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Reseñas por LdN

Se publican aquí críticas de libros que por algún motivo —pequeñas editoriales, escasa distribución, desconocimiento del autor, fuera de modas— no aparecen en los medios y publicaciones tradicionales.

El arte de la mentira política - Jonathan Swift

Jonathan Swift
El arte de la mentira política
Ediciones sequitur, Madrid, 2006
93 páginas, edición bilingüe, 5,72 &euro

Hay textos que tienen la saludable virtud de empequeñecernos a nosotros y al mundo; de encoger el tiempo y elevarnos a una distancia suficiente para observar toda la historia de nuestra modernidad como si de un punto sin aristas ni dimensiones se tratase; de romper, desde el tobogán de la perspectiva, toda nuestra orgullosa y soberbia concepción de nosotros mismos como civilización. Sucede esto cuando uno lee:

«El Autor divide las mentiras políticas en distintos tipos y clases y proporciona al mismo tiempo preceptos relativos a los medios para inventar, difundir y multiplicar los varios tipos de mentira. [...] La mentira por aumento atribuye a un gran personaje mayor reputación de la que le pertenece; y ésto para ponerlo en condiciones de servir a determinado buen fin o propósito. La mentira de maledicencia, de detracción, de calumnia o mentira difamatoria es la que arrebata a un gran hombre la reputación que se ganó justamente, por temor a que use de la misma en detrimento del público. La mentira de traslación es la que transfiere el mérito de una buena acción de un hombre a otro poseedor de cualidades superiores; o por la que se quita el demérito de una mala acción a quien la cometió para transferirlo a un hombre con menores méritos.

A cualquier lector le vendrán a la mente ejemplos abundantes para cada uno de los tipos de mentira política que ahí se proponen, pero quizás le sorprenda que haya sido publicado en 1733, cuando la democracia y los Medios de Comunicación de masas, el marketing, la propaganda y la imagen eran apenas un embrión inmaduro de lo que hoy tenemos.

sequitur ha construido un delicioso libro con dos opúsculos, un Arte de la mentira política de Jonathan Swift y otro homónimo de John Arbuthnot, ambos amigos, aristocráticos y satíricos. El texto de Swift es, quizás sorprendentemente, mucho menos interesante para nosotros que el de Arbuthnot, pues su sátira es mucho más coyuntural y depende estrechamente del contexto y los detalles sincrónicos de su enunciación; en definitiva, es, mayoritariamente, un texto histórico. Sin embargo, el texto de Arbuthnot —en realidad un resumen de un libro futuro que expone para lograr suscripciones— apenas incluye alguna frase que no podamos comprender y adoptar hoy como propia de nuestro tiempo. Su análisis revela cuan poco aprendimos de tres siglos de historia y de ejercicio del poder y cuan poco parecen haber cambiado mandatarios y plebeyos; al leerlo parece que el autor nos describa a todos nosotros, como una mala copia que no haya aprendido nada de sus recomendaciones. Dice:

«En cuanto a las mentiras que anuncian prodigios, se limita el Autor a sugerir a quienes quieran inventarlas que sus Cometas, Ballenas o Dragones mantengan siempre un tamaño razonable; y que respecto a los temporales, tormentas, tempestades y terremotos deberá siempre decirse que ocurrieron a alguna comarca alejada del lugar en que se está al menos la distancia que un hombre puede recorrer a caballo en un día.»

No hacen falta, creo, más extractos. Terminaré con una frase de Swift que resulta descorazonadora en su veracidad y, también, actualidad: «Considerando la natural propensión del hombre a mentir y de las muchedumbres a creer, confieso no saber cómo lidiar con esa máxima tan mentada que asegura que la verdad acaba imponiéndose».

Marcos Taracido | 05 de marzo de 2007

Comentarios

  1. Ana Lorenzo
    2007-03-08 12:36

    Muy interesante.
    A lo mejor te gusta leer esto, del blog majaopublico.blogspot.com:

    Los pleitos en Inglaterra

    “Por ejemplo, si mi vecino se encapricha de mi vaca, contratará a un abogado para probar que mi vaca es suya. Entonces no tendré más remedio que contratar a otro abogado para defenderme, porque el Derecho impide que nadie pueda defenderse por sí mismo. Y en este pleito yo, que soy el legítimo propietario, me encuentro con dos serios inconvenientes. El primero que mi abogado, por haberse ejercitado poco menos que desde la cuna en defender las causas falsas, se ve fuera de su elemento ahora que tiene que defender una causa justa, lo que siendo para él un encargo antinatural, lo desempeña con gran cuidado, si no con disgusto. El segundo inconveniente es que mi abogado debe proceder con cautela, de manera que los Jueces no le llamen la atención, ni los compañeros le den de lado como si hubiese ofendido la práctica forense. Por todo ello únicamente tengo dos caminos para retener la vaca que es mía. El primero es sobornar al abogado de mi adversario pagándole el doble de su minuta, que así traicionará a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo camino es que mi abogado haga que mi pretensión aparente ser tan injusta como sea posible, sosteniendo que mi vaca pertenece a mi adversario, y de ese modo, si defiende el pleito con habilidad, tal vez ganemos el favor del tribunal”.

    For Example, if my Neighbour hath a Mind to my Cow, he hires a Lawyer to prove that he ought to have my Cow from me. I must then hire another to defend my Right, it being against all Rules of Law that any Man should be allowed to speak for himself. Now in this Case, I who am the right Owner lie under two great Disadvantages. First, my Lawyer being practiced almost from his Cradle in defending Falshood; is quite out of his Element when he would be an Advocate for Justice, which as an Office unnatural, he always attempts with great Awkwardness if not with Ill-will. The second Disadvantage is, that my Lawyer must proceed with great Caution: Or else he will be reprimanded by the Judges, and abhorred by his Brethren, as one that would lessen the Practice of the Law. And therefore I have but two Methods to preserve my Cow. The first is, to gain over my Adversary’s Lawyer with a double Fee; who will then betray his Client by insinuating that he hath Justice on his Side. The second way is for my Lawyer to make my Cause appear as unjust as he can; by the Cow to belong to my Adversary; and this, if it be skilfully done, will certainly bespeak the Favour of the Bench.

    Jonathan Swift, “A voyage to the houyhnhnms”

    Publicado por Joaquín el día 1/27/2007

    Un beso. Ana

  2. Marcos
    2007-03-08 20:40

    Absolutamente genial. Gracias.

  3. plastico
    2007-07-05 03:22

    por lo que parece entre lineas …..por fin alguien que puede hablar con la verdad sobre la realidad


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