El escritor Arturo Pérez Reverte participó hace poco en una entrevista con los lectores del mundo. Pero abandonó alegando que la mayoría de las preguntas eran tontas. Y leyendolas, no le falta razón. Quim Monzó: “Desde siempre se ha asumido que en la admiración que los seguidores de cantantes y actores sienten por sus ídolos hay un importante tanto por ciento de fetichismo, que en las chicas que chillan, lloran y se desmayan cuando ven a sus ídolos (desde Elvis Presley hasta los Backstreet Boys) hay una cierta descompensación estructural (por no decir emocional), y que sería iluso pedir peras al olmo. En cambio, no se piensa lo mismo de los seguidores de los novelistas, a todos los cuales, por una curiosa regla de tres, se les supone una capacidad mental de alto standing. Y no siempre es así. Cualquiera que haya echado un vistazo en los chats o encuentros digitales en los que participan escritores – sean del nivel de petulancia o ramplonería que sean- habrá visto que las preguntas huecas y las empanadas mentales abundan. Hay preguntas interesantes, pero el promedio será de una de cada cinco. Lo sorprendente es que nos sorprendamos. Y, en cambio, ¿por qué los amantes de esta variedad artística iban a ser diferentes de los de otras?” Si fuera parte de los tercios.
2006-03-15 18:40
A ver, que no es lo mismo lectores (de libros, se entiende) que participantes en “encuentros digitales” por muy de libros que sean ésos …