Qué casualidad. Pues quizá no lo sea tanto. Muchas veces pensé que tras las casualidades, algunas veces espantosamente certeras, debía esconderse alguna razón, algo así como las casualidades electivas: una causa que lleva a dos puntos a encontrarse en determinada secuencia espacio-temporal y que escapa a nuestra rapided de procesamiento mental o, simplemente, se produce en algún nivel del subconsciente. En
Sincronicidades. Apología y refutación Lamberto García del Cid, además de describir unas cuentas «casualidades soprendentes» intenta realizar un acercamiento científico al hecho, y aporta unas cuantas cifras, la probabilidad: ”¿Cuál es la probabilidad de que “ninguna” de estas fantásticas coincidencias le ocurra a usted mañana? Para una probabilidad entre un millón, esta equivale a 0,999999. Como hemos dicho que tenemos 100 ocasiones diarias de que semejante evento suceda, la probabilidad de que dicho evento no se nos presente mañana, o un día en concreto, es 0,999999 multiplicado por sí mismo 100 veces, lo que viene a ser 0,9999 [ó 9.999 entre 10.000]. En otras palabras: la probabilidad de que mañana le suceda una coincidencia extraordinaria, es 1 entre 10.000. Poco probable.”