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Textos del cuervo por Marcos Taracido

TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.

El libro digital y el niño

1. Hay pocas cosas tan hermosas como ver a un niño disfrutando de la lectura, inmerso, interactuando, maravillándose, ensimismado, tenso, divertido o aterrado. Ellos participan de la ficción de un modo que nosotros ya hemos olvidado, una de las más intensas tragedias de la madurez.

2. El libro infantil, como volumen, carece de muchos de los prejuicios enquistados y sólidos del libro para adultos. Al libro infantil se le permite la experimentación con el molde sin reducirlo al circuito del libro de culto o artístico; el libro infantil puede ser un libro-objeto sin que se cuestione su entidad libresca.

3. En las últimas décadas el crecimiento del libro infantil en el sector editorial ha sido espectacular, siendo el nicho de negocio de muchas empresas y explotando lo que quizás sea el último reducto de lectores empedernidos.

4. Me hace mucho gracia leer la noticia de la que hoy se hace eco media internet: Los fanáticos de los ebooks prefieren los libros impresos para sus hijos. El artículo no hay por dónde cogerlo sin que produzca sonrojo, no tanto por lo que dice como por lo que calla: no es que prefieran/prefiramos los libros en papel, es que no tenemos otra opción.

5. Un paseo por el panorama desolador del catálogo de libros electrónicos en español se torna la más baldía de las tierras baldías en lo que al libro infantil se refiere. Si se acude a los repositorios de libros pirateados, la ausencia es casi total igualmente, en parte, claro, por la dificultad de escanear libros con solapas, o artilugios de papel en tres dimensiones. Algo se encuentra, en general de muy pobre factura o calidad, en app para iPad y similares.

6. Lo que falta es iniciativa e imaginación. Cualquier niño que haya interactuado con un libro en una tableta táctil queda prendado de ella; las posibilidades son infinitas. ¿No llamaremos libro a esto y sí a un objeto que abierto se despliega en una casa con un peluche que podemos introducir en las distintas habitaciones? ¿Qué pensará un niño de un Pinocho en papel después de haber leído uno en el que podía tallar al muñeco ayudando a Gepetto?

7. Un ejemplo: una empresa de juguetes saca el que creo que es el primer lector de libros electrónicos para niños. En dos tiendas distintas no supieron darme las especificaciones técnicas del aparato (qué tipos de formatos lee, cuál es el tipo de pantalla, cuáles las conexiones…) ni recurriendo a las fichas de uso interno de cada juguete; en la web, tampoco, y sólo descargándose el manual se despejan algunas dudas. ¿La razón? Pues imagino que una simplemente: creer, quizás con acierto, que el cliente no va a requerir esa información. Retroalimentación.

8. Y debería ser más que ninguna otra cosa la literatura para niños la que acelerase la fusión entre los lectores puros (tipo Kindle) y las tabletas multiusos (tipo iPad). Parece que no está demasiado lejos.

9. Es paradógico que a las generaciones que va a leer casi exclusivamente libros electrónicos cuando sean adultos, se les niegue el acercamiento cuando más fácil les resultaría asumirlos. La industria y el mercado, sí, pero también los padres: un miedo a lo desconocido, al aparato asociado a internet y sus peligros, y una proyección de sus añoranzas y orgullos. No, el libro es un libro independientemente de su formato, y leer enriquece (o no) del mismo modo en tinta sobre papel o en ceros y unos tras un cristal tocable.

Marcos Taracido | 24 de noviembre de 2011

Comentarios

  1. Pau
    2011-12-01 12:59

    El punto 1, muy bien sintetizado, ya da para un artículo entero!

  2. Ana
    2011-12-06 11:41

    Mis hijas ya no eran pequeñas cuando me he hecho con un eReader, así que no sé qué habría hecho en ese caso. Pero, ya adolescentes, ellas leen (sobre todo la mayor) en el eReader tanto o más que en el libro en papel. Y a mí me parece genial; también es lo que yo hago.
    Literatura lij, sobre todo li, es difícil encontrar en la Red. Están los estupendos libros de Editorial LdN, y algunos otros, pero, excepto los más vendidos de juvenil, que sí andan por ahí, es difícil encontrar muchos y algunos muy buenos que van publicándose, amén de otros clásicos. En inglés se amplía el catálogo de una forma increíble, e incluso en francés; no sé si en catalán habrá más que en castellano.
    Lo que tú llamas un eReader dedicado a niños en Imaginarium es más bien un tableto, por lo que he podido ver.
    ¿Qué problemas le veo yo a un tableto (o tablet)? Que está conectado y, en los adolescentes, al menos en los que conozco, la dispersión (ir de un texto a otro, si hay suerte y de verdad van a textos, porque en muchas ocasiones van a fotos de amigos y comentarios) y el ansia por la interconectividad (tuenti como exponente máximo) tiran tanto de ellos que una lectura de más de un pantallazo es prácticamente imposible. Recuerdo que decían que ahora los adolescentes leían mucho, que sólo habían cambiado el soporte. Pues bien, no lo veo así: no son capaces, la mayoría, ni de leer el manifiesto de su propia huelga, la de estudiantes, pero sí comentan y quedan para hacer la huelga sin necesidad ninguna de saber los motivos; claro, es peligroso generalizar, pero es lo que veo y vivo.
    El tema que has sacado da para mucho, pero si sigo esperando a analizar todo, no comento :-)
    Un beso. Ana


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