Sebastián Dozo Moreno empieza contando la historia del número cero y termina hablando de lo mal que va la educación en Argentina. Claro, lo sorprendente sería que alguien dijera que la educación va bien en alguna parte. Se me ocurre, sin embargo, que la crisis de la educación, digamos, en Occidente, no es un mero problema técnico: algo que se arregle con unos pocos ajustes de curriculum y de presupuesto. Supongo que habría que decidir qué clase de sociedad y (como la nuestra es la sociedad dominante) qué mundo queremos. Parece una chorrada, pero no lo es. Yo creo que si preguntamos, la mayoría de la gente dirá que quiere vivir en paz, trabajar, tener una familia y que esa familia también viva en paz. Perfecto, pero cómo conjugamos eso con la constante ansiedad de tener un coche mejor, un piso más grande, esas vacaciones, etc. ¿No es eso como vivir en una guerra sin fin, si no es por el territorio y la comida, entonces por el éxito? (Éxito, forma española del inglés Success, nombre de la guerra en la que todos vivimos inmersos.) En fin, como me he lanzado por las ramas, aquí está el enlace al artículo con el que empezó esto; tiene que ver, pero no: La ignorática y la deshonra del cero.