¿Hacia una liga de dictadores? es el provocador título del artículo que Robert Kagan dedica a desnudar las intenciones y alianzas entre países de dusosa o inexistente democracia como Rusia y China, alianzas que impiden actuaciones internacionales contra otras pequeñas dictaduras por intereses. Es interesante descubrir —o recordar— algunos de estos oscuros movimientos de política internacional, pero el articulista podría recordar que otras democracias firmes y poderosas como la estadounidense apoya con igual desprecio a la libertad aquellas dictaduras que le benefician. Kagan: “Como es habitual en épocas de conflicto entre el liberalismo y la autocracia, lo que se percibe como intereses ideológicos y estratégicos tiende a fundirse en ambos bandos. Por ello, es comprensible que a los chinos les interese preservar el acceso al petróleo por si se produjera un enfrentamiento con Estados Unidos. En consecuencia, intentan mejorar las relaciones con los gobiernos de Sudán y Angola, ninguno de los cuales goza del favor del Occidente liberal; con Hugo Chávez, y con el Gobierno de Birmania, a cambio de acceso a instalaciones portuarias. Están luchando constantemente por obtener votos en Naciones Unidas para fortalecer su posición frente a Taiwán y Japón, así que cortejan a líderes como Robert Mugabe, de Zimbabue, otro autócrata despreciado por el Occidente liberal.”