Beatriz Sarlo: “Durante la dictadura, el campo intelectual y literario quedó partido en dos: en la Argentina y en el exilio. El trabajo por hacer sobre lo que se escribió en un lugar y otro podría responder a la pregunta de si se escribe de manera diferente en condiciones de dictadura que en condiciones de libertad intelectual. La obra de Saer no muestra ese quiebre: en 1980, apareció en México Nadie nada nunca, el mayor trabajo cifrado sobre los asesinatos realizados por los militares. Nada exterior impedía que Saer, radicado en Francia, narrara de un modo directo esos hechos. Si eligió una cifra fue por dos razones: por un lado, la esperanza de que ese libro pudiera circular en la Argentina; por el otro, la lógica interna, estética, de su literatura. Si en 1987, Glosa es menos enigmático, no es, sin embargo, una representación realista de la violencia de los años setenta.” La ficción, antes y después de 1976.