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Kliong! por Carlos Acevedo

Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.

La elegancia, aunque no cura, amortigua la melancolía

Cuando mi novia y yo decidimos (por problemas personales) que nuestro paseo por el Saló Internacional del Manga no iba a poder ser, corrí como un niño pequeño para hacerme con El libro de Oro de Astérix y Obélix recién editado por Salvat. Es lo que tiene el hecho de que se te caiga un tema: tiendes a recurrir a la fiebre-de-las-efemérides. De hecho, durante las cervezas que nos tomamos luego de pillar el volumen acaricié el tomo, lo olí, lo hojeé fascinado y, lamentablemente, lo leí con absoluta devoción. Uderzo es, lisa y llanamente, un hombre al que no hay que leer. No vale la pena. Al menos no cuando lo comparas con lo que hacía con René Goscinny, con lo que hacia cuando se concentraba en los lápices. Porque, a qué negarlo, lo de Uderzo en solitario es tontería.

Si bien es cierto, el problema tiene que ver con las expectativas, la nostalgia y el completismo, casi todo a partes iguales; la desilusión y el vacío luego de la lectura (ardua) del tomo no deja de ser un factor importante. Me explico: Como casi toda persona de bien que se precie, uno de mis grandes amores de toda la vida, al menos en cuanto se refiere al tebeismo, tiene que ver con las aventuras de esta pareja de Galos y su aldea irreductible. No exagero en lo más mínimo. Lo juro. De hecho, aún cuando álbumes como La Cizaña, El adivino, La Vuelta a la Galia o Astérix y Cleopatra los he leído —otra vez, no exagero— un centenar de veces y, por defecto, me conozco páginas enteras de diálogos completamente de memoria, la relectura de los mismos siempre me resulta satisfactoria, efectiva, divertida e incluso reveladora. Muchas de las cosas que a día de hoy nos resultan un must, como el hype este de lo referencial (quizá el empeño más reprochable del tomo que nos convoca), en Astérix ya está conjugado de la mejor manera. Supongo, vaya, que es porque estaba un genio con los retruecanos de René Goscinny para definir la estructura y los detalles con los cuales una historia debía ser narrado.

Nacidas en las entrañas de Pilote, en octubre de 1959, las aventuras de Astérix y Obélix no han sido, ni más ni menos, que un baluarte de la cultura. De toda la cultura, de la alta y la baja, en el caso de que existan, e incluso llegando al punto de ser parte importante de la cultura que niega a los tebeos. Goscinny y Uderzo, y esto es una cosa que defendería a hostias, son, sin lugar a dudas, un dueto sólo comparable a… a… ninguno. Quizá por eso, por esa incapacidad de compararles, es que la insistencia ridícula del segundo, del que sigue vivo, por mantener a la pareja de Galos y su aldea irreductible sea tan deleznable.

Es que es bochornoso, incluso al momento de desvelar sus intenciones. Les cuento: Al abrir el volumen te encuentras con una misiva de Astérix, en primera persona, en la que agradece que (luego del duelo) Uderzo siguiera con la serie. Con dos cojones. Das vuelta a la página y te encuentras con la hija de Goscinny diciendo lo mismo, supongo que le caeran unos leuros por el intento ridículo de mantener al personaje en el tiempo. Y no sé si soy yo, que no creo que nada tenga que durar eternamente, pero todo esto me suena a simple falta de capacidad para desarrollar otros proyectos, a la pereza que llega con los años y, sobretodo, a un ego de un tamaño exagerado. Mientras años atrás, un Uderzo un poco menos pobre, asumía que a pesar de que juntos tramaban una historia, Goscinny era el que hacia T-O-D-O a día de hoy nos trata de convencer que el hecho de que el siguiera las coordenadas no tiene que ver con el peculiar genio de El Gran Maestro Galo si no que, vaya, tiene que ver con que una vez, en lo que supongo un bar, ambos se sentaron tiraron ideas y sentaron las bases de lo que serían Astérix y Obélix.

Y el volúmen, que recomiendo no leer, termina con Obélix vestido de hip-hopper. En serio. Entonces me asalta una pregunta ¿era necesario actualizar de esa manera? ¿es necesario caer en la obviedad cuando, hace tiempo, fueron capaces de sintetizar procesos sociales más complejos y sin dejar de vivir y vestir como se hacía 50 años antes de Cristo en una irreductible aldea gala?

Supongo que sí, que es una cosa de expectativas y de nostalgia. Es decir, es mi culpa como lector ávido. Pero ya me dirás tú si vale la pena afrontar todas y cada una de las lecturas sin expectativas, porque cuando se cumplen, aish, cuando se cumplen: que uno se siente pequeño otra vez, dispuesto a leer y releer cuatro tebeos mal contados. Especialmente si tienen que ver con una irreductible aldea gala. Y, de hecho, las ganas de darle dos collejas a Uderzo tienen que ver con eso, con hacerlo por los niños.

Carlos Acevedo | 03 de noviembre de 2009

Comentarios

  1. Pindo
    2009-11-03 09:56

    Pues yo creo que es un poco atacar por atacar. No sé si tiene el mismo nivel, pero yo he seguido disfrutando con los últimos Asterix. Si a ti no te gustan pues no los leas y ya.

  2. Alberto
    2009-11-03 10:50

    Pindo, er… es que es una columna sobre cómics. Lo de “si no te gustan pues no los leas” tiene poco sentido. Es como si un crítico de cine pone mal una película en su columna y le dices “pues no la veas”. No, si ya, pero es que la columna va de eso…

  3. Miguel A. Román
    2009-11-03 11:10

    Pues yo estoy bastante de acuerdo con Carlos. Sin merma del reconocimiento a Uderzo, los guiones de Goscinny tenían un alma propia e irrepetible.

    Creo recordar (¡qué coño!, lo recuerdo perfectamente) que La Gran Zanja fue el primer trabajo en solitario y todos quedamos bastante decepcionados con un argumento desmedido y despersonalizado que parecía una parodia de Astérix imitando a Astérix.

    Eso no significa que tras su muerte, el galo no haya tenido algunas páginas buenas, y de hecho la obra de Uderzo fue mejorando con sucesivas entregas, pero nunca superó al personaje original.

  4. Marcos
    2009-11-03 18:56

    Asterix forma parte de mi infancia y juventud. Yo también los leí decenas de veces y me sabía de memoria los diálogos de varios pasajes de todos los libros.

    Muerto Goscinny, leí los primeros volúmenes de Uderzo, y ya lo abandoné, totalmente decepcionado. Entiendo la decisión como una salida económica, pero es casi indigno para la memoria de Goscinny, porque los nuevo lectores entenderán todos como del mismo autor. No quisiera desmerecer la ilustración, me parecen geniales los dibujos, pero me parece tan sencillo como que Asterix hubiese vivido con casi cualquier ilustrador, pero al revés es obvio que no.

    Saludos

  5. Sergio Meza C.
    2009-11-03 21:33

    http://smcarq.blogspot.com/2008/04/astrix-oblix.html

  6. Ana Lorenzo
    2009-11-04 14:17

    Uf, nunca puedo comentar en tu columna, Carlos, porque me siento una ignorante en lo que respecta a los cómics actuales u otros a los que aludes, así que me limito a leer y aprender.
    Esta vez, sin embargo, estoy en mi salsa: yo también defendería que el dúo Goscinny y Uderzo es genial. A mis hijas les he dado todos los de Astérix y Obélix que tengo en español, y los de francés se los he ido traduciendo; no es lo mismo, claro, pero mil veces mejor que las películas animadas o las otras basadas en las historias: es que los comentarios más pequeños o los menores gestos son geniales y te ríes de verdad en los cómics. Creo que me he leído todos y, aunque tengo mis favoritos ( Astérix en Helvecia, Astérix y Cléopatra, La cizaña…), casi no puedo dejar fuera ninguno. Pero pasé de leer los que publicó solo Uderzo. Sin embargo, regalé en casa el de El cielo se le cae encima; qué decepción, cómo se notaba la ausencia de Goscinny.
    Me gusta el artículo y estoy de acuerdo en todo. Excepto en si el último me gusta o no, pero ya he anotado tu opinión y me abstendré de hacerme con él, por supuesto.
    Un beso.

  7. Rosie
    2009-11-04 20:26

    Es que Goscinny era un guionista genial, un humorista de elite que seguramente hoy escribiría los mejores monologos del mundo mundial (dado que hoy para vivir del comic… enfin). Asterix es su serie mas conocida, pero fue guionista de otros geniales personajes. Por ejemplo Lucky Luke (con Morris), Iznogud (con Tabary), Oupa-pah (tambien con Uderzo) y esa joya de la literatura juvenil que son los libros de Le Petit Nicolas (ilustrados por Sempé). En mi (muy personal) opinión hay cuatro autores de la escuela franco-belga a no perderse: Hergé, Goscinny, Franquin y Tillieux.

    La mania de continuar una serie cuando sus autores han muerto es muy comprensible… pero los resultados no suelen ser muy buenos. Quizás la excepción sea Espirú y Fantasio, que ha pasado por muchas manos (ni siquiera Franquin fue su primer dibujante) y que ha mantenido una gran dignidad (al menos cuando se encargan Tome & Janry). En general la simple copia no suele funcionar, aunque sea tentador. Lo ideal es que los nuevos “autores” reorienten el personaje.

    En el caso de Asterix era un pelín difícil por ser tan paradigmàtico. Además Uderzo siendo el dibujante podía continuar con el “look” de la serie, olvidando la necesidad de un buen guión. En realidad la degeneración de Asterix (no puedo llamarlo de otra manera) es un caso de manual sobre los peligros de ahorrarse el sueldo de un buen guionista…

  8. rafa
    2009-11-07 12:17

    Totalmente de acuerdo. Soy un enamorado de las aventuras de Asterix y entiendo que se ha hecho una especie de profanación, o si no tanto, sí al menos un fraude. Y no solo con este último volumen al que te refieres, que no pienso leer, sino desde que, ya fallecido el guionista, el dibujante osó asumir la empresa de continuar con la serie. Tremendo error. Me ocurrió algo curioso: sin percatarme aún del cambio, leía las últimas aventuras y un algo inconsciente, un algo indefinible me decía de manera subliminal que allí fallaba algo, que a las historias les faltaba consistencia, como que no… hasta el punto (¡quién lo iba a decir!) de llegar a arrinconar algún tomo si haberlo terminado. Pronto descubrí el secreto: el guionista no era el auténtico; faltaba la genialidad, esos toques de humor tan brillantes e hilarantes. Faltaba el alma. No hace falta profundizar mucho más. Podrá haber alguna historieta posterior más o menos digna, pero no, no es lo mismo.

  9. Carlos
    2009-11-10 13:00

    Gracias a todos por vuestras vivencias, que ayudan a completar lo que he tratado de enunciar en la entrega.

    y, Ana, que sepas que siempre puedes comentar, aunque no uses el tebeo en cuestión como eje.


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