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Cartas desde Italia por V.V.A.A.

Cartas desde… es un intento por recuperar el espíritu de las corresponsalías epistolares de la prensa decimonónica, más subjetiva, más literaria, y que muestre una visión distinta y alternativa a la oficial de Agencias.

Elecciones en Italia (1): El cuerpo de los italianos

Alberto Haj-Saleh

El fin de semana de las elecciones generales en Italia ha superado con creces cualquier guión de película de Hitchcock. Hemos tenido de todo, euforia, intriga, suspense, traiciones, tensión, final in extremis… por tener, hemos tenido hasta película de gangsters, con la detención del capo mafioso, el numero uno de la Cosa Nostra siciliana, Bernardo Provenzano (pequeño inciso: ha sido muy espectacular ver como en mitad de una vorágine de informaciones de todo tipo sobre las elecciones, esta detención eclipsó a todo lo demás. Durante varias horas la primera plana de los diarios en sus ediciones digitales no fueron las elecciones… en pleno recuento).

Con todos estos ingredientes cinematográficos, a la espera de conclusiones más pensadas y analizadas, solo puedo acudir a reflexiones “a pelle”, es decir, a como se le ha quedado el cuerpo a los italianos después del thriller de los últimos días.

  1. Las empresas de sondeos a pie de urna han patinado escandalosamente, tanto es así que a eso de las cuatro de la tarde del lunes la izquierda estaba convencida de haber obtenido una victoria fácil.
  2. Los votantes de izquierda han sufrido una decepción enorme, suavizada por la victoria final “in extremis” en el senado gracias al voto emigrante. Pero las espectativas señalaban hacia una diferencia de votos del 60% contra el 40%. Sí, L’unione ha ganado en las dos cámaras, pero a nadie se le escapa que la victoria ha sido completamente circunstancial. La balanza podría haberse inclinado hacia ambos lados, y de hecho durante gran parte del lunes estuvo más en el lado de la Casa de la Libertad que en el de la coalición de izquierda. Virgencita que me quede como estoy, ese es el pensamiento final de la izquierda después del recuento final.
  3. El presumible plebiscito a Berlusconi lo ha ganado il cavaliere. Gran parte de la campaña de Romano Prodi se ha basado en que los italianos no podían permitir ni un segundo más al dueño de Mediaset en el poder. “Italia quiere expulsarlo de la presidencia”, ese era el mensaje. La respuesta (por muy inexplicable que pueda resultar para muchos) ha sido que la premisa de Prodi era equivocada. Forza Italia ha sido el partido más votado de Italia. Eso es un hecho.
  4. Las posibles explicaciones a la exigua victoria de la coalición de izquierda hacen aguas. La participación ha sido francamente alta, más del 80 por ciento, así que el absentismo electoral queda descartado. Por otra parte hay quien apunta al cambio de sistema electoral introducido por Berlusconi meses antes de las elecciones buscando el propio beneficio. Se ha pasado en el Senado de considerar los votos de toda Italia a candidaturas personales a considerar votos proporcionales según las regiones y en candidaturas grupales. Se ha implantado el “premio a la mayoría” en el Congreso, donde la coalición que venece obtiene escaños de “premio” hasta llegar a la mayoría absoluta. También se han aceptado por primera vez en la historia los votos de italianos en el extranjero, pero creando distritos electorales específicos para ellos. Paradójicamente el tiro le ha salido por la culata al (ex) presidente italiano, ya que ha sido ese voto emigrante el que le ha quitado el senado, y el premio a la mayoría ha dado la presidencia del Consejo a Prodi. Por lo tanto no se puede culpar al sistema electoral de los resultados. La realidad es clara, aunque sea más preocupante: Italia se divide en dos, políticamente hablando.
  5. En el año 1996 Romano Prodi fue presidente de Italia sostenido por un acuerdo electoral endeble de todos los partidos de izquierda. En el año 1998 el Partido Comunista de Bertinotti rechazó apoyar al gobierno del Olivo y Berlusconi aprovechó el momento para hacerse con el poder. Ocho años después la situación en coalición es la misma, pero con la diferencia de que, tras las primarias de la izquierda, sí hay un programa común consensuado. Esta vez el problema no parece que vaya a venir desde el Partido Comunista.
  6. Berlusconi está cometiendo el error de agarrarse a un clavo ardiendo: la revisión de los votos, el no llamar a Prodi para felicitarle, el no reconocer públicamente la derrota, el ofrecer una coalición general “a la alemana”... cuando parecía que la victoria se inclinaba hacia el lado de la CdL Berlusconi salió a los medios pidiendo a la izquierda “que aceptara los resultados”. Un día después él no los acepta, cosa que si han hecho otros líderes conservadores como Gianfranco Fini e incluso Buttiglione, ultraconservador. Este último ha declarado: “La coalición general sirve cuando no hay gobernabilidad. Ahora la hay, L’unione ha ganado las elecciones. Gobierne señor Prodi, nosotros haremos una dura oposición”.
  7. Prodi ha tenido dos o tres gestos de autoridad en un político que es tachado de endeble, poco carismático y contemporizador por sus propios votantes. Primero ha afirmado tajantemente que ellos han vencido las elecciones y que para Mayo formarán gobierno. Segundo, ha anunciado ya la retirada de las tropas italianas de Iraq (doble simbolismo en este gesto: en primer lugar es cumplir una de las promesas electorales más polémicas. En segundo lugar es comportarse ya como presidente, ignorando las protestas de Silvio Berlusconi). Tercero, se ha negado tajantemente a una coalición general. Su firmeza es absoluta: hemos vencido por voluntad popular, gobernaremos nosotros.
  8. Las preguntas que tienen todos en la cabeza: ¿Podrá manejar Prodi su mínima mayoría en las dos cámaras? ¿Cómo conciliará las pretensiones de todos los partidos que componen la coalición de izquierdas, teniendo en cuenta que el espectro de la Unión va desde los comunistas de Berinotti al centro-centro moderado de L’Udeur? Y con respecto a eso, ¿como conciliar todas esas pretensiones sabiendo que su mayoría (al menos en el Senado) depende del respaldo de absolutamente todos los miembros de la coalición? ¿Berlusconi se quedará como líder de la oposición o cumplirá su “amenaza” de irse a Tahití en su yate si no ganaba las elecciones? ¿La Casa de la Libertad se mantendrá unida como coalición en la oposición o la Alianza Nacional de Fini se desmarcará de Forza Italia y Berlusconi? ¿Si Berlusconi se marcha significará eso un desmembramiento de Forza Italia? ¿Investigará el gobierno de Prodi desde el poder todas las ilegalidades de las que se le acusó a Berlusconi como presidente mientras eran oposición? ¿Como sacará adelante un país cortado en dos ideológicamente?

Las respuestas… en pocos meses. Esperemos.

Alberto Haj-Saleh | 13 de abril de 2006

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