Me interesa mucho el nuevo nomadismo de Occidente. Para esos nómadas se inventan todos los artilugios portátiles y sin cables; hay hoteles y líneas aéreas a bajo precio; y la comida se iguala y diversifica al mismo tiempo. Por ahora es una elite, pero no sé si se ampliará el nomadismo. (No me atrevo a considerar nómadas a los migrantes, aunque algunos lo sean). También sospecho que éste es el principio de una elite imperial que vivirá en todas partes y en ninguna, con su propia cultura mundial, una cultura de la movilidad. Y sospecho que hay tres lenguas para esta cultura, el inglés, el español y el chino (mandarín, más que cantonés, probablemente). Roger Jiménez: “Muchos humanos no están demasiados seguros de dónde se encuentra su hogar, y vagan cada noche con paso desorientado perdidos en el limbo de la nada. En medio del camino de nuestra vida me encontré en una selva oscura, dice el Dante. Días atrás, un personaje de la contra describía lo que él denominaba síndrome de Ulises: pérdida del sentido de la orientación, fatiga crónica, molestias osteomusculares propias de la tensión contenida… Parece como si los seres contemporáneos hubiesen perdido la armonía entre ellos y el mundo donde viven. Se esfuma el mito sobre el que se fundan las certezas residuales de nuestro tiempo, el mito de la tecnología, de la perfección matemática, del dominio del hombre sobre la naturaleza…” El síndrome de Ulises.