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Buscando a Johnny Jones por Francisco José Palomares

A través de sprites polvorientos y bajo viejos y olvidados comandos de basic, Francisco José Palomares, arqueólogo de los 8 bits y soñador profesional, nos trae los días 9 de cada mes el fruto de sus investigaciones, centradas en la búsqueda del rastro del legendario héroe Johnny Jones. Su intención: reconstruir lo más fielmente posible la memoria sentimental de una generación fascinada por los gráficos simples, los casetes llenos de pitidos y la música en MIDI.

Más lejos, más alto, más fuerte

Ya ha llegado el verano, con sus calores, sus turistas, sus chiringuitos playeros y demás parafernalia. Además, da la casualidad de que el año actual es múltiplo de cuatro. La combinación de estos dos factores lleva algo más de un siglo, aunque con alguna que otra interrupción de por medio, generando invariablemente el evento deportivo más grande, importante y variado de todo el mundo mundial: los Juegos Olímpicos de verano. Durante algo más de dos semanas el planeta deporte se paralizará para clavar la mirada en Londres y alrededores, donde una cantidad ingente de atletas de todas partes del globo se pelearán por las medallas, los récords y los contratos publicitarios.

Evidentemente, el mundo del videojuego no puede permanecer impasible ante semejante evento, y desde hace apenas unos días ya tenemos disponible el juego oficial de las Olimpiadas, con licencia y todo. London 2012 ha corrido a cargo de Sega, que ya se encargaron en su día del juego oficial de Pekín 2008 tras robarle la licencia a Sony, quienes la habían disfrutado en 2004. Las versiones de ediciones anteriores tienen en común una gran variedad de pruebas, un acabado técnico más o menos pasable y una mediocridad y repetitividad bastante notable en lo que a jugabilidad se refiere. Y por lo que estoy viendo, London 2012 no va a invertir esa tendencia, a pesar de añadir algunas nuevas disciplinas bastante curiosas como saltos de trampolín sincronizados, keirin y vóley playa. Femenino, por supuesto.

Claro que no siempre ha sido así. Hubo una época en la que las compañías no se peleaban únicamente por conseguir la etiquetita oficial del COI para poner en la portada para después olvidarse de hacer un buen juego que meter dentro de la caja. De hecho, echando la vista hacia atrás a través de las últimas tres décadas, es difícil encontrar un juego olímpico oficial que fuera el más destacado de su generación, a no ser que no tuviera competencia alguna. Y si me pongo en plan abuelo cebolleta total, me atrevería a decir que la decadencia de los videojuegos deportivos olímpicos empezó precisamente con la aparición de la licencia oficial en 1992. Casualidades de la vida.

Los videojuegos ambientados en competiciones olímpicas empezaron mucho antes de Barcelona 1992, por supuesto. Sin ser propiamente olímpicos, sí podríamos considerar a los clásicos juegos de decatlón, la prueba reina del atletismo en cualquier gran competición que se precie, como los iniciadores de este pequeño mini-género. Microsoft dio el pistoletazo de salida con su Microsoft Decathlon para Apple II en 1981, y Activision siguió poco después con el clásico entre los clásicos del atletismo videojueguil, The Activision Decathlon, con el que perdí muchas horas aporreando las teclas de mi querido MSX unos cuantos años después de su publicación.

Erbe

No fue hasta 1984, coincidiendo con los juegos de Los Ángeles, que la cosa se espabiló un poco, dándonos los primeros juegos realmente olímpicos y aumentando exponencialmente la variedad de deportes y disciplinas en los que podíamos participar virtualmente. Por aquel entonces aparecieron títulos de rancio abolengo en el mundo de los videojuegos deportivos como el Summer Games de Epyx, que se convertirían en los auténticos especialistas en la materia durante los años 80. Summer Games incluía por primera vez pruebas fuera del atletismo, incluyendo natación, saltos de trampolín, gimnasia deportiva y tiro al plato entre otros. Muchas de esas pruebas también aparecían en uno de los grandes clásicos de Konami, Hyper Sports, mientras que los japoneses también nos traían una nueva ración de atletismo con Track & Field. También en este año se produjo el debut de Dinamic con Video Olympics, decente pero bastante lejos de los clásicos foráneos de aquella época.

Los cuatro años de espacio entre Los Ángeles y Seul no trajeron grandes novedades, como era de esperar. Epyx siguió a lo suyo, lanzando Summer Games II, una mejora de su gran clásico añadiendo nuevas disciplinas como kayak, esgrima y ciclismo en pista, y además permitiendo jugar a la gran mayoría de pruebas incluidas sin necesidad de destrozar nuestro teclado o joystick favorito. Ya fuera de lo estrictamente relacionado con las olimpiadas de verano, los californianos barrieron para casa con uno de sus grandes éxitos, California Games, que fue la primera toma de contacto de muchos jugadores con deportes “extremos” como el BMX o el skateboard. Además, y volviendo al espíritu olímpico pero esta vez con mucho menos calor y algo más de nieve, debo mencionar a Winter Games, tan bueno como el resto de Games de Epyx, y que además tiene un huequecito en mi corazón por ser el primer videojuego que caté en mi vida, junto con el incomprensible para un chavalín de nueve años The Ancient Art of War. Qué tiempos…

Pero llegó 1988 y con él la esperada reactivación de los videojuegos olímpicos. La principal competencia para Epyx llegó de los ingleses de Ocean, que además contaron con la ventaja adicional de poder utilizar el nombre de una leyenda del atletismo como Daley Thompson. De sus manos surgió Daley Thompson’s Olympic Challenge, una interesante vuelta de tuerca a los clásicos juegos de decatlón en la que, además de la competición en sí, debíamos gestionar el entrenamiento de nuestro atleta en los meses previos a la cita olímpica, lo que afectaba a nuestro rendimiento una vez llegara la hora de la verdad. Los americanos no se durmieron en los laureles y lanzaron The Games: Summer Edition, cuya mayor baza volvía a ser la mayor variedad de pruebas no atléticas, destacando las barras asimétricas y las anillas como grandes novedades.

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Y sin apenas nada que llevarnos a la boca en los años intermedios, los Juegos Olímpicos de Barcelona llegaron en 1992 para traer una nueva hornada de títulos. La jugosa licencia oficial del COI cayó en el techo de U.S. Gold, que la desaprovecharon con un bastante olvidable Olympic Gold: Barcelona ’92, con siete pruebas que ya habíamos visto en años anteriores y un acabado técnico nada destacable, marcando una tónica de mediocridad en los videojuegos olímpicos oficiales que aún se mantiene hoy en día.

El problema es que la competencia de los juegos “no oficiales” tampoco fue estelar que digamos, en buena parte debido a la bancarrota declarada por Epyx allá por 1989. Ocean patinaron con The Games ’92: España, que repetía la formula de Daley Thompson’s Olympic Challenge de combinar entrenamiento y pruebas y, además, aumentaba el número de disciplinas exponencialmente, pero que tampoco acabó de encontrar el modo de traducir todo esto a un resultado final jugable y divertido. Psygnosis contraatacaron con otro nombre famoso, The Carl Lewis Challenge, que vivía de poner a disposición del jugador a un buen puñado de estrellas del atletismo, incluyendo al mismísimo “hijo del viento”, y de un acabado técnico bastante notable, pero que perdía puntos por su escasa variedad de pruebas y por repetir el tan manido método de control basado en machacar teclas como locos vigente desde 1981. Accolade intentaron continuar con el espíritu de Epyx con The Games: Summer Challenge, que a pesar de incluir novedades jugosas como una divertida prueba de hípica y de unos bastante notables gráficos poligonales en tres dimensiones, no dejaba de ser más de lo mismo.

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Tratándose de los primeros (y últimos de momento) Juegos Olímpicos celebrados en España, era de esperar que las compañías nacionales se lanzaran al ruedo, aunque por entonces la mayoría ya estaban en una decadencia más que apreciable debido a la falta de adaptación al nuevo mercado de los ordenadores de 16 bits. Opera Soft probó suerte con Olympic Games ’92, otro juego centrado únicamente en el atletismo y que intentó basar su éxito en un sistema de control novedoso basado más en el ritmo de las pulsaciones que no en la velocidad pura y dura. No estaba mal, pero tampoco destacaba en nada, y se perdió en la multitud de títulos similares de por entonces. Topo Soft, en cambio, se marcaron con Olimpiadas 92: Gimnasia Deportiva un juego basado exclusivamente en la gimnasia deportiva y que también utilizaba un sistema de control original basado en clics de ratón en momentos claves para realizar piruetas y poses y clavar los saltos, pero que tampoco tuvo excesivo éxito.

Y desde entonces hasta ahora, más bien poquita cosa digna de mención. Cada cuatro años aparece el obligatorio juego con licencia oficial del COI, en su mayoría totalmente olvidables salvo para auténticos fanáticos del género a pesar de haber incrementado gradualmente la variedad de pruebas, que no de formas de jugarlas. Lo más grave, sin embargo, es que la competencia no oficial desapareció casi totalmente tras la absoluta inundación de títulos que sufrimos en 1992, con la posible excepción de Konami y la serie International Track & Field, que siguió viva hasta Sydney y resucito brevemente en 2008 con una versión para Nintendo DS. Quizá los propietarios de la licencia oficial se pusieron más serios a la hora de no permitir que nadie les chafara la fiesta, y se gastaron parte del presupuesto de los juegos en abogados. Quién sabe.

En fin, que el panorama olímpico virtual lleva casi dos décadas dando un poquito de lástima, y no parece que las cosas vayan a dar un giro inesperado este año. Así que si después de ver a Usain Bolt y compañía destrozar récords en las pistas de Londres este verano nos pica el gusanillo de intentar imitarles sentados delante de nuestro ordenador y/o consola, la mejor opción que tenemos es desempolvar alguno de esos grandes clásicos de Epyx y empezar a aporrear teclas. Para que luego digan que con los videojuegos no se hace ejercicio…

Francisco José Palomares | 09 de julio de 2012

Comentarios

  1. Valentín Pérez
    2012-07-09 13:28

    Pues sí, yo me cargué el teclado de mi ZX Spectrum 48 K jugando al Decathlon y tuve que comprar un teclado horrible para sustituirlo. En aquellos juegos tenían que haber puesto una advertencia como en las cajetillas de tabaco… ¡Qué tiempos!.

  2. Miguel Roséss
    2012-07-09 22:54

    Grande el reportaje! La de nostalgia que me ha entrado. Para mi el Summer Games fue insuperable. El resto pasó a ser un destrozateclados que era mejor jugar en las salas de juego que en casa. Me encantaba el lanzamiento de jabalina!!! Y el salto de altura!!

    El Winter Games me gustaba también, pero no tanto. Por ejemplo nunca entendí las puntuaciones de patinaje artístico ¿?

    Y del California Games guardo muy buenos recuerdos de las carreras y piruetas en la BMX, el surf y el skate.

    Vamos, que soy un viejuno.

    Mención especial al The Ancient Art of War… me ha llegado al corazón. La de horas que le echaba a ese juego. Me encantaba, aunque a veces era muy complicado. Luego sacaron uno igual pero de batallas navales, donde podías dirigir las batallas que esta muuuuuuuy bien.

    Muchas gracias por el artículo, me ha encantado ;)


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