
  • Fuentes de información:

    Centro de noticias de ONU
    INSTRAW
    Womens Media Pool Beijing + 10

    Carmen Castro | 09 de marzo de 2005

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