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Butaca no numerada por Alberto Haj-Saleh

Sentado en una vieja Butaca no numerada de terciopelo rojo, el autor se lanza a una reflexión impúdica todos los miércoles sobre cualquier cosa que se atreva a moverse por las pantallas, sean éstas de cine o no. Alberto Haj-Saleh es editor de LdN y autor de la columna Teatro Abandonado.

La opinión del documentalista

Michael Moore se ha convertido en un tipo bastante antipático e impopular mediáticamente, y es una constante escuchar y leer por ahí críticas a su egocentrismo, a su tendencia a colocarse como centro de sus documentales y a su manipulación de las imágenes para vender su idea en sus películas. Sin embargo confieso que disfruté mucho de Bowling for Columbine (2002) y aprecié mucho el golpe de timón que daba Moore al género documental: ya no se trataba de intentar objetivizar la verdad, sino de subjetivizarla, de contarla desde un punto de vista que tomaba partido sin medias tintas. El documental al estilo Moore ya no quiere ser un reportaje periodístico, sino una columna de opinión.

En cualquier caso, una de las secuencias que más me gustó de Columbine fue precisamente una de las que aparentemente más intentaba distanciarse de la opinión de su director. Prácticamente al principio de la película, Moore se adentra en un pequeño bosque junto con algunos miembros de la autodenominada “Milicia de Texas”, un grupo de ciudadanos norteamericanos, armados hasta los dientes y vestidos con ropa de camuflaje que se dedican a hacer maniobras militares “por si acaso”, para poder defenderse en caso de un posible ataque. ¿De quién? De quien sea. Hay un momento en el que una mujer enfundada en su uniforme apto para Vietnam y con un fusil al hombro habla a la cámara mientras juega con su bebé, y dice algo así como “la policía no vendrá a defenderte. Los criminales temen a los polis porque tienen armas, por eso hacemos esto. Tenemos que proteger a nuestras familias porque nadie lo hará por ti”.

Es un momento espectacular; casi por única vez en toda la película, el director apenas aparece para dejar simplemente que ellos, la “milicia de Texas”, se exprese a su antojo, cuente su punto de vista, diga lo que le parece. El espectador lo que ve es a un grupo de potenciales psicópatas iluminados, altamente estúpidos y armados hasta los dientes, que están a medio camino entre lo ridículo y lo terrorífico. Y me imagino que Moore también vio eso, porque simplemente les dejó a hablar.

¿Ese “dejarles hablar” es una injerencia? Quiero decir, ¿la elección de Moore de no intervenir en esa parte del documental no es más que un acto manipulador más, es un modo de aparentar que dice “elabora tu propia opinión” pero en realidad lo permite sólo porque sabe que esos personajes están quedando horriblemente mal ante la cámara? ¿Es la no intervención una manipulación sutil?

He visto en estos días el muy interesante documental José e Pilar, de Miguel Gonçalves Mendes, donde a lo largo de dos horas se narra el proceso de escritura de El viaje del Elefante por parte de José Saramago; este proceso es una excusa argumental para hablar de la relación amorosa de Saramago con su mujer, Pilar del Río, treinta años más joven que él y con la que compartió su vida durante más de veinte años. Exceptuando algún momento muy concreto y poco relevante, Miguel Gonçalves trata de pasar desapercibido y de invisibilizarse a lo largo de la película, concentrando todos sus esfuerzos —y lográndolo casi siempre— en que el espectador sienta que está acompañando de verdad a Saramago y Pilar en los últimos días del escritor, a modo de voyeur, hasta tal punto que llegas a olvidar que, efectivamente, allí hay una cámara que está filmándolo todo.

A mis ojos Pilar del Río aparece como un personaje antipático y desagradable, ambicioso y obsesionado con la trascendencia y el ascenso social; me parece verla manejar los hilos que mueven a un anciano y agotado Saramago, que la ama sin medias tintas y sin dudas, intuyo constantemente a la tirana que ordeña el legado del escritor, que lo anula como persona, que le obliga a un tour interminable por todo el mundo para hacer cada vez más caja y que acaba minando su salud. Me parece cínica y ladina, y a veces cuando escucho al escritor, puedo imaginarla a ella susurrándole las palabras justas al oído. Esa es mi impresión al ver el documental, al tomar distancia de Pilar del Río como persona y vivirla como personaje de la película que estoy viendo. No sé si ella es así de verdad, no la conozco, no tengo elementos para juzgarla, pero si José e Pilar fuese una ficción, ese sería mi diagnóstico sobre la co-protagonista de la película.

¿Está la mano de Miguel Gonçalves, el director, en mi percepción de ella? ¿Es la voluntaria inacción, la no injerencia del realizador, un acto voluntario de manipulación de conciencia y opinión? ¿O es realmente un intento de objetivizar, dentro de lo posible, a un ser humano al que filmas durante casi cuatro años, y la mía es una interpretación libre de quién es esa señora? ¿Estará Pilar del Río contenta de su propia imagen en José e Pilar? Yo aventuro que sí, que ella se sentirá identificada, pero la intención última del director se me escapa. Tal vez la verdad desnuda sea el acto manipulador definitivo con el que cuenta el documentalista.

Alberto Haj-Saleh | 01 de diciembre de 2010

Comentarios

  1. Cayetano
    2010-12-01 14:12

    No he visto el documental sobre Pilar del Río así que no puedo opinar. Con todo señalar que practicamente todos los documentales son, casi siempre, artículos de opinión escritos por el montador en la mesa de mezclas.

    Casualmente hoy aparece este artículo de Miguel Santa Olalla Tovar relacionado con el tema que tratas: Documentales, divulgación y darwinismo

  2. Marcos
    2010-12-01 18:43

    Yo creo que el director de un documental puede conseguir “impresión de objetividad”, como un escritor (realismo decimonónico o realismo social de los 50) puede dar la impresión de que narra con objetividad. Pero realmente en el momento en que decide a quién o a qué enfocar con su cámara, qué angulo escoge, o a quién pone el microfono delante, está siendo subjetivo y dándonos su visión sobre el tema. La mesa de montaje sería un subnivel de subjetividad.

    Saludos

  3. Plataforma Colegio Documentalistas Madrid
    2010-12-02 11:11

    ¿QUÉ ES Y QUÉ NO ES UN DOCUMENTALISTA?

    LO QUE ES:

    Los documentalistas son profesionales que están formados para gestionar la información dentro de las organizaciones. Para ello, dominan las características y los distintos tipos de documentos que se encuentran en los diferentes soportes (papel o digital) y formatos. Además, son capaces de analizar, fijar y mejorar los flujos de información organizativa para la mejora de la productividad de ésta. Su formación es marcadamente interdisciplinar, por lo que los documentalistas muestran una gran capacidad de adaptación ante las nuevas situaciones y necesidades de las organizaciones.

    Las funciones que están preparados para desempeñar dentro de las organizaciones pasan por la evaluación y el análisis de la cadena documental (selección, adquisición, realización del análisis documental y organización de los depósitos informativos), la búsqueda y recuperación de información, la edición de productos documentales —resúmenes de índices o de prensa—, el tratamiento continuado de la información documental; además de saber planificar y gestionar la elaboración de informes, memorias y estadísticas.

    La formación de un documentalista pasa por la universidad donde se enseña a los profesionales conocimientos y destrezas en Biblioteconomía, Documentación y Archivística para la gestión de la información, la dirección y la planificación de centros y unidades que se dedican al tratamiento de la información.

    LO QUE NO ES:

    Un director de documentales

    Gracias por ayudarnos a su aclaración
    Plataforma COABDM

  4. Alberto
    2010-12-02 11:20

    Ehhh… no. Eso no es cierto, aunque no os guste a los de la Plataforma. De hecho estaba seguro que alguien comentaría algo parecido (aunque nunca imaginé que sería un organismo oficial) y antes de titular la columna me cercioré buscando en el diccionario de la RAE que en su segunda acepción de la palabra “documentalista” dice:

    2. com. Persona dedicada a hacer cine o televisión documental.

    Es decir, “documentalista” es un adjetivo que sirve —también— para designar a los directores de documentales.

  5. Dido
    2010-12-02 14:49

    Je je, quizás influya para que apareciese el Colegio por aquí el hecho de que si buscas “documentalista” en google este artículo sale entre los primeros 30 resultados.


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