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Mondo Píxel PG por John Tones y Javi Sánchez

Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.

Y sin embargo...

Una de las noticias más notorias de la semana que se aproxima a su fin es el lanzamiento de la cuarta (numéricamente; en realidad es la sexta) entrega de Assassin’s Creed y su nuevo cambio de ambientación. Assassin’s Creed es una franquicia de Ubi Soft que sale a entrega anual y cuyo argumento, el del enfrentamiento entre asesinos y otras sociedades secretas que controlan el mundo en la sombra, ya ha pasado por la época de las Cruzadas, la Italia del Renacimiento, la Guerra de la Independiencia norteamericana y, ahora, los piratas, con una entrega subtitulada Black Flag. La cuestión es que hasta el lunes que viene no estaba previsto que nadie lo supiera.

Varios periodistas habían visto ya el juego el pasado lunes: firmaron un embargo por el que nadie podía decir ni mu hasta un momento exacto del lunes que viene, una práctica habitual dentro de la industria con los grandes lanzamientos, y que tiene múltiples ventajas para las compañías. Por una parte, se aseguran de que la información llegue en formato bomba H, con todos los medios hablando de lo mismo al mismo tiempo; por otra, desplazan la información a determinados puntos del calendario (por ejemplo, si saben que un juego no va a ser especialmente bien recibido por la crítica, las compañías se aseguran con un embargo de que las reseñas se publiquen al mismo tiempo que el juego sale a la venta, rascando así las ventas de los más ansiosos —ya, sí, qué mundo éste—).

Al blog de información y opinión Kotaku, uno de los más populares del sector, le ha tocado hacer un papel poco agradecido de víctima y villano en toda esta cuestión: fue Kotaku (que, como otros medios, había visto el juego y firmado el embargo) el que se saltó el pacto con Ubi Soft filtrando unas imágenes de un póster que tenía toda la pinta de ser oficial y que mostraba tanto al héroe del juego como un mapa del mismo. En una explicación pública, Stephen Totilo afirma que aunque él sabía del embargo, sus redactores no, y por tanto filtraron el póster sin conocimiento de que sus jefes se habían comprometido a no hablar de un juego que, hasta el lunes, nadie sabía ni que se estaba desarrollando.

Es una posición incómoda para el periodista: todas las conjeturas a principios de semana se orientaron a si el póster era genuino o no, pero Totilo sabía que ese juego existía y no podía confirmar ni siquiera que el póster era genuino porque había firmado por no hacerlo. Totilo se pregunta: ¿a qué le obliga el pacto firmado con Ubi Soft? A no hablar de lo que él ha visto hasta una semana después, de acuerdo, pero… ¿puede decir que ese cartel es real? ¿Que el juego existe? ¿Que el lunes os decimos algo, aunque sea?

Los embargos son pactos complicados y que conducen a conflictos, porque no todos los medios los respetan con la misma rigidez: casualmente, dos de las publicaciones especializadas más leídas de España en sus respectivos campos, la revista Hobby Consolas y la web Meristation tienen un (rumoreado) largo historial de pasarse embargos por el puente de Waterloo, con el consiguiente perjuicio para los compañeros que sí los respetan. Normalmente, estos medios ponen en la balanza la ventaja de adelantarse a la información y la consiguiente repercusión entre los lectores, y el daño que le puede hacer a su relación con las compañías. Dios nos libre de defender aquí a dos medios que, como no es de extrañar, tienen las relaciones más tirantes posibles con las distribuidoras de videojuegos de nuestro país, pero hay algo indiscutible y molesto con respecto a los embargos: obligan al periodista a hacerse el tonto.

El tono de Totilo en el post de Kotaku es revelador: se ve superado por un compromiso que perjudica a los lectores y su credibilidad, y que solo beneficia a Ubi Soft gracias a un documento que se ha visto obligado a firmar a cambio de ver el juego. Por supuesto, Totilo no es un santo: para empezar, su propio medio es el que filtró la información, y cuesta creer que no estuviera al tanto de la elaboración de un post que, potencialmente, era un bombazo. La solución es complicada, y a veces conduce a conflictos.

Otro ejemplo: Tomb Raider, uno de los juegos más esperados del momento, ha sido entregado en versiones de prueba a los medios, con asfixiantes embargos que pretendían, sobre todo, ajustarse a un estricto calendario de exclusivas con distintas publicaciones y evitar que el juego se filtrara a Internet antes de tiempo. El resultado es cierto descabalgamiento de información entre medios y quejas por parte de algunos de estos: todo el mundo quiere ser el primero en hablar de Tomb Raider, pero es un título largo y complejo de jugar. Lo último que quieren los medios es, encima, interferencias de las compañías.

La prensa necesita el beneplácito de las compañías para hablar de videojuegos, quizás ese sea la enseñanza que sacamos de todo esto: al ser un medio íntimamente ligado a la tecnología, esta debe de sr proporcionada por aquellos que la producen. No hay posibilidad de un periodismo de guerrilla, de colarse en el turno de noche y hacer fotos a escondidas de los juegos. Quizás eso es lo que nos molesta a muchos periodistas, sobre todo a los que nos hemos criado bajo una concepción clásica del oficio: la información, si tiene que ir acompañada del beneplácito de los que mandan, no es información del todo.

¿El problema? No tenemos ni la más remota idea de por dónde empezar a cambiar eso.

John Tones y Javi Sánchez | 01 de marzo de 2013

Comentarios

  1. Alberto
    2013-03-01 14:24

    Mmmm… ¿qué tal boicoteando a las compañías que lo exijan? ¿Qué tal respondiendo al caramelito de “y podréis verlos los primeeeeeeroooooos” con un “si hay embargo no me interesa?

  2. Javi Sánchez
    2013-03-01 14:46

    PELIGRO: TOCHO

    El problema es que los medios de videojuegos se metieron en una encerrona hace muchos años: que el 90% de su publi fuera de las compañias de los videojuegos. Por partida doble: ahora mismo las distris buscan invertir su presupuesto en medios generalistas porque el jugador tradicional ya no sostiene el mercado (Assassin’s Creed III ha vendido 12 millones de copias: dudo que haya tantos jugadores hardcore que lean medios). Por otro lado, obviando que si una compañía te boicotea a ti las puedes pasar putas (y a las grandes no les tiembla el pulso) en este sector, como en tecnología, las distris tienen la sartén de la información por el mango: no hay opción porque no hay casi ninguna otra manera de conseguir la info. Y pongo un ejemplo local: a un periódico de Salamanca el alcalde le cerró el acceso a toda la comunicación del Ayuntamiento. Local se puede rellenar de mil maneras, pero no hay imaginación ni huevos. Duraron tres meses.

    Lo malo es que a veces tiembla el pulso a la hora de hablar mal de un videojuego que es un pufo porque tienes la exclusiva y el viaje. No hablo por mí: hasta ahora he tenido suerte y todo lo que me han enseñado estaba bien. Y cada vez pasa menos: poca gente ha defendido el desastre que es el pegatiros de The Walking Dead con viaje de por medio. En Internet empiezan a contar más la visitas que cualquier otra cosa y engañar a la gente lo puedes hacer un par de veces. O mil, si son gilipollas, pero ése es otro problema.

    El jodido conundrum es que TODO en un embargo de este tipo está controlado. Lo que te enseñan, lo que tocas, con quién hablas (en un viaje de finales del verano pasado me llamaron la atención por dirigirme a los empleados del estudio sin supervisión).

    Los embargos son molestos. No me puedo quejar demasiado porque a veces benefician al sector impreso (retrasar la información para que las revistas de papel no mueran ante la actualidad de internet) y porque dan un poquito de tiempo para pensar lo que vas a escribir. Lo que me parece molesto es que los aprovechan para colar cosas que son de marketing, no de desarrollo. Nosotros hemos rechazado entrevistas para previa con COMMUNITY MANAGERS o DIRECTORES DE MARKETING, por citar la última mongolada en boga.

    De momento no hay alternativa por la propia estructura editorial del sector. Polygon, que intenta corregir vicios heredados para bien (pero sigue poniendo putas notas), depende de los embagos tanto como el resto. ¿Solución? No hacer previas. Pero aún así te pueden pillar con los embargos de las copias finales.

    Eso sí, sólo a prensa. A El Corte Inglés nadie le dice nada por saltarse los embargos comerciales A NIVEL MUNDIAL (Assassin’s Creed III, puesto a la venta días antes por ellos por SUS COJONES). ¿Beneficiada del tema en España? Meristation, que como no tiene tratos con Ubisoft desde hace tiempo pudo ir a la tienda, comprarse el juego y hacer la crítica mientras el resto estaban atados por el embargo. Es uno de los momentos más brillantes y gilipollas del medio en la historia reciente.

  3. Pep
    2013-03-05 15:29

    Yo estoy con lo que decía el bueno de Ben Kuchera (http://www.penny-arcade.com/report/editorial-article/assassins-creed-4-reveal-proved-embargo-failure-and-rigidity-of-publishers): creo que el problema no son tanto los embargos como la poca flexibilidad de algunas distribuidoras, que no saben o no quieren reaccionar ante una filtración. Lo de Assassin’s Creed IV ha sido especialmente triste, cierto, por cómo Kotaku y compañía se han hecho los despistados.

    Pero vamos, no deja de ser el tópico de la buena idea mal aplicada. Es comprensible sincronizar la comunicación para aumentar el impacto y suena bonito lo de intentar dar las mismas oportunidades y evitar carreras… ¿pero de qué sirve eso si recibes el juego un día antes? ¡O varios después! Las oportunidades se las reparten aquellos que ya las tienen y precisamente por eso no las valoran.

    Es en cierto modo frustrante ver lo poco que importa a veces el producto para aquellos que pueden marcar la diferencia con poco esfuerzo. Y sí, lo tengo fácil como paria que no sabía nada de Black Flag antes de las filtraciones y que va una semana tarde con el análisis de Tomb Raider, pero quiero creer —qué coño; estoy bastante seguro de ello— que pensaría lo mismo si viajara más y jugara antes.

    Sobre el problema de la publicidad endogámica y sobre la aparente falta de solución, nada que añadir. Es todo difícil (que no complicado) de cojones.


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