Libro de notas

Edición LdN
el ojo que ve por María José Hernández Lloreda

Se volcarán aquí, cada día 27 de mes, una serie de reflexiones personales —aunque no necesariamente de ideas originales— sobre la mente, la realidad y el conocimiento. La autora es profesora del Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportaminento de la Facultad de Psicología de la UCM. En LdN también escribe Una aguja en un pajar.

Azul celeste

Para Inés

Cuando uno mira un objeto tiene la sensación de algo tan compacto, tan sólido, tan evidente, que cuesta trabajo pensar que no es una representación fiel de la realidad que tenemos ante la vista. Pero cuando uno se acerca desde un modelo científico de la percepción, esta sensación empieza a tambalearse. El punto crítico está en qué puede significar una representación fiel de la realidad. Adoptando una postura estricta, en principio, se me ocurren dos formas de definirla:


  1. Una aproximación extrema consistiría en considerar como una representación fiel aquella que recoja todas y cada una de las variaciones que se produzcan en la realidad y tal y como se producen. Pero, claro, debe haber tantas variaciones ahí afuera que resulta casi imposible concebir un sistema de conocimiento que pudiera elaborar información a partir de todas. Por lo tanto, deben existir sistemas de conocimiento sensibles a diferentes aspectos de la realidad.

    Desde luego, entre los animales existen diferencias tan importantes en sus sistemas perceptivos, que nos permiten intuir que la representación del mundo no es la misma. Por ejemplo, los perros tienen un rango auditivo muy distinto al del hombre, por lo que pueden percibir sonidos que nosotros no.

  2. Una segunda aproximación, una vez que ya hemos renunciado a captar todas y cada una de las variaciones, es considerar que dentro del rango de variaciones con el que vamos a construir nuestro modelo de la realidad nuestro sistema generará una correspondencia biunívoca entre las variaciones que se producen en el mundo físico y las que se producen en nuestras sensaciones. Pues bien, esto tampoco es siempre cierto. Vamos a analizar en detalle este segundo punto para el caso de la percepción del color.

Para cualquier observador humano el color parece formar parte de los objetos de forma indisociable del resto de cualidades. Y así queda reflejado en el lenguaje: el cielo es azul, la hierba es verde, el sol es amarillo y la sangre es roja. Hasta tal punto es así que el color es uno de los últimos conceptos que aprende un niño, lo hace mucho después de adquirir el concepto de forma, como si fuera más difícil abstraer el concepto de color desligándolo del objeto.

Desde el Siglo XVIII se sabe que el color no es exactamente una propiedad del objeto sino una propiedad del sistema visual o, para decirlo mejor, una propiedad de la percepción visual. Por supuesto, se relaciona con alguna característica física del objeto, no es una alucinación. Para poder entenderlo bien vamos ver un poco más detalladamente las partes implicadas.

El estímulo físico

Partiremos de la definición que la Física da del estímulo, aun sabiendo que la definición física ya supone cierto nivel de procesamiento de la realidad.

Lo que tenemos es simplemente un tipo de energía: energía electromagnética con una longitud de onda en un rango aproximado de entre 400nanómetros(nm)y 700nm. Se define como luz porque es el rango de la energía electromagnética a la que el ojo es sensible. Si donde estoy ahora hay energía de 200nm, no la veo, si hay de 500nm, la veo. Es decir, mi sistema visual la capta y mi cerebro genera una sensación. Sólo eso. Pero esto significa que las imágenes que nos formamos del entorno son las producidas por todo aquello que refleja o emite energía entre 400nm y 700nm. Si nuestro sistema fuera sensible a otro rango de energía, nuestra imagen del mundo sería diferente, aunque este seguiría siendo el mismo.



Newton fue el primero en relacionar la descomposición de la luz blanca en rayos de diferentes longitudes de onda con la percepción del color. Propuso que el color del objeto se debía a la capacidad de éste para reflejar en mayor o menor medida un tipo de rayo. Afirmó que los rayos “no estaban coloreados”, es decir, el color no era una propiedad de la luz, aunque tenían la capacidad para producir la sensación de color en la retina.

El sistema visual

El sistema visual dispone de tres mecanismos para señalar el color de un objeto. Tres mecanismos que dan una respuesta diferente en función de la longitud de onda de la energía electromagnética: los conos. De la comparación de las respuestas de estos conos, mediante lo que se denominan los mecanismos oponentes, surge la percepción del color en nuestro cerebro. Pero esta percepción tiene algunas peculiaridades que no se derivan necesariamente de la estructura física del estímulo, sino de la forma en la que funciona el sistema visual. Vamos a ver tres de ellas.

Continuo cualitativo

Una de las cosas que asombra, con respecto a la percepción del color (también ocurre para otros tipos de percepción), es por qué un continuo cuantitativo, donde lo que tenemos son frecuencias de vibración que se van incrementando, el sistema visual lo transforma en un continuo cualitativo. En lugar de generar una sensación que pudiera ser un análogo, es decir, un continuo cuantitativo donde la sensación fuese aumentando a medida que se incrementara la frecuencia de vibración, genera un continuo cuyas diferencias son cualitativas. Si uno observa el arco iris lo que se ve son cambios graduales de matices, que visto a cierta distancia producen una sensación de bloques de colores, aunque no precisamente los 7 que definió Newton, quizá en un intento de comparación con la escala musical.

Esta gama de color tiene cuatro puntos de corte que generan los grandes cambios: azul, verde, amarillo y rojo. Son los matices únicos, los que ningún observador percibe como mezcla de otros. El resto de colores pueden describirse utilizando combinaciones de estos cuatro matices unitarios. Los cuatro matices son sensaciones muy fuertes, como si estuvieran muy arraigadas en el cerebro. Si se piensa un poco es extraño que ante un estímulo de 460nm percibamos azul y sólo porque la frecuencia de vibración de la luz electromagnética pase a ser 570nm la sensación sea amarillo. Dos sensaciones que a nadie le parecen una disminución de la otra; nadie piensa que un amarillo es un azul más débil. Sin embargo 530nm indica mayor frecuencia de vibración que 570nm1.

Colores complementarios

Pero quizá el aspecto más sorprendente del modo peculiar en que se perciben los colores es que existen lo que se denominan colores opuestos o complementarios, es decir, sensaciones que no se pueden tener a la vez. No existe ningún color que pueda describirse como mezcla de verde y rojo, ni de azul y amarillo. Saber qué color es el complementario de otro es muy sencillo. Se mira fijamente el color durante unos 30 segundos, después se mira a una superficie blanca y en el postefecto aparece el color complementario. Y yo creo que esta forma de construir la realidad a partir de mecanismos opuestos, es decir, de dos sensaciones o fenómenos que no pueden darse simultáneamente no debe ser sólo una cualidad de la percepción del color.



Goethe, en su libro Teoría de los colores ya describe este fenómeno:

“Había entrado en el mesón hacia la tarde, y una chica bien parecida, con una tez brillante, pelo negro y una camisa escarlata, también entró en la habitación. La miré atentamente mientras permanecía delante de mí a cierta distancia, medio en sombra. En el momento en que ella se dio la vuelta, vi en la pared blanca que quedó delante de mí, una cara negra rodeada de luz brillante, mientras que en el vestido de la figura que se distinguía perfectamente apareció un bonito verde mar.”

Es la forma en la que se ha implementado en el sistema visual. No se deriva necesariamente de cómo es la realidad, no hay nada en las longitudes de onda de un estímulo físico que impida que se generen las sensaciones de verde y rojo a la vez. Podría diseñarse un sistema que así lo hiciera. Es más, podría haber un sistema que en cierto modo tuviera infinitos resonadores, en lugar de los tres conos, y que, bien generando un continuo cuantitativo o cualitativo, diera lugar a una representación bidireccional de las diferentes longitudes de onda en diferentes sensaciones.

Desde luego, esta forma de procesar la información nos es útil, los objetos de nuestro entorno reflejan o emiten energía en el rango en el que percibimos. Acentuar las diferencias, mediante los colores complementarios, también lo es. No es azaroso que las señales que se han creado artificialmente sean rojas y verdes, para señalar condiciones opuestas (como en los semáforos). Pero no se puede dejar de pensar que existen otras muchas posibilidades también útiles.

Metámeros

El hecho de que no existan infinitos resonadores sino que también de forma increíble generemos todas las percepciones a partir de la comparación de la respuesta de tres mecanismos, hace que existan estímulos que físicamente son diferentes pero que para nuestro sistema perceptivo resultan indistinguibles, se denominan metámeros. Intentar encontrar utilidad a esto resulta un poco más complicado que a otras características de la percepción. En ocasiones son estímulos que físicamente son muy diferentes, pero de alguna forma no deben ser importantes esas diferencias para movernos en nuestro entorno. Podemos verlo como un efecto colateral de la configuración de nuestro sistema.

Por lo tanto, el color es una forma de codificar ciertas variaciones de la realidad, una codificación que comparten todos los sistemas que tienen los mismos mecanismos. Es imposible saber el color si no se tiene en cuenta al observador. Si desaparecen las especies con más de un cono, los colores desaparecerán, sería un concepto que no tendría ningún sentido. Estas tres propiedades, entre otras muchas, hacen que la percepción del mundo que tenemos no sea un reflejo fiel del mundo tal y como lo conceptualiza la Física. Es decir, no existe una correspondencia perfecta entre las variaciones que se detectan y las que el sistema visual es capaz de detectar.

Pero podemos relajar aún más el concepto de reflejo fiel. Puesto que nuestro sistema lo que hace es generar su propio código de conversión de ciertas variaciones de la realidad, sí estamos generando un reflejo fiel, el nuestro, el que comparten todos los seres con un sistema tricromático. Entonces, ¿podemos decir que el cielo es azul? Yo creo que con toda tranquilidad, salvo que usted sea monocromático, lo cual no hace que su reflejo de la realidad sea menos fiel, es solamente distinto.

Y en toda esta reflexión sólo hemos tenido en cuenta la percepción de estímulos aislados, pero ésta nunca se produce así, sino que lo hace dentro de un contexto. Pero esto queda para otro capítulo.


Notas

1 La longitud de onda se relaciona de forma inversa con la frecuencia, por lo que mayor longitud de onda indica menor frecuencia.

María José Hernández Lloreda | 27 de enero de 2008

Comentarios

  1. Marcos
    2008-01-27 11:45

    Denso y estupendo. A mí me apasiona especialmente todo lo que tenga que ver con la percepción de la realidad, así que comprenderás que me guste el artículo. Pero como mi nivel científico es, año arriba año abajo, como el de un niño de 6 años, me voy a fijar en un aspecto en cierto modo lateral: dices al final que un monocromático no percibe el azul del cielo, pero que eso no significa que su percepción sea menos fiel, sino distinto. Discrepo, y seguramente podrás convencerme de que estoy equivocado: si existe la posibilidad de percibir, digamos, 1 millón de colores distintos, aquellos seres que perciban la mitad tendrán una versión más fiel a la realidad que aquellos que sólo perciban un tercio. Me suena un poco al asunto de los “distintamente válidos”; no, por desgracia, si te falta una pierna eres menos válido (en asuntos piernísticos, claro) que el que tiene dos.

    Saludos

  2. María José
    2008-01-27 13:44

    Marcos, en realidad mantengo la misma postura que en el primer artículo. Es un poco difícil de explicar, pero en esencia mi idea es que la realidad y la definición de la realidad son cosas distintas. La realidad es lo que hay ahí fuera, la definición siempre es cómo un sistema de conocimiento codifica y da forma a esto. Ser sensible a las diferentes longitudes de onda es una posibilidad, pero hacerse una representación sin tenerlas en cuenta también. Hay animales no generan colores y, por eso, no creo que su representación sea menos fiel. Los murciélagos perciben mediante un mecanismo que es una especie de radar y no creo que sus representaciones y las nuestras sean parecidas, por ejemplo, me pregunto si se de esta manera uno puede generar una representación que fuera un triángulo.

    Si se es monocromático se pueden percibir algunos aspectos diferentes, como el ejemplo de la alfombra que puse en mi primer artículo. La idea es que diferentes sistemas dan lugar a diferentes representaciones. Claro, siguiendo tu metáfora, en la interpretación humana de las longitudes de onda como color es inútil, pero es que esa representación es sólo una de las posibles, la nuestra. Si todos los hombres fuéramos monocromáticos este debate no tendría ni sentido.

    Otra cosas muy diferente es que un sujeto que tiene un sistema preparado para procesar la información de una manera determinada, sufra una “avería”, porque en este caso no puede captar la información que necesita para generar su representación, como pasa en casos de alteraciones neurológicas. Pero un ciego de nacimiento tiene una representación de la realidad que es válida. Ahora bien, el cerebro humano no está construido para poder desenvolverse con este tipo de información, por eso tienen problemas, pero hay animales que sí.

    Yo siempre digo que me encantaría tener cuatro o cinco conos, pero nunca he pensado que eso me diera un conocimiento más preciso de la realidad, sino que me permitiría muchas más sensaciones de color y a mí el color me produce mucho placer, por lo tanto, lo veo más como un placer sensorial que como otra cosa.

    Pero veo que tú sigues pensando que la definición válida de reflejo fiel es la primera.

  3. Marcos
    2008-01-27 14:01

    No, creo que entiendo lo que defiendes y creo además que estoy de acuerdo… pero no totalmente porque sigo pensando que, tendrá una visión más fiel de la realidad aquel ser que tenga mayor instrumentos para captarla, independientemente de que ese ser sea el humano o no. Es obvio que un murciélago no tiene una visión de la realidad mejor ni peor que un humano por el hecho de tener un instrumento distinto, pero si surge un murciélago que además del radar “vea” pues capatará más fielmente el entorno (siempre, claro, que su cerebro le permita procesarlo).

    Y de todas formas, cada especie tiene un modo distinto de afrontar la realidad, pero los individuos que configuran una especie tienen el mismo modo (en términos generales) de afrontarla: así, si uno de los individuos carece de uno o varios instrumentos generales a su especie, percibe la realidad de un modo menos fiel, hablando siempre desde un punto de vista “natural”, no social. Por eso cuando un león pierde el uso de una pata muere irremisiblemente.

    Saludos

  4. María José
    2008-01-27 15:25

    Marcos, pero yo planteo sólo si es “un reflejo fiel”. Claro que puede obtenerse más reflejos cuando se tienen más instrumentos, el hombre lo hace con ayuda de la ciencia y la técnica, pero eso, a mi modo de ver, no hace menos válida la impresión de nuestros sentidos “naturales”, es distinta. Esta era un poco la idea del artículo. Y depende para qué cosas es más útil una u otra.

    Pero es que en el caso de la percepción del color, por eso hablo de este tema y no de otro, no hay ningún problema si se es monocromático o dicromático. Y lo curioso es que la percepción que se genera no es siempre un subconjunto de la otra, es distinta. Un sujeto dicromático puede no enterarse nunca de que lo es, salvo que lo evalúen o se lo hagan notar los demás.

    La putada es que los sistemas de señales artificiales los hemos generado son justamente con rojo y verde, dos estímulos con los que tienen problemas la mayoría de los dicromáticos. Así que no pueden ser pilotos. Y por qué hemos utilizado el rojo y el verde, pues porque para la mayoría de los seres humanos estos colores contrastan mucho.

  5. Cayetano
    2008-01-27 20:14

    Estoy disfrutando con esta sección, gracias por la generosidad al ofrecerla aquí. Si bien parte de lo que expones ya lo conocía, me parece muy interesante el enfoque que le das, me hace pensar bastante.

    Imagino que en algún punto de esos artículos leeremos sobre la asociación entre colores y emociones, algo que según algunos autores se aprende. En este sentido, el texto me ha hecho recordar una película que me impactó mucho en su momento: Sonata de otoño , entre otras cosas por el uso que hacía del color para dar énfasis a ciertas situaciones. Tengo que añadir que la ví varias veces por placer y para poder “descubrir el truco” ;)

  6. José María
    2008-01-27 20:40

    Partiendo de la base indiscutible que el cerebro, con todas sus funciones, es una máquina virtualizadora de la realidad, el planteamiento de Marcos sería extremista. Efectivamente, un ser que pudiera distinguir millones de colores distinguiría más matices de la realidad, ¿pero le sería práctico? Imagínate un ser que además de ese formidable sistema visual poseyera un sistema auditivo del mismo calibre, capaz de percibir las frecuencias desde 4 herzios (como dicen de algunas ballenas) hasta los 75 kiloherzios o más, como las cucarachas y otros bichos…podríamos seguir ampliando facultades de percepción, como un formidable sistema olfativo, gustativo, capacidad de distinguir por el tacto desde los estímulos más nimios, etc. Obtendríamos un ser vivo que debería disponer de un sistema neuronal muy poderoso, pero eso conllevaría un gasto energético enorme, y su capacidad de supervivencia, respecto de la de otros animales más mermados y más especializados, sería menor. Y tan menor que realmente la evolución no ha creado ningún ser tan superdotado. Por algo será.

    El ser humano aspira a tener las facultades de ese ser idealizado, y no siendo realmente tal ser, porque sólo es un producto de la evolución, se plantea la realidad del mundo como si su perspectiva natural pudiera ser el referente universal del conocimiento absoluto. Y no, claro que no lo es. Aunque con ayuda de la ciencia y de los aparatos que la inteligencia humana construye se está alcanzando poco a poco ese conocimiento idealizado del mundo. Y más que se logrará.

  7. lene
    2008-01-27 22:14

    “No existe ningún color que pueda describirse como mezcla de verde y rojo, ni de azul y amarillo”

    Bueno… la mezcla de azul y amarillo es… Verde.

    Muy interesante la entrada.

  8. María José
    2008-01-28 00:53

    José María, aunque estoy de acuerdo con tu planteamiento, sin embargo a mí siempre me gusta pensar que no podemos imaginar lo que no podemos imaginar. Por eso pienso que sí sería posible un sistema de conocimiento que fuera capaz de procesar toda esa información y utilizarla de forma útil. El problema es que si tomamos como referente los seres biológicos que conocemos se produce lo que tú dices, pero seguro que podría ser de otra manera.

    lene, quizá no me he explicado bien, o he dado por conocido un hecho que no lo es. No existe ningún color que se perciba conteniendo simultáneamente los matices azul-amarillo o rojo-verde. No existe ningún color que se perciba como azul-amarillento, amarillo-azulado, rojo-verdoso y verde-rojizo. Sí existen colores que se perciben como azul-verdoso, verde-azulado, azul-rojizo, rojo-azulado, amarillo-rojizo, rojo-amarillento, amarillo-verdoso, verde-amarillento. Precisamente por eso la mezcla de pigmentos azul y amarillo (para la mezcla de luces esto no se cumple) se ve como verde, que nadie percibe como azul amarillento. Sin embaro, si mezclas rojo y amarillo se obtiene naranja, que es rojo-amarillento.

  9. Francisco
    2008-01-28 00:55

    Que interesante articulo.

  10. José María
    2008-01-28 01:40

    María José, que no haya seres biológicos “tutiperceptivos” no implica que los haya no biológicos… salvo que habría que delimitar en ese caso qué cantidad de información sería capaz de detectar un ser semejante.

    Me explico, una determinada banda de frecuencia del espectro electromagnético puede contener información de muchas formas, desde las líneas de Fraunhofer que denuncian el material causante de la radiación, hasta, ya puestos a ser perceptivos, vayamos más allá del color y supongamos que en esa banda se dan fluctuaciones en el tiempo que codifican información codificada de alguna forma, como por ejemplo la señal de radiofrecuencia que llega a las antenas de nuestros televisores. Según la codificación, una banda puede albergar varios canales de información de naturaleza y propósitos diferentes (imágenes, sonido, internet, transmisión de ficheros) , y la cantidad de información transmisible podría ser tan gigantesca que sobrepasare la capacidad del ser que la percibe…no sé si me he salido del tema, pero con esto pretendo demostrar que la realidad puede tener y mostrar un número cuasiinfinito de facetas en un solo acontecimiento, por lo que no se podría construir un dispositivo capaz de aprehenderlas todas. Los seres vivos (o el mecanismo de la evolución) son muy listos: sólo aspira a aprehender aquellas facetas que sirven al propósito de la supervivencia.

  11. María José
    2008-01-28 02:21

    José María, ese es justamente el planteamiento de mi artículo. Pero esta forma de concebir las cosas es propia del ser humano, al final somos humanos y nuestro acercamiento a la realidad depende de nuestro sistema de conocimiento. En ese sentido es en el que no me gusta mucho decir “no se podrá”. No lo sé, podría existir y nosotros ni enterarnos. Pero eso es sólo una elucubración que sí se sale más de mi línea argumental.

  12. Ana Lorenzo
    2008-01-28 11:19

    María José, me ha encantado el artículo, como todos los que traes aquí. Además, suscitan debates sobre temas varios.
    El descubrimiento del color como una percepción nuestra, cuando uno es niño, es una sorpresa, al menos lo fue para mí. Recuerdo que me pasaba horas mirando cómo la piedra blanca y reluciente de la piscina iba cambiando de tonalidad según iba cayendo el sol, o cómo el color del agua pasaba de azul celeste (:-)) a azul grisáceo y terminaba siendo casi negra; hasta la hierba y las flores eran motivo de observación. También recuerdo lo harta que estaba mi madre de los ataques de mi hermano pequeño y yo: entonces, ¿las cosas son como son de día o como son de noche? Las flores que abren de noche, ¿por qué tienen colores? Etcétera.
    Un ser superdotado en los sentidos… (Caray, a lo peor moriría de sobreestimulación, o se paralizaría) Supongo que, como ha dicho José María, tendría que tener un cerebro y un sistema neuronal tremendo, y aun así, a la larga, terminaría por atrofiar algunos para «ahorrar energía», poder reducir todo ese gasto que le conllevaría. Atrofiaría todo lo que no le fuera relevante. Por ejemplo, el murciélago de Marcos, que usa radar y ve, o evoluciona a una nueva especie diurna y termina por atrofiar su radar, o termina por ser una anomalía y vuelve al uso solo del radar si sigue siendo un animal nocturno: radar y vista sería mucho más lento que una de las dos opciones, a no ser que se pudiese desactivar a gusto del consumidor (hoy salgo al atardecer, desactivo radar; hoy ya anochecido, desctivo vista ;-)).
    Un beso.

  13. Alexfighter
    2008-01-28 19:00

    No estoy de acuerdo en lo que dijo Marcos de “a mayor cantidad de intrumentos – o mayor capacidad de percepción para cosas diferentes – mejor perepción de la realidad”. Eso es sí siempre y cuando esos instrumentos estén bien calibrados.
    Lo cual no sabemos ni podemos saber porque sólo vemos la realidad como la percibimos pero no sabemos cómo es.
    Por supuesto, es ilógico pensar que un montón de seres (y seres diferentes) hayan evolucionado y perdurado todos con instrumentos mal calibrados pero, ¿realmente lo sabemos?

  14. Luis Enrique
    2008-01-29 16:20

    Por aprender qué son los colores pago el precio de olvidar qué es el cielo…


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