Javier Monjas ofrece una visión del problema migratorio desde Sudáfrica, Senegal y Zimbabwe: “Cientos de miles de empobrecidos habitantes de Zimbabwe echaron la mirada hacia el sur, hacia la Europa Occidental africana llamada Sudáfrica. Quizás pensando que los nuevos gobiernos negros sudafricanos se mostrarían más receptivos a la hermandad solidaria de raza, muchos confiaron en una especie de humanitarismo comprensivo con la situación que se vivía en el norte del país. Nada más alejado a la realidad. Sudáfrica se está mostrando inflexible con el tsunami irregular que llega desde las tierras arruinadas desde Harare.
Tan sólo en los seis primeros meses de este año se habían deportado 51.000 ciudadanos de Zimbabwe, lo que da idea de la enorme cantidad de emigrantes ilegales que sí consiguieron pasar a la única representación del rico Occidente en África. Pero, si mala es la situación de los que se quedan en Zimbabwe o de los que son devueltos a él, quizás peor es la de quienes consiguen entrar al país sin papeles ni permisos de ningún tipo.
Organizaciones defensoras de derechos humanos denuncian que cultivadores sudafricanos sin demasiados escrúpulos explotan a estos emigrantes ilegales con salarios miserables y con aun más miserables condiciones de trabajo. Además, estos informes hablan de malos tratos policiales y de deportaciones que no respetan los procedimientos legales, una acusación que, por otra parte, también ha sido lanzada en algunas ocasiones contra España y sus políticas de deportación.” La otra gran crisis migratoria africana.