Pensamos que compraríamos aquello
pero ya no es cierto.
Algunas novedades clavadas en el pavimiento
nos llegaron con la información del tiempo.
Al llegar el verano
la misma esperanza expuesta sobre cajas de cartón pintado
persistía o se perdía de vista demasiado pronto.
La complejidad de algunas abstenciones vibró en el aire.
Empezaron a negarse las ofertas entres sí.
Al despertar, cierto pánico se apoderó de quienes habían soñado
con una calle más limpia
y un albergue en las afueras para el fin de los recuerdos.
Para que nos diésemos cuenta
Hicieron falta cientos de reuniones.
Las ramificaciones de este cambio, sin embargo
no fueron reconocidas por quienes pasaban el día
o algunas horas, en el tejado:
no sé si buscando la media distancia-hoy llamada horizonte.
Sí sé, claro, que les hizo daño la comida. Con el calor.
Pero en momento alguno vimos la fiebre de cerca.
En momento alguno, las piedras que uno siempre lleva en el zapato
Nos obligaron a detenernos.
Se pidió que todo el mundo llevara el dinero en la mano.

Roger Colom. “La vida en sociedad”