Paul Kennedy, Las armas de las que no se habla son las más peligrosas: “Después de todo, no estamos hablando de un portaaviones estadounidense del tipo del Nimitz ni de un avión F-22, sino de armas ligeras y medianas. Muchos regímenes africanos controlan fábricas que pueden producir sus propias minas, granadas, rifles y ametralladoras. Cuando no pueden hacerlo, los vendedores de armas están listos para reemplazarlas. Uno de los cuadros más sorprendentes del informe de Amnistía es una lista de “Países que proporcionan armas, municiones y repuestos a países africanos con conflictos armados, 1991-2002”. Angola, por ejemplo, que necesita más armas como puede necesitar más víctimas de sida, recibió en esos años armamento procedente de Albania, Bielorrusia, Bélgica, Brasil, Burkina Faso, China, Congo, República Checa, Francia, Alemania, Israel, Italia, Corea del Norte, Polonia, Portugal, Rumania, Rusia, Ruanda (¡), Eslovaquia, Sudáfrica, España, Togo, Gran Bretaña, Ucrania, Estados Unidos y Zimbabwe. ¡Que levante la mano quien no le haya suministrado a Angola algún elemento para matar gente! [...] Podemos plantear una pregunta incómoda a nuestros representantes en el Congreso: ¿cuál es su propuesta para poner fin a la matanza de 300.000 seres humanos por año con armas muy destructivas?”