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El receptor por Jónatan Sark

Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.

Canteos

Señalar el inicio de los éxitos parece limitarse muchas veces a buscar el referente inmediatamente anterior del árbol. Así que cuando aparece una serie como Glee la comparan rápidamente con High School Musical. No digo que sea ilógico, al fin y al cabo en ambas seriestenemos canciones, institutos y —claro— adolescentes interpretando el papel de adolescentes. Novedad tras novedad. En cuanto a las diferencias… decir que es una cuestión de tono es señalar más que marcar. Tres HSM tarde y toda una serie de —redundantemente— series en la parrilla han demostrado que a la audiencia, especialmente a la juvenil, le van las canciones. Que es como descubrir en el siglo XXI las posibilidades comerciales del chocolate.

En cuanto a Glee, es difícil no hablar de lo magnífica que se muestra en casi todos los apartados. La selección musical, las actuaciones, la mala leche de los guiones. Pese a lo cuál no acaba de ser todo lo corrosiva que podría, o quizá es que a estas alturas hacen falta bebés sodomizados para que el término “Transgresor” sea aceptado. Digamos que le han puesto la dentadura de un tiburón a una serie adolescente, teenager o tinajera y sólo queda por saber hasta dónde va a morder.

Dentro de ese aparente salto se esconden varias redes, como la de usar canciones conocidas. Vale, quizá no conocidas para todo el público. Pero es que el público ya no es lo que era. Sit Down, You’re Rockin’ the Boat, del musical Guys & Dolls —ganador de varios Tonys, con sucesivos revivals a ambos lados del atlántico y una versión en película con nada menos que Frank Sinatra y Marlon Brando en los papeles principales— podría ser la menos conocida de las que allí cantaban, y la más que expuesta Rehab, centro de una de las principales escenas. De forma que está más cerca de On connaît la chanson que de Grease —posiblemente el más importante musical tinajero de la historia— o, si preferimos irnos a los referentes televisivos… ¿Recordáis California Dreams? Sí, un grupo de jóvenes estudiantes de instituto con un grupo que soportaron cinco temporadas a mitad de los ’90. El tipo de serie que se recuerda porque una de ellas acabó en Los Vigilantes de la Playa. Ahí tenemos ya al grupo de chavales cantarines entremezclados con tramas tinajeras.

Pero siempre ha habido algo antes, ¿verdad? Por ejemplo, el clarísimo referente de la Patridge Family. Para los que no lo tengan claro: La banda que aparecía por La tribu de los Brady cuando a ellos —también— les dio por cantar. En medio, unas cuantas seres de anime —Fancy Lala por poner un ejemplo claro— y otras cuantas americanas, entre las que destaca, obviamente, Jem, a la que le falta sólo un instituto en su delirante trama para ser el perfecto paradigma.

Por suerte también había movimientos favorables: la inclusión recurrente y habitual de canciones en la animación para adultos —Los Simpson, Padre de Familia y ese South Park que puede llegar a parecer un musical estudiantil del siglo XXI— que facilitaba la transición sobre todo para el público jovenzuelo; porque si quieres
cambios es más fácil empezar de jovencitos, cuando son mayores mejor… dale vampiros. Y, claro, Xena. Vale, Xena + Buffy. Esto es: El Tradicional Capítulo Musical. Empezó Xena, innovadora en tantas cosas y auténtica demostración de serie desprejuiciada y dispuesta a pasárselo bien, pero tuvo que llegar Wheddon para demostrar —una vez más [con sentimiento]— cómo se puede montar todo un capítulo como si fuera Broadway. [Breve inciso: Dr. Horrible’ Sing-a-long Blog demuestra que sigue dándole vueltas a la idea] Y el resultado fue tan espectacular que poco hubo que esperar para que otras series decidieran tener el suyo también, como Scrubs, que ya lo ha tenido, o como Psych y How I Met Your Mother, que no tardarán mucho en crearlo.

Así que, regresando a Glee!, piedra tras piedra, con el éxito de HSM y tras varios intentos de exploit bastante desastrosos —ejemplificando: Britannia High— tenemos a un creativo que pensó: “Esto se puede hacer mejor” sacándose una versión con música y baile de su Popular. Esto es, pasar de Bien Pensado, Mal Hecho a Fetén. Y ahora que lo tienen el siguiente paso es lograr eso mismo en otros campos y sin el recurso de la banda —eso ya lo logró Flight of the Conchords—; a ver lo que les lleva fetenizar CopRock o musicalizar Mujeres Desesperadas.

Jónatan Sark | 21 de septiembre de 2009

Comentarios

  1. Pursewarden
    2009-09-21 13:33

    ¿Llegó usted a ver The singing detective? ¿Cómo es que ninguna serie siguió por ese camino?

  2. Jónatan S.
    2009-09-25 02:29

    De hecho, alguna serie sí siguió por ese camino, y por algún otro camino para-musical —Ahí tienes la mención a CopRock— pero como quedaba muy largo irá en otra columna.

    Singing Detective, que tuvo un pequeño recordatorio con la película, era, precisamente una de las obras claves.

    Eso sí, entre los Emmys y el principio de temporada me temo que tardará un poco en salir.


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