Libro de notas

Edición LdN
El detective del País Borroso por Francisco Serrano

En el último estante de una librería de viejo se encontraron siete cuadernos de tapas rojas escritos a mano, acompañados de notas, extrañas láminas, recortes de periódicos desconocidos y esbozos de artefactos imposibles. El manuscrito narra las peripecias de un detective privado en un mundo sin duda diferente al nuestro, poblado de monstruos y eventos fantásticos. Francisco Serrano se ha arrogado la tarea de dar forma y sentido a estas memorias en “El detective del País Borroso” y Mireia Pérez a ilustrarlas ocasionalmente.

Hongo: Parte Tercera

No puedo compartir el secreto del viaje contigo, dijo Devries. Todavía no, es demasiado complicado y demasiado terrible y al mismo tiempo irrelevante para nuestra historia. Lo que importa es que tras años de investigación, de intuiciones y pistas contradictorias, ensayos fallidos y callejones sin salida, llegué al conocimiento último que permite el traslado entre universos. Hice tres viajes por estas Tierras del Sueño, a las que debemos buscar otro nombre, pues no son sueños en absoluto. A Alia, mi pobre niña, le dije que viajaba al extranjero por motivos académicos. Alquilé una habitación en un hotel del centro, pagué un mes por adelantado y di orden de que no se me molestase en ningún caso. Dispuse las cosas para el ritual, realicé los complicados dibujos de sellos y glifos necesarios en el suelo, con harina y tizas, una especie de coordenadas que me habían sido reveladas para llegar a un lugar seguro, y mediante el secreto que no puedo compartir viajé, sin más, me trasladé con los objetos que había decidido llevar, de manera física, palpable, innegable, a otra realidad. Las cosas al otro lado son parecidas, hay seres humanos y países y ciudades, aunque todo está bajo el gobierno del mismo rey que no es en absoluto humano, pero en una versión más antigua, vetusta, agotada en cierta forma. Pero también muy poderosa, pues jamás se han separado, como sucedió aquí, las dos facetas del mundo. Una fuerza oscura lo recorre todo y suceden día a día lo que aquí llamaríamos milagros, pura magia, maravillas… Aunque también el horror es constante, sobre todo en la ciudad a la que me llevaron las coordenadas de mis glifos y sellos. Un sitio terrible, en verdad, lleno de monstruos y fugitivos, pero perfecto para alguien como yo, para cualquiera que sea un intruso e intente pasar desapercibido. El río que recorre esa ciudad es navegable y tomé un vapor para remontarlo. Vi muchas cosas en aquel primer viaje, a lo largo del mes que me permití, recorrí países extraños llenos de gente extraña, y, esto es curioso, rara vez tuve problemas para comunicarme pues todos sus dialectos parecen estar emparentados con nuestras lenguas romances, en algunos casos indistinguibles del latín más vulgar. He tenido tiempo de escribir una monografía al respecto, quizá te interese. Después te la haré llegar. En este primer viaje fui siempre hacia el este hasta llegar a la cordillera volcánica, en cuyas laderas han sido esculpidos rostros gigantescos similares a los moáis de la isla de Pascua, que anuncia la meseta de Leng y el país de los lotófagos y los adoradores de la muerte. No me atreví a ir más lejos en esa ocasión. Recalé en un pequeño poblado de barro y roca volcánica donde ofrecí la cebra que me había llevado hasta allí como sacrificio a los dioses del lugar y después alquilé una habitación en la única posada. Allí, contemplando de vez en cuando los rostros de los gigantes de roca que podía ver por la ventana, preparé de nuevo el ritual para mi vuelta. Tuve que usar coordenadas diferentes, otros sellos y otros glifos, que no me devolvieron al hotel del que había partido sino a una habitación miserable en el extrarradio de la ciudad. Hay muchos lugares así puesto que no se puede viajar a voluntad, sólo a coordenadas seguras. Otro fenómeno curioso, descubrí, es la desincronización entre universos. Mientras que había pasado casi un mes en estas tierras ajenas, en nuestro mundo apenas habían transcurrido dos semanas. Sospecho que esto puede modificarse mediante la elaboración de sellos más sofisticados, hasta lograr una sincronización total o quizá todo lo contrario… También estoy trabajando en las ecuaciones que lo permitan. Como ya habrás sospechado los sellos y los glifos no son más que matemáticas muy avanzadas, terroríficamente avanzadas de hecho, enmascaradas como magia y ritual. Dediqué mi segundo viaje, más largo, a la obtención de coordenadas diversas, lugares a los que podría viajar directamente, más amables que esa ciudad gris y pesadillesca llena de asesinos. Oh, qué maravillas contemplé esta vez. Viajé hacia el sur, donde el gobierno del dios loco se debilita, más por desinterés y lejanía que por auténtica debilidad, y vi las ciudades blancas y rojas de las que han hablado soñadores como Carter o Dunsany, abandonadas y malditas o florecientes y populosas, en mi camino hacia el país del Yann… Viví muchos peligros en este segundo viaje, sí, muchos más que en el primero, que recuerdo sin embargo mucho más siniestro. Hubo junglas y bestias y piratas y salvajes antropófagos y cazadores de cabelleras, emboscadas de lanzas y flechas envenenadas, desiertos interminables, tormentas en alta mar… Y una exuberancia y una vitalidad como no sentía desde mi juventud. Quizá fruto de los vinos del sur, no te lo negaré, tan delicados y sedosos como jamás han existido en esta tierra… Fue este viaje el que me condenó. Ahora puedo verlo. Sobreviví a tales aventuras que pensé que nada podía abatirme en la Tierra de los Sueños. Por eso decidí volver a la cordillera de los volcanes en mi tercer viaje y hacer lo que nadie en su sano juicio haría. Desoír el consejo silente de los gigantes esculpidos y dirigirme hacia las mil veces maldita meseta de Leng.

Francisco Serrano | 07 de abril de 2012

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Gul: Parte Cuarta [21/03/13]
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Gul: Parte Tercera [07/03/13]
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Gul: Parte Segunda [21/02/13]
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Gul: Parte Primera [07/02/13]
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Hongo: Parte Octava [07/07/12]
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Hongo: Parte Sexta [07/06/12]

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