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Transtornos del sueño por Purranki Sandongui

Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.

Viaje astral low-fi

Una de las maneras más fáciles de viajar es recurrir al conocido viaje astral. No tiene nada de extraño, y sí mucho de astral.

Para emprender el susodicho viaje es necesario un catálogo de jalcón viajes.

Despues de ver las fotos, y pasando el deo por encima de las letras, las podemos ir descifrando con cierto esfuerzo. “Extinga animales”, “visite la metrópoli”, “Putas tropicales” o “El glamour de Viena y sus suicidios” son tan sólo algunas de las opciones. Nos calmamos y deseamos con lo más hondo de nuestro corazón estar ya en esos lugares absurdos, disfrutando de los animales, las putas y las casas sin balcones. Entonces pasamos a la segunda etapa, con bonus de fase.

Para la segunda etapa, lo del viaje astral propiamente dicho, es necesaria una botella de vino competidor, un gelocatil y un sofá jergón. Procedemos a ingerir todo menos el jergón y nos tumbamos tranquilamente, así como esperando la muerte. Para conciliar el sueño conviene echar antes el ancla, que consiste en dejar una patorra en contacto con el suelo para relativizar el efecto lavadora que produce el vino. Hay quien dice que es necesario también tocar una pared con la mano del lado contrario, pero no está contrastado. Además habría que encontrar una pared, el lado contrario, etc.

En todo caso, podemos separarnos del cuerpo presto, así como quien se quita un preservativo y emprender un vuelo pachorriento al principio, revoloteante más tarde, y otra vez pachorriento un poco más luego. Podemos orientarnos al destino que habíamos seleccionado antes, pero no es estrictamente necesario: de todas formas, nunca llegaremos. Toda la ciencia de los viajes astrales estriba en ir dando tumbos por el mundo de forma semiconsciente y carajillil. Hay que imitar lo más posible la vida cotidiana. Apollardarse.

Se pueden entonces visitar accidentalmente las ciudades y polígonos industriales do moramos y comprobar que todo es lo mismo. Que donde jugabas de pequeño ahora hay una sucursal de bancaja. Y que la mayoría de tus ligues de verano ahora son churreras gordas. Y que la vida media del plutonio nos gana de calle.

Todo intento por afanar dinero de los bancos o por espantar a los que hagan el trivial o la uija es inútil. Se ve que no podemos interaccionar, a diferencia del mundo real en el que podemos al menos intervenir para cagarla.

Una vez concluido el viaje y bien repletos de hastío podemos volver a nuestro cuerpo mortal con la sensación de quien se vuelve a poner el mismo preservativo, y contarle a todo el mundo lo maravilloso que es todo y lo espiritual y las peras en vinagre. Decir que no lo puedes explicar en detalle porque te da la risa.

Pues eso era el temita. Nada, Mucho ánimo y a seguir así.

Purranki Sandongui | 15 de julio de 2005

Comentarios

  1. carlota
    2008-11-28 19:25

    Esto esta muy bien xd, un libro de viajes, creo que es la mejor manera para visualizar el sitio y aparecer en el xd.


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