Libro de notas

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Kliong! por Carlos Acevedo

Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.

Ya nadie baila todo el mundo es DJ (II)

Hola, aquí el menda de los tebeos al aparato. Improvisando una nueva entrega. Algo curioso, sobre todo cuando tengo una entrega sobre un catálogo que me mira muerta de asco por tener que esperar otra semana para salir a la luz. Editada y lista para enviar, oiga.

La última vez que hice esto fue con lo del Manga que tanto revuelo innecesario causó y tantas visitas propinó. Hoy no pretendo repetir eso, pero, ejem, la verdad es que ya tocaba. No tanto por el berrinche, que (creo) está presente en todas y cada una de las entregas que de aquí han salido, sino que por la inmediatez que comporta. Esto, avispado lector, me sirve para levantar la mano y decir que el balance acerca de lo que se dice sobre los tebeos en la lengua de Cervantes me suele salir con los números en rojos. En la superficie, en el ámbito de lo visible y repetido como meme, me resulta de nula valía. Cuando no se trata de copypasteo de notas de prensa, se trata de comentarios ceñidos al hacer de la crítica literaria actual, es decir, a la meramente publicitaria; y cuando algo se sale de esos márgenes, cuando intenta valorizar una obra en un ámbito más amplio, en el de, por ejemplo, su validez como vehículo cultural, se cae en subrayar las palabras de un autor y sus motivaciones. Se cae en evidenciar lo explícito una y mil veces para otorgarle a las solapas un valor que nada tiene que ver con el medio, porque la pervivencia del medio está más allá de las ventas. Así, la ausencia de un aparato teórico coherente que funcione bajo unas directrices concretas se eterniza. Y los esfuerzos, pocos, por valorizar al medio en sí mismo quedan en nada.

La pregunta pasa a ubicarse, entonces, en el rol de la crítica, en el potencial del reseñismo. ¿De verdad ha de reducirse a una simple asesoria al consumidor? ¿A estas alturas? Luego de tanta cultura participativa y tanta hostia… ¿Es posible siquiera llegar a pensar que propósito del análisis de una obra ha de lograr que un volumen X descanse en la estantería de un sujeto Y? ¿Es que todavía no hemos entendido que un consumidor no se equivoca nunca y que la venta de un objeto cultural cuyo valor no es más que contingente ayuda a que se sostenga un aparato de mercado? ¿Tanta tinta, tanto bit y tanta hostia para decirle a un tío que mejor comprar esto o aquello? ¿En serio?

Llego a esta conclusión a partir de la exhaustiva búsqueda de opiniones y contraste de notas sobre dos textos teóricos editados recientemente. Luego de pasearme por cuanta web he encontrado y por cuanto recorte de prensa he conseguido rastrear he dado con la clave. Ha sido como una epifanía. La clave está en asumir estos dos textos teóricos son importantes y necesarios, que son como una especie de oasis, que lo son, y yastá. La labor se sintetiza en dar razones que ya están en el prólogo, lo que invita a pensar que el libro no ha sido leído, y hala: a tirar millas y descorchar cava. ¡Qué encantados de conocernos que estamos, señora! El punto está en que la tradición de la crítica, al menos desde cualquiera de las ciencias humanas, se ha basado en la discusión y en el contraste. En el debate. Algo que no existe, o al menos no en primera línea.

De esta manera, la divulgación de tebeos va construyendo un protocolo de lectura desde una perspectiva sumamente ambigua que ayuda a cualquier cosa menos a intentar establecer un aparato teórico. Algo que, teniendo en cuenta cómo está el patio, considero de segunda necesidad. Porque de existir ese aparato teórico serviría, como hoy sirve el término Novela Gráfica, para generar parcelas que propugnan sus bazas en la exclusión y en borrar con el codo la historia reciente del tebeo, reduciéndola a folklore. Y esto funciona bajo una lógica que intenta elevar la manifestación al grado de, no sé, arte o similar, al tiempo que se carga por puro despecho el valor popular del medio.

Un ejemplo: En más de una ocasión he leído, visto y escuchado que una Novela Gráfica es un tebeo con un marcado acento en lo literario. Lo cual, por supuesto, nos lleva a un punto clave: ¿Qué es lo literario? Y, sobre todo, ¿Por qué sólo lo saben los popes de esto del tebeo? ¿Por qué no se lo han dicho a Harold Bloom? ¡Umberto Eco se podría jubilar! ¡Dadle la respuesta! ¡Dejad que el pobre hombre descanse! Entrar de lleno en un ámbito ajeno, nadie que haya dedicado su vida a la literatura sería capaz de hablar de lo literario con tanta soltura, implica abusar de criterios abstractos por puro afán de respetabilidad. Y perdonen que me repita.

Pero no todo es tan malo.

En un Ranking sobre los mejores blogs sobre Comics, El Blog Ausente está en el tercer lugar. El único de los primeros diez no especializado y que no es de un autor. El único que invita a la reflexión sobre los tebeos desde una perspectiva más amplia, explícita incluso cuando no habla de tebeos. Este hecho, huelga decirlo, debería llenarnos de dicha.

Ustedes (cuatro) saben perfectamente a qué me refiero.

Carlos Acevedo | 07 de septiembre de 2010

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