Julián García Candau: “Con el dinero y la publicidad arribó también el dopaje. Ganar era más que un compromiso moral. Los contratos exigían esfuerzos extraordinarios. Primero fueron los inocuos e inocentes complejos vitamínicos, luego las anfetaminas, con la muerte de Tom Simpson en el Mont Ventoux; a continuación, las sustancias de todo tipo, ayudas mucho más importantes que las vitaminas, las transfusiones sanguíneas, los enmascaradores que impedían descubrir en los controles antidopaje la química ingerida, los anabolizantes, la progesterona y la eritropoyetina, que ha sido lo denunciado en el control al que fue sometido Roberto Heras tras la etapa contrarreloj con la que confirmó su triunfo en la Vuelta a España.”
La publicidad y el dinero traen dopaje.