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Causas justas por Camilo de Ory

Camilo de Ory necesita dinero. Cada lunes, en la sección Causas justas de Libro de Notas, lanza al aire una serie de pensamientos tan erráticos como su visión del mundo y tan breves como su jornada de trabajo. Animamos a los lectores a entrar al trapo y crear a pie de página un bullicioso foro de debate en el que cualquier conducta antisocial tendrá, que nadie lo dude, su justa recompensa.

Por un Madagascar moral (VI)

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El que la tentación viviera arriba proporcionaba a Tom Ewell una magnífica coartada para cerrarle la boca a su conciencia, pues su glorioso descenso moral era fácilmente enmascarable con un ascenso real. Aun así, los guionistas de Hollywood, que sabían distinguir entre lo terrenal y lo metafísico, no le brindaron la oportunidad de trasladar sus dudas éticas a Marilyn.

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Casanova al teléfono: antes de que pueda hablar le digo que la realización del deseo es la peor enemiga de éste, ya que lo destruye. Él me pide algo de dinero y me pregunta si considero que el deseo es la meta o pienso como él y el resto de los hombres sensatos que es sólo la bota que te espolea por el camino.

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Todas las actividades absurdas, salvo tal vez ciertos deportes excesivamente pacíficos y reglados, tienen lo que podríamos definir como el encanto de la risa del loco plácido: ocurre sin ninguna duda con las artes, con la filosofía y, al margen de la breve satisfacción física que la antecede, con la procreación.

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Si la obra del hombre en cuanto artista es por necesidad perecedera, su huella en cuanto hombre sí puede aspirar a trascender las épocas y borrarse sólo con la caída de la civilización. Así, los actos del santo o el criminal de guerra tienen más valor humano que los del músico o el literato, por más que el paciente trabajo de estos pueda inspirar gestos nobles o dementes atrocidades.

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Si el perfecto canalla obra por acción, el santo lo hace por omisión. La virtud del hombre bueno estriba en reprimir lo que hay en él de hombre.

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Pese a la aristocrática presencia de la reina, vemos en la colmena la más perfecta organización de corte socialista. Sin embargo no hay en ello ningún mérito, pues no tiene la abeja maldad ni ambiciones que olvidar. Un hombre con psique de abeja se adaptaría a la perfección a cualquier forma de ordenación social, pero perecería al clavar al buen tuntún su único aguijón en el caso de que sobreviniera el caos.

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Los antiguos griegos, ese modelo de civilización, se horrorizarían al ver que no sodomizamos a los niños y dejamos sindicarse a los esclavos.

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Los griegos, como las vedetes y las vicetiples, gustaban de enseñar las piernas, solían frecuentar los teatros y eran dados al metódico desorden carnal.

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¿Cómo sentirme hijo de un país que no conozco? ¿Cómo querer ser hijo de una tierra que conozco a la perfección?

60

El soldado es un hombre superior que ha logrado obviar el engorroso trámite de pensar por sí mismo. Su osadía, como la de todos los que alzan la cabeza por encima de las masas, es con frecuencia castigada con la muerte.

Camilo de Ory | 10 de agosto de 2009

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