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Judeofobia de izquierdas

Carlos Colón: “Este deslizamiento de un gobierno a una nación, y de una nación a una raza, es la esencia del antisemitismo moderno e ideológico de una parte considerable de la izquierda española. El antisemitismo antiguo, de origen cristiano, era religioso-racial: la judía era una raza maldita por haber dado muerte a Cristo. El antisemitismo moderno, de origen germánico e incubado en el último cuarto del siglo XIX y el primer tercio del XX, era racial-económico: la judía era una raza degenerada que pretendía gobernar el mundo a través del control de la economía. El antisemitismo actual es ideológico-racial: Israel y los judíos del mundo—porque para ellos el lobby judío juega un papel parecido al de la conjura de los sabios de Sión para los zaristas, la del judío internacional para los nazis o la judeo-masónica para Franco—representa el rostro más descarnado del belicismo imperialista-capitalista, liderado por Israel y los Estados Unidos y apoyado por la mayoría de los judíos del mundo, a quienes el antisemitismo progresista considera—exactamente igual que el antisemitismo racial ruso, francés, alemán o austriaco—una especie de quinta columna infiltrada en los países en los que viven. Si es hipócrita considerar antisemita toda crítica a Israel, no lo es menos llamar crítica a Israel a lo que en realidad es una manifestación de judeofobia.” Judeofobia de izquierdas.

Roger Colom | 31/07/2006 | Artículos | Derechos Humanos

Comentarios

  1. Gilead
    2006-07-31 15:36

    A ver si con un ejemplo es más fácil ver la diferencia entre criticar a Israel y odiar a los judíos.

    Una persona, sea de la etnia o credo que sea, está en un vagón de metro alborotando y molestando a quienes están a su alrededor. Entonces, alguien va y le reprende, no porque sea de una raza distinta a la suya, sino porque estaba molestando a los demás. Esto es criticar a Israel.

    Otro caso diferente se da cuando los guardias de seguridad acuden al vagón porque alguien ha denunciado que un pasajero está molestando y alborotando. Entonces los guardias, sin preguntar a nadie, van y detienen a alguien de otra raza o etnia, porque creen que las personas de ese color son incivilizados por naturaleza. Eso es ser judeofóbico.

  2. Alberto a. Arias
    2006-08-03 04:05

    El opinador Carlos Colón quiere hacer creer a algún incauto el cuento del antisemitismo. Algo parecido dijeron aquí en la Argentina los sionistas que se reunieron para repudiar a quienes habían manifestado frente a la embajada de Israel.
    Pero, señor Carlos Colón, ya nadie se traga el cuento. Los intereses económicos y políticos imperialistas enredados en este gran lío “armado” por ellos mismos, más que consentido, dejan sin sostén su opinión de que se trata de una “respuesta” a una agresión y una “desconcertante torpeza militar”; la presencia de la Historia es tan flagrante, es de una presencia tan abrumadora, que basta leer por todos lados excelentes artículos políticos, sociológicos y/o económicos que desentrañan los porqué de esta agresión imperialista que no es “guerra” sino emboscada a otros pueblos que tienen derecho (no divino, sino material y humano) a su libertad y a la convivencia con otros pueblos hermanos en su propia tierra.
    Ni “respuesta” ni “torpeza” del gobierno nazionalista de Israel, sino premeditación y alevosía. Y en contra del deseo de la mayor parte de los judíos de todo el mundo.
    Pero para aportar a los lectores de Libro de notas materiales interesantes, copio aquí debajo estos dos:

    ¿Quién paga la guerra?

    De más está decir que quienes más sufren la guerra desatada por Israel son las masas del Líbano y las masas palestinas. Los misiles Qassam y los Katyusha son una milésima parte de las bombas tiradas por el ejército sionista. Más de 400 personas han sido asesinadas en el Líbano en las últimas dos semanas y más de 700 mil libaneses se han convertido en refugiados en su propio país.
    Sin embargo, los ciudadanos judíos y árabes que viven en Israel se han convertido también en las víctimas del gobierno Olmert-Peretz. En principio, el gobierno se ha negado a declarar el estado de emergencia, para no pagar a los trabajadores del norte de Israel que no pueden ir a sus trabajos. Muchos trabajadores de la Universidad de Haifa, por ejemplo, no han ido a trabajar por temor a los misiles. Todos los muertos por misiles en dicha ciudad fueron trabajadores que estaban en sus lugares de trabajo o viajando a ellos.
    Aunque los empleadores públicos, en los ministerios y entidades educativas como la Universidad de Haifa y el Technion (también ubicado en la ciudad de Haifa), quieren “levantar la moral” de la población mostrando que la situación está “normalizada”, los números son claros: 45% de ausentismo en Haifa; 80% en Carmiel, Naharya y San Juan de Acre (Akko) y 90% en Kiriat Shmona y Sefad (según el suplemento de economía de Haaretz, 23/7).
    Muchas empresas ligadas al turismo han intentado bajar los salarios en forma automática en un 10%, o despedir a un porcentaje similar de trabajadores. El ministro de Economía anunció al comienzo de la guerra que el gobierno adelantaría el pago de los sueldos; los trabajadores en los refugios todavía están esperando. Lo mismo los desocupados y lisiados, que cobran el seguro social. Treinta familias manifestaron la semana pasada en la norteña ciudad de Kiriat Shmona porque no lo cobraban. Esto sin mencionar que muchos trabajadores de las municipalidades en el norte y los bomberos que trabajan en actividades de rescate no cobran sus sueldos desde hace meses, ya que las municipalidades están fundidas.
    Mientras tanto, el nuevo secretario general de la Histadrut, la central obrera israelí, Ofer Eini, ha dicho que, según el Ministerio de Economía, “no parece seguro que los sueldos se paguen a tiempo” (Haaretz, 24/7). En los últimos días Eini ha estado tratando de alcanzar un acuerdo con el presidente de la Asociación de Organizaciones Económicas, Shraga Brosh, para que los empresarios reciban compensaciones del Tesoro.
    El secretario general de la Histadrut dice que “una retaguardia hambrienta no puede ser fuerte” (ídem). Para nosotros no se trata de que la retaguardia sea fuerte para que el ejército siga matando y destruyendo. Se trata de concientizar a esa “retaguardia” para que se organice y tire abajo a su real enemigo, el gobierno israelí y su régimen.

    Yitzhak Betzalel (Militantes por la IV Internacional)

    Niños palestinos, presos políticos del sionismo

    La exigencia de intercambiar niños palestinos presos por el soldado capturado obligó a los medios occidentales a mencionar su existencia. Desde el comienzo de la segunda Intifada, por lo menos 2.650 chicos de entre 12 y 18 años fueron detenidos y torturados en las cárceles israelíes (Left Turn, 12/04). Todas las denuncias han sido censuradas, al punto que un informe sobre su situación ganó un premio a las 20 noticias más censuradas del año en Estados Unidos.
    Para abril de 2005, 350 chicos estaban presos en cárceles comunes y otros 170 en cárceles militares. Desde entonces, las detenciones aumentaron. Entre el año 2000 y 2004, un niño palestino ya había sido condenado de por vida, tres niños condenados a 15 años de prisión y otros cuatro con condenas entre los 5 y 9 años1. Como parte de la condena, sus familias son habitualmente multadas.
    La mayoría de los chicos fueron detenidos en Jerusalén y, aunque la Convención de Ginebra lo prohíbe, trasladados a otros sitios y aislados de sus familias. Durante el período de interrogatorio, no los puede visitar ni siquiera el abogado.
    El modus operandi sionista reproduce y amplía el de la dictadura militar argentina: el 77% de los chicos fueron arrancados de sus camas a la noche. Del 17% detenidos en la calle, sólo un 1% estaban cerca de un asentamiento y un 5% en un puesto de control militar militar2.
    Algunos chicos ni siquiera tienen cargos en su contra, otros 286 esperan ser juzgados. De los condenados, 131 fueron juzgados por tribunales militares, en total violación de las leyes internacionales. Las condenas van de dos a seis meses por lanzar una piedra y un año por lanzar una molotov. El ensañamiento contra los chicos es constante: en diciembre de 2004, cuando Israel liberó 170 presos palestinos como muestra de “buena voluntad”, ningún chico y ninguna mujer fueron incluidos entre los liberados.[3]
    Todos los chicos entrevistados por la ONG Defensa Internacional de los Niños (DCI) denunciaron torturas físicas y psicológicas – incluidos manoseos y amenazas de abuso sexual y de muerte contra ellos o sus familias – . Rara vez salen al patio, y las celdas tienen ventanas tapadas para que no entre luz. El 90% de los chicos denunciaron que les negaron asistencia médica para coaccionarlos a convertirse en colaboracionistas. DCI señala un aumento dramático de los arrestos a partir de 2004 y “un recrudecimiento de las condenas políticas, como la duplicación de la cantidad de sentencias de más de tres años”.
    Chicos israelíes
    En la guerra sionista, los chicos judíos son usados para embellecer la masacre. Dieron la vuelta al mundo las fotos de nenas y nenes, abrazados a los cohetes, pintando mensajes en la ojiva ¿para quién? ¿Cómo recibe ese mensaje quien lo recibe? Sus destinatarios yacen destripados en las calles de Beirut, en las aldeas palestinas, en Tiro. Según Unicef, casi la mitad de las víctimas de la invasión sionista son niños, porque se bombardea a la población civil, y las familias tienen muchos hijos.

    Olga Cristóbal

    [1] “Status of Palestinian Children´s Rights”, http://www.dci-pal.org/english/doc/reports/2004/sep28.pdf; disponible al 3 de julio de 2006. [2] http://www.ugep.cl/verarticulo.php?id=451 (4/7/06). [3] http://www.palestinemonitor.org/new_web/palestinos_detenidos_libertad.htm


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