Libro de notas

Edición LdN
Pura Coincidencia por Santi Pagés

Un telefilm sin historia ni interés. Un culebrón con actores atroces y maquillaje pésimo. Una serie cancelada por falta de audiencia. Una novela gastada por los bordes. Una canción en repeat desde el lunes. Una pared cubierta con fotos de estrellas. Cada sábado, verán descomponerse una vida cuyo parecido con la ficción es pura coincidencia.

Ave María

Rodeado de cierta polémica, se publica en nuestro país Llena eres de gracia: 25 años de La Visitación un libro que documenta las sacudidas sociales que siguieron a la aparición de una gigantesca imagen de la Virgen María en la orbita terrestre el 31 de Mayo de 2012. Su autor, Críspulo Gómez ha realizado una ingente labor de documentación utilizando para ello su propio archivo de prensa popular y programas de televisión de la época, así como entrevistas con algunas de las voces más prominentes durante aquellos días. Gómez insistió en recibirnos en su casa, un piso de techos altos con las paredes cubiertas por enormes estanterías repletas de revistas, recortes de periódicos amarillentos y antiguas cintas de video, y con las persianas permanentemente cerradas, según él, “para evitar que todo este papel críe aún más polvo”. Una gran jaula para pájaros cubierta por una funda presidía la sala donde mantuvimos con él la siguiente entrevista.

P Lo primero que llama la atención al leer Llena eres de gracia es constatar lo convulso que fueron aquellos días a nivel nacional e internacional, algo que, a día de hoy, puede parecernos increíble.
R Esa fue la razón principal que me empujó a escribir este libro, dejar claro que lo que para nosotros es una parte más de nuestra vida cotidiana supuso una auténtica revolución social hace veinticinco años. Ahora estamos totalmente acostumbrados a la presencia de una imagen de la Virgen María sobre nuestras cabezas, porque está ahí siempre, aparentemente quieta, y porque en todo este tiempo, que se haya verificado, no ha emitido ninguna señal ni ha hecho movimiento alguno. Simplemente existe. Las personas asimilamos rápidamente los cambios repentinos, sobre todo si éstos no conllevan consecuencias posteriores, como cuando antiguamente se cambiaba la hora dos veces al año. Por eso hemos aprendido a vivir La Visitación con normalidad, del mismo modo en que nos resulta totalmente natural que las mujeres lleven minifalda. Pero en ambos casos, en el 2012 o a mediados del siglo XX, la asimilación de esa nueva realidad no supuso una tarea sencilla.

P La primera parte de su libro describe las primeras horas tras de La Visitación con un tono muy cercano al del thriller político. Eso contrasta con el estilo más documental del resto de Llena eres de gracia. ¿Por qué eligió hacerlo de ese modo?
R Mire, yo no soy historiador. Los hechos a gran escala que sucedieron justo después de los primeros avistamientos reportados son bien conocidos. Ahí están las páginas de historia y los archivos online para documentarlos perfectamente. Dicho esto, creo que nadie se toma hoy en día la molestia de acercarse a las fuentes y de formarse su propia opinión al respecto. Mi idea de novelizar, digámoslo así, esa parte primera del libro se debe a una intención consciente de interesar al lector, de atraparle y de generar en él esa curiosidad. De todos modos, si lo piensa bien, yo lo tenía muy fácil. La Visitación es un material de thriller excelente. La cadena de acontecimientos fue realmente apasionante: Los rumores sobre un objeto en el cielo, extendidos primero boca a boca, luego por mensajes de texto; las grabaciones en vídeo subidas al GTube y de inmediato enviadas a las cadenas de televisión; los informes preliminares de los observatorios, los comunicados de las fuerzas armadas llamando a la calma. Yo, que tengo cierto complejo de Diógenes, cuento con la ventaja de tener un archivo muy amplio que me ha permitido hacer un seguimiento casi minuto a minuto del proceso. Guardo en casa horas y horas de programas de televisión emitidos en directo, con entrevistas a gente anónima a pie de calle. Gracias a eso he podido documentar toda esa microhistoria que de otro modo se habría perdido irremediablemente.

P Ciertamente, el libro consigue enganchar al lector desde esas primeras páginas. A mi me ha encantado cómo mezcla las experiencias de testigos, como usted dice, a pie de calle, como la de ese conductor atrapado en un enorme accidente múltiple, con los testimonios de antiguos asesores políticos. ¿Fue un proceso difícil combinar todas esas fuentes para crear un todo coherente?
R Sí lo fue, pero considero que era fundamental ofrecer también una perspectiva a ras de suelo para poder dar una visión global y auténtica del fenómeno. Los relatos de las personas con cierto poder de decisión en aquel entonces no son fiables. Muchos se han olvidado de detalles importantes, otros recuerdan solo lo que quieren recordar. La prensa seria o las páginas de historia por su parte son incapaces de reflejar el estado de ansiedad casi sin precedentes que el mundo vivió durante las horas que transcurrieron desde los avistamientos iniciales hasta que las primeras imágenes con la suficiente resolución se hicieron públicas. Recuerde que a simple vista se apreciaba, bueno, se aprecia, un objeto más o menos fusiforme en el cielo, su tamaño no es suficiente como para distinguir nada más, así que reinaba la especulación. Lo único verdaderamente importante en aquellos días era que un objeto de 400 kilómetros de diámetro había aparecido en nuestra órbita de repente y de la nada. La pregunta más inmediata era de dónde había salido, quién lo había puesto ahí. ¿Los americanos? ¿Los terroristas? ¿Los extraterrestes? La noche del 31 de Mayo, Occidente se fue a dormir sabiendo tan solo que el planeta tenía un nuevo satélite artificial. Todo cambió drásticamente cuando a la mañana siguiente llegaron las primeras imágenes con suficiente resolución desde los observatorios chinos. Guardo como oro en paño la grabación de un programa matutino de cotilleos en el que se mostraron las primeras imágenes, aun muy granulosas y en blanco y negro. Al verlas una de las contertulias, de nombre Cuca, comenzó a exclamar “¡Es la Virgen! ¡Es la Virgen!”. Ni se imagina el gallinero de voces que se organizó a continuación. Aquello sucedió simultáneamente en todo el hemisferio occidental. Era demasiado increíble.

P Usted insiste en que la crisis internacional que se produjo a renglón seguido tuvo desde buen principio un centro de especial actividad en España. ¿Por qué?
R Ese es un hecho soslayado por los historiadores, pero así fue. A nivel internacional hubo mucha desconfianza entre los países desde un primer momento. Alguien había colocado un objeto en el espacio sin el conocimiento del resto del mundo. Un objeto gigantesco, además. Pronto se descartaron las teorías más esotéricas, aunque solo fuera por puro pragmatismo, porque tampoco había pruebas en su contra. Cuando se supo que el objeto tenía la forma de la Virgen María, China y los Estados Unidos cayeron de la lista de sospechosos de inmediato. Pero el asunto era tan absurdo que de hecho no quedó ningún otro sospechoso en esa lista aunque, eso sí, el presidente de Irán denunció en Naciones Unidas que todo era una maniobra conjunta de los países cristianos, una señal inequívoca de una nueva e inminente cruzada contra el mundo árabe. Pero pese a las voces que desde la extrema derecha animaban a ello, ni él mismo se creía esa hipótesis. El mundo estaba sin respuestas. Por eso España tuvo una importancia capital desde el comienzo, porque fueron internautas españoles quienes al día siguiente bautizaron al fenómeno como La Visitación. Ellos fueron los primeros en darse cuenta de que la aparición del objeto había coincidido con la celebración católica de la visita de la Virgen a Santa Isabel, según se relataba en el Evangelio de Lucas. Piénselo. El mundo no tenía culpable para el fenómeno y desde nuestro país se daba una información que parecía arrojar algo de luz sobre él. Era lógico que la comunidad internacional fijara sus ojos en nuestro país.

P ¿Es por eso que el fenómeno se resolvió tan rápidamente a nivel diplomático? Personalmente aún no entiendo cómo pudo suceder.
R Eso es porque la historiografía oficial todavía se empeña en decir que un espíritu de “hermandad universal” hizo que los lideres mundiales acordasen no intervenir en el fenómeno. Pero lo cierto es que esa falta de beligerancia respondió a criterios económicos y geoestratégicos. ¿Qué se iba a hacer? ¿Derribarla? Por supuesto, se habló de destruir la imagen mediante misiles balísticos pero una operación tan delicada habría generado demasiadas tensiones diplomáticas. Misiles atravesando los cielos con a saber qué destino, imagine el nerviosismo de China, Rusia o Irán. Pero además estaba el problema de que nadie podía asegurar que los fragmentos de la imagen no cayeran a la Tierra, y que estos causaran destrozos incalculables. Era una lotería inaceptable. Los científicos ni siquiera podían garantizar que los misiles fueran capaces de destruir la imagen. Solo se sabía que era tremendamente densa, pero se desconocía, y aún se desconoce, su composición exacta. Habría sido necesaria una misión de exploración que aterrizara sobre ella y trajera unas muestras de vuelta, pero nadie quería financiarla y se tenía miedo a sus resultados. Usaron la táctica del avestruz. Se prefirió no saber. La imagen obviamente no había sido colocada allí por ningún humano, a no ser que se hubiera tratado de un supervillano al estilo James Bond. Si habían sido los extraterrestres, éstos habían demostrado tener un sentido del humor muy retorcido o una planificación pésima para los mensajes intergalácticos. Además, habían pasado varias semanas ya y la imagen no había hecho movimiento alguno, parecía totalmente inofensiva. Al final se concluyó, lógicamente, que el planeta tenía bastantes problemas como para ocuparse de otro más y se optó por dejarla estar, quizá con la esperanza de que desapareciera por si sola. Solo se tuvieron que modificar mínimamente las tablas con los horarios de las mareas. Eso fue todo.

P Pero usted afirma que el fenómeno viró completamente, incluso se desinfló irreversiblemente mucho antes, cuando se descubrió que el objeto no solo era una imagen de la Virgen, sino una imagen muy especifica: La Inmaculada de Murillo.
R Es que a partir de ese momento la crisis se consideró un asunto netamente español. Cuando la CNN certificó la noticia mostrando las dos imágenes juntas, la pintura de Murillo con la Virgen en su manto azul y mirada perdida en las alturas, con la primera imagen a resolución total que se obtuvo del objeto la confusión inicial se convirtió en la certidumbre total de que España tenía algo que ver con lo sucedido. Se nos quiso responsabilizar, aunque nadie sabía muy bien cómo ni de qué. A ello contribuyó que sectores de la sociedad española se sintieran orgullosos de La Visitación y reclamaran desde bien temprano la propiedad del fenómeno. Las peregrinaciones a Lourdes, Fátima y otros centros marianos se dieron en masa. Multitudes acudieron a esas zonas con la esperanza de una revelación y de más milagros. Surgieron aquí y allá supuestas mediums que decían hablar de boca de la Virgen, cuando en realidad no eran mas que señoras de mediana edad hablando con voz gutural. Hoy en día puede parecernos increíble, pero las imágenes de televisión y las fotos que conservo muestran un fervor sin medida durante aquellos días. Yo aún tengo por ahí algo del merchandising que se produjo por entonces, globos terráqueos con la Virgen como satélite, mantos azules, camisetas estampadas con frases como “Se nota, se siente, María está presente”. Toda esa es una realidad incomoda, muy incomoda, para muchos hoy en día, pero eso es lo que sucedió. Por ejemplo, se olvida con frecuencia que el actual presidente del Congreso, cuando aún era senador por Valladolid, fue una de las cabezas visibles en la campaña que queria obligar a la NASA a que permitiera al Papa viajar en transbordador espacial para que éste pudiera comunicarse directamente con la Virgen. Por supuesto, el Vaticano se negó en redondo a semejante viaje dada la avanzada edad de Benedicto XVI, pero nunca se llegó a saber dónde terminaron los fondos recaudados. Por decir cosas como estas en mi libro, he recibido amenazas y coacciones.

P Hablando del Vaticano, resulta curioso su papel secundario en todo este asunto.
R Si lo piensa bien, y así es como lo expongo en el libro, su silencio tuvo todo el sentido del mundo. En cierto modo, a la Iglesia le había sucedido lo peor que podía sucederle: Una prueba divina. La religión organizada, no lo olvide, se fundamenta en la fe, en la incertidumbre. Que una imagen gigante de la Virgen apareciera en órbita geostacionaria a 40.000 kilómetros sobre La Tierra era lo más cercano a una prueba definitiva de la existencia de Dios que la humanidad había visto jamás. La Iglesia se había convertido en un accesorio. Prefirió quedarse a la expectativa y no jugar ningún papel. Ni siquiera reconocieron que aquel objeto fuera de origen divino, pese a la presión de la Conferencia Episcopal. Eso al final les salvó de muchos problemas cuando con el paso del tiempo se comprobó que no pasaba nada más.

P Ese es precisamente otro de los hallazgos de su libro, el documentar el proceso de deterioro del movimiento mariano.
R En un principio el fervor mariano convenía a muchos. No olvide que el candidato conservador acababa de perder su tercera elección general y estaba sumamente cuestionado dentro de su propio partido. Muchos quisieron ver en La Visitación una señal que indicaba un cambio de rumbo ideológico y varios candidatos y futuribles se subieron a ese carro. De hecho, se prefiere ignorar que La Visitación contribuyó decisivamente a que Aguirre obtuviera la victoria en las elecciones anticipadas celebradas dos años después. Pero los políticos no fueron los únicos que se aprovecharon el fenómeno. Hubo también una revolución dentro de los círculos mileniaristas y en los diversos cultos a María. Ahora se ha perdido en el olvido, pero la catedral del Palmar de Troya, centro espiritual del culto herético español por antonomasia, ardió por los cuatro costados en una maniobra de toma de poder no muy diferente al golpe de estado de Hitler tras el incendio del Reichstag. Varias personas murieron esa noche, incluido el antipapa Pedro II, pero las autoridades jamás hicieron investigación alguna. Sin embargo, con el tiempo se comprobó que esa supuesta Virgen no hacia ni decía nada y ese fervor mariano se disolvió en unos pocos años. El resurgir de profecías apocalípticas, también. En realidad, bien mirado, La Visitación como fenómeno en sí fue muy aburrido.

P ¿El saldo de La Visitación es por tanto irrelevante?
R Sí y no. Aunque la imagen haya permanecido quieta y callada durante veinticinco años, La Visitación dejó muy claros los problemas de coordinación internacional y las tensiones existentes entre los países. No hubo una acción coordinada y se prefirió ignorar el asunto bajo el pretexto de que era un problema católico. A día de hoy puede que nos hayamos habituado a la presencia de una figura gigante en nuestros cielos, pero el misterio continúa rodeándola. Los científicos todavía desconocen cómo la imagen consigue corregir su propia órbita y no caer pese a las perturbaciones gravitacionales. Ni se conoce tampoco su composición, en parte porque nadie tiene demasiado interés en averiguarlo. En nuestro país, La Visitación retrató bastante bien a una sociedad dividida entre la modernidad y la tradición. Los cultos marianos quedaron, como he dicho, tocados de muerte. Lourdes y Fátima apenas reciben visitantes ya porque la fe ya no compensa ni explica nada. No olvidemos tampoco los trágicos casos de suicidios colectivos, aún sin resolver. Me gustaría creer que si mañana mismo la cara de Cristo apareciera estampada sobre la superficie lunar la reacción de la España de nuestros días sería muy diferente a la de hace un cuarto de siglo.

P Una última pregunta. Usted, Críspulo Gómez, ¿cuál cree que fue el origen de La Visitación?
R Extraterrestres… Psicoplasmias… Sinceramente, me importa un bledo.

Santi Pagés | 26 de diciembre de 2009

Comentarios

  1. Manuel de la Fuente
    2009-12-26 22:33

    Muy buen artículo, pero hay un pequeño error con la fecha.

  2. Manuel de la Fuente
    2009-12-26 22:58

    Mmm, lo siento, la confundí con las Apariciones de Peñablanca, ahora noto que es una historia ficticia, ja ja ja, muy buena.

  3. Lucy Nieto
    2009-12-28 00:00

    Maravilloso y divertido relato. ¡Me encantó de principio a fin!


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