Voy a ponerme un poco privado en la columna de esta semana. Hace un par de semanas terminé mi primer cortometraje como director; lo rodé con una webcam para un concurso organizado por la gente de Notodo cuyo objetivo es precisamente ese: rodar algo de menos de tres minutos usando una webcam. El corto se llama Offline y aquí les dejo los enlaces para verlo, ya que no puedo insertarlo en la columna. Algunas veces el primer enlace da algún problema, por eso dejo otro.

Offline en la web del LifeCam Shorts Film Festival

Offline en Msn Videos

Lo que me interesa contar sobre el corto no es tanto sus posibles bondades o defectos; es un corto muy pequeñito y con una idea muy simple y que rodé con amigos y con mi pareja, y con mucho cariño, más que otra cosa. Sin embargo me parece interesante hablar de lo que ha significado el proceso de ponerme al frente de un rodaje en sí, aunque sea para algo tan local y minúsculo como este corto; tratar de poner en palabras mis sensaciones al verme organizando, ordenando, montando y cerrando un proyecto audiovisual por primera vez en mi vida.

Mi amigo Carlos Pineda siempre me ha insistido para me eche al monte e intente rodar los guiones que de vez en cuando escribo aquí y allá. Nunca me ha tirado mucho lo de ponerme tras la cámara y siempre le he dado largas; supongo que por eso le ha hecho tanta ilusión —casi más que a mí— que al final haya dado el paso y por eso me ha acribillado a preguntas sobre el proceso. Lo que sigue es una especie de cuestionario que me mandó sobre el corto, y las respuestas que, de forma intuitiva, le di. El primer párrafo, por supuesto, es la incondicionalidad del amigo.

Me ha gustado mucho :) Me ha gustado su sencillez; me ha gustado el buen casting que has hecho y lo bien que has dirigido a los actores; me ha gustado (muchísimo) la música; me ha gustado los diferentes encuadres de tu webcam —brillante el plano vacío—; me ha gustado que me ha emocionado, que lo siento auténtico. Me han gustado tonterías, como verte ahí a ti o a Merche; me ha gustado que no has puesto “un corto de”; me ha gustado que pongas los créditos en orden alfabético, como Woody Allen; me ha gustado que no todos fuman; me ha gustado que todos podríamos identificarnos con alguno de ellos.

Algunas preguntas:

El cariño :-) A veces, como a Eugenio (chico delgado que fuma) les decía que ignoraran todo, que se sumieran en sus pensamientos. Él pensó en sus dos exámenes de esta semana. Ayudaba mucho que yo siempre estaba tras de ellos con el ordenador, ellos nunca me veían a mí, veían sólo la luz azul de la webcam. Yo viendo el video en la pantalla conseguía exactamente lo que quería con pequeños detalles. “Ahora mira a la cámara de repente” (momentazo de Merche, ¿verdad?), ahora enciende un cigarrillo con otro, ahora toca la guitarra más enfadado. Pero los dejé en soledad casi siempre.

Con Manuela fue más complicado porque requería mucha más intimidad (la chica rubia de la cama). Con ella lo preparamos un buen rato antes, le conté lo que significaba para mi la webcam en las relaciones a distancia, y mi teoría de la pérdida súbita de intimidad con alguien cuando rompes, alguien a quien has visto desnudo cinco minutos antes. Ella entró muy bien en lo que yo le pedía, y poco a poco le iba sugiriendo más. “¿Crees que podrían verse tus piernas?” “¿Crees que podrías tener la camiseta sin sujetador?”, y ella aceptaba. Ayudó mucho que Umberto (su novio) y Merche estuviesen siempre presentes, arreglándole el pelo, la luz… con un aire muy profesional.

Dirigirme a mí mismo fue dificilísimo. Mi secuencia la rodé a solas.

Mucho, la verdad. Tengo que confesarte que el resultado final fue casi clavado a lo que había imaginado. Con Manuela en la cama pude jugar mucho, así que probé muchas más cosas. Con Eugenio entendí en seguida que quería esa especie de picado ligero y cercanísimo y en eso me centré. Estoy menos contento con el encuadre de Merche (el fondo blanco) y con el de la habitación vacía, por poco imaginativos.

Eugenio y Merche sólo dos. Umberto, Manu y yo unas seis. La habitación vacía sólo una, bastante larga. El móvil que se enciende es improvisado, se me ocurrió en el momento.

Terminarlo, o más bien verlo terminado. Y ver a Umberto implicadísimo con montaje y música. Creo que se le da bien de verdad lo del montaje, está pensando en probar a estudiarlo algo más en serio. Si le sale bien, será lo mejor del corto.

La dirección de actores, la disfruté mucho.

Sigo sin estar seguro de que esto sea lo mío. Si no llega a ser por Umberto (montador y músico) y, en otras fases, por Merche (ayuda de dirección), habría hecho muchos “bah, lo dejamos así mismo”. Tampoco me gustaba imponer mi criterio (lo hice un par de veces: acepté casi todos los comentarios, pero una o dos veces dije “aún así, prefiero hacerlo como digo yo”), aunque ellos siempre lo aceptaban encantados.

La planificación. La haría mejor, para comprimirlo todo en dos días. También intentaría ser más valiente con los movimientos de cámara y los diálogos.

Genial :-)