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Titulo: Los cuentos de El comercial
Autores: Elena Barigana de Diego, Pedro M. Martínez Corada y Raúl Roldán García
Edita: Margen cero Introducción de Pedro Velasco, 2002.

Con tres cuentos por cabeza y corazón, Los cuentos de El comercial agrupa a un trío de jóvenes escritores que desde el internet donde han publicado sus trabajos (Margen cero) han pasado a publicarlos en “papel”. Estos tres jóvenes, con otros aspirantes a escritores, se reunían en un café madrileño que se llama “El comercial”, de ahí el titulo del libro.

De Martínez Corada se incluyen “El tesoro oculto” que abre el volumen, “Hilo de oro” y “El faro”. Le sigue “Nuestro licito amor” de Roldán García con dos más titulados “El saxofonista” y “Debo decirte adiós”. “Sonata arrebatada”, “Las razones de Pamela Doutle” y “Las cartas de Mistmoor o el secreto de Neli” de Barinaga de Diego redondean el volumen.

Como algunos de los títulos parecen indicar los cuentos de Elena Barinaga transcurren en la sociedad de la Inglaterra victoriana. Hay en sus relatos un sentido del humor muy fino, unos personajes muy bien dibujados con un lenguaje ágil, fluido y una estructura sólida.

Me gustan mucho los dos cuentos “historicistas” de Raúl Roldán. Sobre todo “Nuestro lícito amor” que transcurre en la época medieval y es un relato muy brillante, excelentemente bien trabajado, ingenioso y original. La ambientación está muy bien conseguida y como todo buen cuento tiene al menos un cuento dentro de otro cuento, personajes robustos, bien trazados y acción. Sólo por leer este relato bien vale la pena comprarse el libro. Munio y Alvar se quedan dentro de uno por mucho tiempo como miembros de la familia. “Debo decirte adiós” es la despedida de Boabdil de “mi reina, mi señora, mi esposa” que no es otra que Granada. En un monólogo cargado de emoción y melancolía el rey moro, usando un lenguaje metafórico y alegórico, construye un poema que va serpenteando y ascendiendo, como el Darro, para desembocar en el mar del adiós.

Si en los cuentos de Elena predomina el ambiente inglés y en los de Raúl la historia (edad media, edad moderna y edad contemporánea) sirve de soporte ambiental, en los de Pedro Martínez Corada son dos ciudades (Madrid y Oviedo) las que estructuran los tres relatos que tienen un lenguaje muy preciso y en donde el recuerdo del pasado es un personaje importante. Hay elementos fantásticos que me recuerdan a Cortazar, entre otros. Y en ellos hay un excelente dominio de imágenes visuales que le ayuda al lector a seguir la acción y los personajes como si de una película se tratara. Es el suyo un estilo cinematográfico, lleno de plasticidad. “Hilo de oro” es un cuento excelente y es mi preferido. Contado en primera persona es el testimonio de una nostalgia y en él se mezcla lo fantástico con lo real sin saber donde empieza uno y acabo lo otro. Yo conocía otros cuentos de Pedro y recuerdo haber escrito lo siguiente, a propósito de su cuento “Felicia” que también nos sirve para estos que comentamos:

El cuento [“Felicia”] tiene un excelente poder de evocación, es la crónica de un tiempo que nos trae, por medio de imágenes muy gráficas, todo un mundo de olores, sabores, colores, ideas… También me gusta el estilo narrativo: lento, grafico, limpio. Un cuento con vida y muerte, principio y fin, verdad y mentira, blanco y negro…con mucho detalle y es en estos en donde reside su fuerza….El detalle hace la diferencia… Los personajes están muy bien trabajados, trazados con línea firme y palabra precisa.

Es este volumen un intento noble y esperanzador de tres jóvenes escritores que publican sus trabajos por primera vez y a los que hay que alentar a que continúen escribiendo. Es hermoso y reconfortante ver que en estos tres escritores hay una vocación y una pasión que contagia. El tiempo enriquecerá lo que todavía aparece en estado de evolución y pulirá algunas aristas, pero principio quieren las cosas. Y este es un digno principio que debe llevar a un buen fin.