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¡Cuánta Maldad! por Juan Porras

Si una casa es una maquina de habitar, la sociedad es un trasto de dar por culo. Juan Porras estudió arquitectura y ha vendido miedo por teléfono. Ahora sobrevive como comercial de fortuna. Si tiene usted algún problema y si lo encuentra, quizás pueda contratarlo.

Anarcocapitalismo: manual de uso y disfrute

Anda, chaval, deja eso y ven que te cuente una historia. Una historia sobre un país mágico donde se respira verdadera libertad, donde cualquiera puede llegar a lo más alto en virtud a su propio esfuerzo y donde no hay reyes ni amos, solo hombres iguales los unos a los otros.

“Sr.Ruiperez ¿otra vez va a contarme lo de sus vacaciones en Arizona? Incorpórese, por favor”

¿Qué…? No, coño, no… te voy a hablar del Anarcocapitalismo. A ver ¿A ti te gusta tu trabajo?

“Pues depende del día. Abra la boca…”

Aaaah… ¿Y por qué no lo dejas? Yo te diré por qué; porque las condiciones creadas por el estado han corrompido el libre funcionamiento del mercado, devaluando tu trabajo, no permitiéndote ahorrar por un lado y por el otro poniendo barreras intolerables en aras de derechos inexistentes que limitan la capacidad del empresario para crear nuevos empleos. No dejas tu trabajo porque temes no encontrar otro y no puedes ahorrar como para montar tu propia empresa. Sin estado cobrarías lo que merecieses y si te pareciese poco siempre podrías buscarte otro empleo porque abundarían.

“No sé yo como de estudiadas tiene usted las leyes de oferta y demanda, Sr.Ruiperez…”

Verás, el estado siempre ha sido una estructura de opresión y desequilibrio. Utiliza la fuerza y nos roba mediante los impuestos. Y lo que es peor, su mera existencia distorsiona lo que debería ser un libre intercambio de bienes y esfuerzos entre iguales. Y cuanto más bienintencionado y supuestamente benévolo es un estado… ¡peor! Aparecen nuevos derechos y libertades que regular y proteger a izquierda y derecha, interfiriendo en la única y suprema libertad y derecho con el que nacemos: la propiedad.

“Espere, mueva el brazo así… ¿está diciendo que no tenemos derecho a la vida o a expresarnos, solo a poseer cosas?”

¡Pero es que todo derecho emana del de la propiedad! Tú y yo nacemos siendo propietarios de nuestro cuerpo, luego cualquier agresión hacia el vulnera nuestro derecho. Y sin estado ¿Quién va a impedirte decir lo que te parezca? Todo derecho es propiedad y el único delito es el robo. Robo de tus bienes, por supuesto pero ¿qué es la esclavitud sino el robo de tu esfuerzo? ¿Qué es la violación sino un uso fraudulento y no consensuado de tu cuerpo? Y todo aquello que no afecta a otros o a sus propiedades, que se ciñe a lo personal o al voluntario intercambio entre individuos… ¡No puede ser delito!

“Suena bien, desde luego se acabaría con la persecución de las drogas… pero para todo lo demás sigue haciendo falta el estado, al menos para mantener policías y jueces que garanticen dicho derecho a la propiedad… Póngase de lado Sr.Ruiperez”

¡Eso es una mariconada que se llama minarquismo , botarate! Se empieza manteniendo a jueces y policías y se termina donde se empezó, teniendo que pedirles permiso para todo y viéndoles gastar el dinero que te roban en tonterías. Una sociedad de hombres libres es muy capaz de castigar a quien atenta contra el derecho a la propiedad ajena. De entrada están las armas. Nadie es realmente libre si no es capaz de defenderse. El germen del cáncer que es el estado son aquellos que por indolencia o mal entendidos escrúpulos rehúsan a defenderse a sí mismos y los suyos, pidiéndole a la sociedad que lo haga por ellos mediante cuerpos armados. Lo siguiente es exigir que los que no han abandonado dicha responsabilidad dejen sus armas. ¡Una tiranía! Si tratas de robar a un hombre armado… ¡PUM! tiro en la cara.

“Volvió usted muy raro de Arizona Sr.Ruiperez…”

Calla, maricón. Lo que pasa es que no has abierto los ojos, como yo. Llevas la servidumbre dentro. No digo que haya que ir matando a tiros a todos los parásitos, una sociedad libre tiene métodos para librarse de quienes sobran sin recurrir a la violencia. Bueno, tiene UN método; el ostracismo. Si nadie intercambia propiedades ni servicios con el infractor este es efectivamente desterrado de la sociedad hasta que el perjudicado considere que ha reparado su falta. O para siempre. ¿Destruyes o robas bienes ajenos? Ostracismo. ¿Agredes a alguien? Ostracismo… Y si su familia decide concederle cuartelillo, ostracismo a ellos también.

“Deje de mover los brazos un momento, que así no puedo… ¿entonces una sola pena, la misma, para robar un coche que para matar a alguien?”

Bueno, si… pero todo tiene sentido. Verás, si alguien ha sido rechazado por la sociedad lo que le ocurra ya no importa y los afectados pueden cobrarse la venganza que estimen oportuna. La justicia siempre encuentra su camino…

“Ya, pero es que según usted si estás ostracizad… ostriz… como se diga, te pueden hacer lo que quieran, incluso si tu delito solo ha sido el robo”

Bueno, no te pongas melodramático que la gente es de natural buena y no irían matando ladronzuelos, aunque tampoco está de más que estos lo teman. Siempre pueden ponerse al servicio del perjudicado por su crimen y trabajar hasta que la deuda esté satisfecha. Y digo deudores porque toda deuda no satisfecha es, en esencia, robo.

“Usted de Sumeria no ha escuchado hablar ¿no Sr.Ruiperez?”

Eso está por Murcia ¿verdad? En cualquier caso seguro que vas viendo como esto no tiene más que ventajas. Seguro que los criminales prefieren trabajar al servicio de un honrado y productivo ciud… caballero que pudrirse en una cárcel. Como sociedad es un desperdicio tener a tantas manos ociosas y bocas alimentadas.

“¿Y la educación?”

¿A qué te refieres? La educación de los hijos de cada uno que se la pague cada cual o se la dé en casa, como se hacía antes. Sin injerencias de un estado que adoctrine e inculque opiniones que pueden ser contrarias a las de los padres. Y madres, claro.

“Me refiero a la educación de los hijos de los que por crimen o deudas ahora sirven a otro ¿a esos quién los educa? …puede volverse a tumbar”

Bueno, habría que ver si a esos tienen que dejarles tener hijos. Y si los tienen pues no sé, supongo que un buen patrón les educaría para algo útil, algo que les permita devolver con trabajo la manutención que sus padres no les han podido dar. Al fin y al cabo en una sociedad anarcocapitalista la gente se movería solo por propio beneficio y al final todo encontraría su lugar. La gente de bien no atentaría contra la propiedad ajena y los demás terminarían trabajando para ellos, que como son gente de bien se ocuparían de que tuviesen lo necesario. Pero no más, que al fin y al cabo no habrían aún devuelto su deuda.

“Ajá. Es muy interesante esto que me cuenta. La cuña vuelve a estar vacía ¿Cuanto hace que no va de vientre?”

No sé, cuatro o cinco días… quizás seis.

“Eso me figuraba. Pues va a haber que hacerle un enema, Sr. Ruiperez, está usted lleno de mierda”

Juan Porras | 29 de julio de 2013

Comentarios

  1. SN
    2013-07-29 15:01

    Anarcocapitalistas, nacionalbolcheviques; anarcojuancarlistas todos. Hay que ver el gusto por el exotismo político que se ha desarrollado con internet y la “decadencia de Occiqué”.


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