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Los nuevos reaccionarios

En Sevilla han parado las obras de restauración de una iglesia importante (en términos artísticos) para dejar anidar a unos cernícalos en el campanario. José Manuel Macarro se queja del milenarismo ecologista que invierte los valores cultura-naturaleza. “Creo que este doctrinarismo no bebe tanto del amor a la naturaleza como del odio a la civilización moderna, herencia que nos dejó el izquierdismo de 1968 en el momento en que se quedó sin revolución que hacer. Como la perversa civilización que quiso derribar continuó en pie, el mal se adueñó del mundo. Si en éste las desigualdades se reducían, el nivel de vida y la riqueza aumentaban para todos, apareció un nuevo pecado “anti natura” que no podía perdonarse: el ecológico perpetrado por el hombre. Frente a él sólo cabía la condena diaria, extender la culpa a toda la sociedad por la iniquidad de nuestro mundo desarrollado en su dominio de la naturaleza. Ya que no había habido revolución salvadora, un nuevo pecado original había de embargarnos a todos. Para purificarnos, si las lluvias del otoño por los entresijos de una iglesia despintan la memoria de cuanto fuimos, no ha de importarnos. ¡Qué mejor templo que la naturaleza en estado puro, limpiando de alharaca lo que el hombre dejó en herencia a otros hombres! Nuestra herencia, nuestra historia, nuestra cultura, testigos del tiempo del hombre, han de someterse a los animales. Los cernícalos, libres de toda atadura cultural, nos indicarán con su vuelo por en medio de las ruinas que el fin de los tiempos está alboreando.” Los nuevos reaccionarios.
Roger Colom | 16/06/2004 | Artículos | Ecología

Comentarios

  1. odyseo
    2004-06-16 11:35 Es verdad que muchas acciones de las asociaciones ecologistas son exageradas y sus reivindicaciones se salen del sentido común, pero tambien es verdad que gracias a muchas de esas acciones y su insistencia han conseguido una cierta mentalización ecológica en muchos ciudadanos. En esto, como en todo, siempre ha de primar el sentido común y valorar cada cosa en su justa medida. Saludos.
  2. sapena
    2004-06-17 01:19 Tienen miles de estas, y de lo más divertidas. Yo estoy de exámenes y voy un poco pillado de tiempo, pero igual Marcos conoce el problema con los humedales de Sagunto o la ampliación del Puerto de Valencia. Rapidamente, en Sagunto se ha planteado la defensa de un humedal en el que descansan los patos cuando migran, y se trata de detener su urbanización. EL humedal lo construyó sobre un terreno una asociación de cazadores a la que pertenecía el abuelo de un amigo mío, para poder cazarlos, y los criaban y alimentaban ellos, para no tener que ir a la Albufera que dista unos 40 kilómetros de sus casas, junto al humedal. Por otro lado, lo pensaban cerrar por la cantidad de enfermedades que s eestán generando en verano por la cantidad de mosquitos que hacen insoportable la vida de sus creadores, o descendientes de, que viven al lado. En el puerto, mientras se hacía un dique enorme, quedo en el centro una láguna ya que hacían primero las fronteras de éste. Anidaron unas aves y se paralizaron las obras hasta que se fueron. Hasta ahí comprensible. Pero luego los ecologistas exigían que no se cerrara nunca para que al año siguiente volvieran a parar a criar en medio del dichoso dique. Son la monda. Saludos.
  3. Beowulf
    2004-06-17 23:24 Ciertamente que la visión “integrista” de la naturaleza que nos propone J.M.Macarro no es sino un reflejo inverso de la imagen bíblica del progreso: según las Escrituras, la historia de la humanidad trancurre en un valle de lágrimas entre el Jardín del Edén y el Juicio Final. Entra dentro de lo razonable que algunos no vean claro el futuro de la felicidad de la salvación y pretendan volver, reaccionariamente, a un pasado ideal del Paraíso de Adán y Eva. Sin embargo, el autor parece dar por sentado que el dominio de la cultura sobre la naturaleza tiene un carácter histórico-lineal irresistible (“Qué duda cabe de que en la historia inevitable de este dominio hemos realizado alteraciones que hoy soslayaríamos.”). Bajo esta afirmación subyacen dos contradicciones de graves consecuencias: Primera contradicción: pretendiendo sustraer al hombre de determinismos “naturales”, se nos acaba colando el determinismo de una historia necesariamente “orientada” hacia este fin del que no nos podemos salir. La libertad humana queda en entredicho. Segunda contradicción ligada a la anterior: si el hombre no se manifiesta como tal en tanto que no se “libera” del determinismo de la naturaleza, nos cabe la pregunta de cómo considerar a aquellas sociedades tradicionales que todavía no han accedido a este estadio “superior” de cultura. Se les deberá tratar claramente como sub-hombres. Vemos como esta proclamación victoriosa de la cultura sobre la naturaleza divide a la humanidad entre pueblos “primitivos” o “irracionales” frente a civilizaciones objetivamente superiores que ya se han desligado del dominio de la naturaleza. El “NUEVO PROGRESISMO” esgrimido por este Catedrático de historia da lugar a consideraciones RACISTAS.
  4. sapena
    2004-06-18 01:52 El enlace falla, al menos ahora no me deja acceder.
  5. Otis B. Driftwood
    2004-06-18 02:15 Hay que actualizarlo con el que está en la hemeroteca. Mira en www.diariodesevilla.com y busca la edición del día 16. Saludos.

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