Aurora Ferrer cuenta la historia de un joven maestro alemán que descifró el primer alfabeto de la historia. De cómo un maestro de escuela descifró la escritura cuneiforme gracias a una apuesta. Vía Txema Campillo.
«Estudiando las inscripciones de Persépolis, Grotefend se percató que éstas revelaban características de lo más diversas. Por suerte, el alemán se había estudiado bien a los autores griegos y conocía la historia de los antiguos persas y los reyes de la Persépolis. Según lo que él sabía, Ciro II el Grande venció a los babilonios y fundó el primer gran Imperio persa sobre el año 540 a.C. De este hecho, dedujo que lo más probable es que una de las tres lenguas estuviese escrita en la lengua de los conquistadores. Aunque fue otra cuestión, que a todos los que habían visto los símbolos intrigaba, la que acabaría por ser una de las piezas para resolver el puzzle: ¿Por qué se repetían con tanta frecuencia en la mayoría de tablillas un grupo de signos?»