Con la típica idea anglosajona de que una ley lo va a cambiar todo (actitud que importamos con cada vez mayor frecuencia), el gobierno británico ha decidido liberalizar los horarios de los pubs para ver si se reducen los males sociales provocados por el exceso. Al parecer, quieren parecerse más al resto de Europa, donde (eso creen) se puede beber a todas horas. Siendo el alcohol un asunto no sólo personal, sino social, supongo que tardarán un buen tiempo en adaptarse a las nuevas circunstancias, quizá una generación, o dos. Peter Day: “En lugar de fomentar el exceso de bebida, el Gobierno asegura que la flexibilización del horario llevará a beber al estilo continental. Ahora, los bebedores no tendrán que hacer una carrera contrarreloj para tragar tantas copas como puedan antes de que se anuncie, a las once de la noche, que toca pedir la última. Podrán beber despacio, con más prudencia. Y si se ponen pendencieros, la policía tendrá mayor autoridad para cerrar los bares ruidosos y multar a los titulares de las licencias que sirven bebidas a los borrachos y a los niños. ¡Los niños! Y podrá imponer multas de 80 libras que habrá que pagar en el acto. ¡En el acto!” Los cafés europeos y el estilo inglés.