Enrique Vila-Matas recuerda diez años después de su muerte a Augusto Monterroso y a su muy recordado sentido del humor. La timidez como método. Vía Mimalapalabra.
«Así pues, su tendencia a corregir y a hacerse cada vez más pequeño no falta en esta nueva antología, tampoco su gran energía irónica: “Escribió un drama: dijeron que se creía Shakespeare; escribió una novela: dijeron que se creía Proust; escribió un cuento: dijeron que se creía Chejov; escribió una carta: dijeron que se creía Lord Chesterfield; escribió un diario: dijeron que se creía Pavese; escribió una despedida: dijeron que se creía Cervantes; dejó de escribir: dijeron que se creía Rimbaud; escribió un epitafio: dijeron que se creía difunto”.»