Un poquito de esperanza nos trae el artículo de Simon Jenkins, Se puede rectificar el terrible error de Europa. Recordemos 1931.
«Nada resulta más espeluznante que leer las crónicas de la economía europea de entreguerras, especialmente el idealista año de 1925, el del “espíritu de Locarno”. Fue entonces cuando el canciller de Exchequer [ministro de Economía británico], Winston Churchill, reintegró a Gran Bretaña al patrón oro. Los salarios se verían obligados a bajar para poder competir con Norteamérica y se recuperaría la estabilidad económica de la preguerra. Keynes alegó que esto era una locura. La libra se encontraba sobrevalorada en un 10% y el resultado consistiría en “el bloqueo de las exportaciones, desempleo y huelgas”.
Churchill se equivocó y Keynes acertó.»