Alejandro Polanco nos habla de un grupo de mujeres afectadas por la bomba nuclear que visitaron durante los años cincuenta los EE.UU. y cambiaron para siempre la percepción del país sobre el peligro atómico. Las chicas de Hiroshima.
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Fueron 25 las chicas de Hiroshima que viajaron a América en un vuelo muy especial. Todas ellas eran hibakusha y sus carnes habían sufrido graves deformaciones producidas por la explosión nuclear el 6 de agosto del 45. Fueron conocidas como las “Hiroshima Maidens” y, durante un año y medio, abrieron la mente de los estadounidenses como nadie había podido lograr antes sobre la herida nunca cerrada de los bombardeos atómicos. Las chicas viajaron desde Japón para recibir diversos tratamientos de cirugía reconstructiva, gracias a la mediación del religioso metodista Kiyoshi Tanimoto y de varias asociaciones cívicas norteamericanas. En los periódicos y en la televisión de los Estados Unidos nunca antes se habían mostrado los terribles signos de mutilación producidos en los bombardeos atómicos, era un tema que se escondía. Pero ahí estaban, descendiendo del avión, 25 chicas que mostraban algo diferente, la huella del infierno de la guerra atómica. Eran conocidas también como las Keloid Girls, por las terribles y características marcas que mostraban en su piel y pronto su estampa se hizo muy popular, para sorpresa de muchos.»