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Butaca no numerada por Alberto Haj-Saleh

Sentado en una vieja Butaca no numerada de terciopelo rojo, el autor se lanza a una reflexión impúdica todos los miércoles sobre cualquier cosa que se atreva a moverse por las pantallas, sean éstas de cine o no. Alberto Haj-Saleh es editor de LdN y autor de la columna Teatro Abandonado.

Ya nos sabemos el cine

Una vez, cuando tenía dicieciocho años, unos cuantos amigos y yo discutíamos a ver qué película íbamos a ver en el cine. Podríamos ir a ver Desmontando a Harry, propuse yo, y uno de los otros respondió: “Paso de Woody Allen. Siempre habla de lo mismo, de su vida”. Hoy igual pensaría que se refería a que Allen muchas veces ha rodado películas sobre sus obsesiones y sus neurosis, o que gran parte de su filmografía se basa en su peculiar visión de las relaciones de pareja. Pero en aquel entonces mi amigo se refería a que, en su opinión, Woody Allen literalmente siempre hacía películas sobre su propia vida, contaba las cosas que le pasaban en su día a día. Como en Días de radio, como en Recuerdos, como en… vaya, ahora mismo y sin tirar de IMDB no se me ocurren más.

También por aquella época, otra amiga rechazó venir conmigo a ver Casino porque estaba “harta de las pelis de Robert de Niro, que en todas sus películas hace de mafioso”. No sé cuántas películas había hecho Robert de Niro por aquel entonces, pero por lo visto en todas era un mafioso. Tampoco sé si eran mejores o peores películas, porque la única realidad es que hace de mafioso.

“Vamos a ver una peli”, me dijeron otra vez, años después. “Pero una normal, ¿eh? No una de esas europeas que ves tú”. Aparentemente las películas europeas no son normales, ya sea Al final de la escapada o Amelie, La vida es bella o Misterios de Lisboa; o también “tío, una chinorri no, que es de gafapastas”, entendiendo por chinorri cualquier película venida de un país oriental, donde caben tanto Akira Kurosawa como Wong Kar-Wai, tanto Uncle Boome como Tigre y Dragón. Gafapastas todas, en cualquier caso.

Un familiar me dijo hace dos años que no se podía ir a ver cine español, paletadas llenas de tetas y culos o películas de la guerra civil todas ellas. “No, no voy a ver una película española ni aunque me inviten”, y es verdad, Celda 211, La soledad, Mentiras y gordas, La caja 507 y Hable con ella son prácticamente la misma película, para qué negarlo.

Lo que me lleva a pensar en Almodóvar, y en La piel que habito, que no es más que otra película de Almodóvar, llenas de putas, yonquis y travestis, insoportable, como todas las suyas. ¿No?

Pues eso.

Alberto Haj-Saleh | 07 de septiembre de 2011

Comentarios

  1. Miguel A. Román
    2011-09-07 12:11

    Recuerdo que invité a un amigo a ver el Jesús de Nazaret, de Zefirelli y me contestó: “No, me sé el final: matan al protagonista”.

    Y sí, Robert de Niro tiene cara de “mafioso”, incluso en Stardust, lo cual es curioso, porque James Cagney que, así a vuelamemoria, debe haber sido el que más veces ha hecho ese papel, no tiene cara de mafioso en absoluto.

    Bromas aparte, deberías analizar algún día en esta columna las motivaciones para ir a ver una película concreta entre las que hay en cartelera. Si vas al cine a diario el filtro desaparece, pero si es una vez cada varios meses ¿por qué la eliges? ¿por el director? ¿los actores? ¿el género? ¿el márketing?

  2. Paco
    2011-09-07 12:38

    Creo que si hay una característica que rige el funcionamiento de la mente humana (instintos aparte, claro) es su capacidad para generalizar, es decir, para construir prototipos, y por tanto conceptos, a partir de la información que procesa. No hay dos olivos iguales, y sin embargo, nos parecen lo mismo. Quien ha visto muchos olivos sabe ver cosas que los diferencian entre sí, o características ocultas para los demás.

    Es decir, que tienen razón tanto el que generaliza como el que particulariza. De ahí lo de “cuando el río suena…”

    Miguel Ángel: yo tengo muy poco tiempo para ver cine, así que no puedo permitirme desperdiciarlo. Te diré por qué elijo (o más bien por qué NO elijo) ir a ver una película: veo su nota media en filmaffinity.com). Si baja del 7, sólo para adeptos a ese género. Si baja del 6, olvídalo. Alguna vez me ha fallado, pero muy pocas.

    Es el poder de la media aritmética, nada despreciable.

  3. Alberto
    2011-09-07 12:43

    Mi madre es de las que va realmente poco al cine, y ahí la elección se basa en algo tan abstracto como “las ganas”. Tuve una ex que hacía como en los ochenta y elegía las películas para ver por sus carteles/carátulas. Mi amigo Juan usaba también las matemáticas, como dice Paco, y sólo veía cine europeo y español, según él por cuestión de porcentajes: más o menos la mitad de éstas le habían gustado mientras que en cine de Hollywood el porcentaje bajaba al 25%. Es economista, por cierto.

    Supongo que cuando se va poco al cine, cualquier razón para ver una película es la buena.

  4. Fawkes
    2011-09-07 21:36

    “Supongo que cuando se va poco al cine, cualquier razón para ver una película es la buena.”

    Sasto.

  5. Novedades literarias
    2011-09-08 00:51

    ¡Felicitaciones! Posts de esta calidad merecen figurar en la sección Lo mejor de la quincena, de Blog de Libros.

  6. c.
    2011-09-10 11:35

    Em… Sí… ¡Felicitaciones!


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