por Andrés Felipe Escovar

Martín Kohan
Ciencias morales
Anagrama, Barcelona, 2007
218 páginas | 16 €
ISBN: 978-84-339-7162-3

Ciencias Morales es la novela escrita por Martín Kohan que ganó el premio Herralde, según lo dictaminó su jurado en noviembre de 2007. El escenario de la historia es un tradicional colegio de Buenos Aires durante 1982, mientras acaece la guerra de las Malvinas; la perspectiva desde la cual discurre es la de María Teresa, una joven preceptora que se entrega ciegamente a la aplicación de cada una de las normas elaboradas por los directivos para mantener el orden y la disciplina al interior de la institución educativa.

En la contratapa del libro se expresa que al interior del colegio está presente el objetivo de mantener una rutina que permita aislar a todos de lo que sucede en el mundo exterior, erigiéndose así un muro que a partir de la construcción de Pink Floyd ha echado raíces cuando se busca expresar la experiencia de la vida escolar. Sin embargo, este primer deslinde se desdobla; no sólo se entrevera lo que ocurre dentro y fuera del colegio, también surge una mixtura entre lo que pasa en la vida de la austera María Teresa, quien por un flanco debe afrontar la circunstancia de que su hermano ha sido reclutado por el ejército argentino, por otro, la constante tristeza de su madre y finalmente, emprende con ciega determinación su tarea de descubrir a los estudiantes que fuman en el baño de hombres.

Gran parte de las páginas se colman en este último espacio. María Teresa se oculta en uno de los cubículos del mismo, y a medida que pasan los días, siente una atracción creciente por orinar furtivamente en el baño masculino, al punto que se cree estar frente a un encuentro entre el sexo masculino y femenino en algo que parece tan disímil como una micción.

Desde las primeras páginas aparece un guiño de ese encuentro entre lo femenino y los masculino cuando el narrador (que pese a que tenga como referencia a María Teresa, es distinto a ella pues todo lo narra en tercera persona y por momentos se torna en un sujeto omnipresente) refiere que en un inicio el colegio debió haber sido más sencillo pues sólo era masculino y ello dejaba ni más ni menos que a la mitad del mundo afuera, obviando así una complejidad que en el momento de la historia está presente debido al carácter mixto del colegio.

De esa manera, María teresa va navegando en instantes estáticos que sólo vienen a tener un desenvolvimiento frío cuando la historia se acerca a su final y que puede inducir al lector a una lectura alegórica en la que el personaje central encarne no sólo a una nación sino a muchas que atravesaron por avatares similares durante las dictaduras latinoamericanas, sin que la misma excluya otras posibilidades de comprensión y de esa manera enriquezca el texto escrito por Kohan.

Pese a que la historia se desarrolla en un colegio, jamás se incurre en la manida fórmula de las peripecias y contrariedades adolescentes. Ciencias morales cuenta con una referencia clara a Juvenilia, escrito realizado por Miguel Cané y que durante mucho tiempo sirvió para la formación de los jóvenes argentinos y por lo mismo, el trabajo de Kohan trae consigo todo un panorama de la formación escolar que tuvo por aquél entonces lugar en Argentina.

Esta novela brinda muchas posibilidades de lectura. Todo escrito sobrevive a su escribiente porque viene a ser construido de nuevo cuando se lo lee, se lo interpreta o se lo discute. El primer momento de un texto sucede cuando una idea titila mucho antes de que alguien intente plasmarla y el último queda suspendido y sometido a cada nueva lectura que lo actualiza y reelabora.