Fue un golfista único y heterodoxo, cuya extravagante vestimenta contrastaba con la sobriedad reinante en el mundo del golf. Su nombre era Payne Stewart y Fran Guillén nos cuenta su historia. El hombre de los pantalones bombachos
«La carrera de Payne Stewart siempre estuvo distinguida por su peculiar apariencia. Los pantalones bombachos, la tela de tartán en sus calcetines y su inseparable gorra de visera le convirtieron, antes aún de ser un deportista exitoso, en uno de los preferidos del público. Su poco ortodoxa vestimenta, por la cual era vitoreado en cualquier torneo, se convertía en un aliado perfecto cuando aparcaba la bolsa de palos y se convertía en un padre de familia al uso: unos vaqueros y una camiseta simple bastaban para pasar desapercibido en cualquier lugar público. Cuentan que, siendo ya un golfista mundialmente conocido, Michael Jackson visitó la mansión que Stewart ponía en venta en Florida. Sólo tras un buen rato de visita, Jacko cayó en la cuenta de quién era el todavía inquilino de la propiedad. No sin que antes el agente inmobiliario le chivase al rey del pop que estaba caminando junto al “golfista de la ropa divertida”.»