El coche es un sida soterrado e implacable que la propia ignorancia y los intereses empresariales callan. No sólo produce miles de muertes directas cada año, sino que contamina seriemente el medio y supone una parte importante de los gastos de las familias. Sin embargo el parque automovilístico nacional no deja de crecer alarmantemente, se anuncian colapsos en las carreteras, la gasolina sube… y los expertos se quejan de que no utilizamos los medios de transporte urbanos. Lo que no se dice es que, como en otras cosas, vivimos en un país de tercera. Salvo en las grandes ciudades, ¿quién puede prescindir del coche para sus desplazamientos? Es labor de los gobiernos locales facilitar que los ciudadanos puedan dejar el coche aparcado, en casa o en las entradas de las ciudades. Santiago de Compostela puede ser un buen ejemplo: el tráfico en la ciudad es un colapso constante, los parkings son como comer percebes y mientras un solar de tierra, hierbas y barro bajo un puente a la entrada de la ciudad se convierte en el aparcamiento improvisado más concurrido de la ciudad. David Hoyos, Conducir perjudica seriamente la salud.