Francisco Delich: “De los maestros/as se espera: que sean generosos/as de su tiempo y de su paciencia como hermanas de la caridad, se hagan cargo del contexto familiar de los alumnos, no descuiden la nutrición balanceada, operen como madres (o padres) sustitutos o como asistentes sociales. Soporten la violencia de padres, madres, tíos o tutores y de los propios alumnos con una sonrisa imborrable o lo que a veces es peor, la indiferencia de los responsables familiares. Acepten que todos los niños/as están dotados para los máximos rendimientos y si ello no ocurre asuman la responsabilidad. No impongan sanciones disciplinarias, porque toda decisión es autoritaria y la disciplina en sí misma es una aberración histórica. Sigan rigurosamente el manual porque un gesto de innovación puede producir consecuencias nefastas en su carrera y, por supuesto, se autocapaciten sin demandar tiempo ni recursos…” Cómo recuperar la escuela.