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Treinta días viviendo como un cubano

Interesantísimo (y larguísimo) este experimento de Patrick Symmes, que quiso comprobar en primera persona cómo era sobrevivir un mes en Cuba con el sueldo de un periodista cubano. Tiene muchos peros y matices pero merece la pena leerlo entero. Treinta días viviendo como un cubano.

«El cuarto día fui a comprar comida, una experiencia absurda. Por casualidad, me había quedado con un departamento cercano al mejor y más grande mercado de La Habana, que no era bueno ni grande. El mercado era un agro, un mercado para productos agrícolas. En ocasiones son llamados mercados de granjeros, pero no existe allí la calidez del trato entre granjeros y consumidores, solo un grupo de puestos ruidosos, atestados y sudorosos que venden una estrecha variedad de productos a precios marcados por el Estado: piñas, berenjenas, zanahorias, pimientos verdes, tomates, cebollas, yuca, ajo, plátanos, y no mucho más. Había un espacio separado especializado en cerdo, con montones temblorosos de una carne rosa claro que era cogida por hombres con las manos desnudas y cortada con cuchillos romos. Yo no podía permitirme la carne, aunque la “grasa” se vendía a solo 13 pesos (o 49 céntimos de dólar) el medio kilo.
Esperé en la fila para cambiar todo mi dinero –18 pesos convertibles– en pesos cubanos normales.2 El montón de billetes raídos y sucios resultante ascendía a 400 pesos, unos 16 dólares al cambio en las calles de La Habana. Después me abrí paso trabajosamente entre la muchedumbre para comprarme una berenjena (10 pesos), cuatro tomates (15), ajo (2) y un pequeño manojo de zanahorias (13). En una panadería una mujer que vendía panecillos afirmó que era solo para gente con libretas de racionamiento, pero después me dio cinco panecillos y me cogió avariciosamente 5 pesos de la mano. Solo recibí un poco de amor del vendedor de tomates, que me regaló uno. Compré un kilo y medio de arroz por poco más de diez centavos de dólar, y un poco de frijoles, lo que sumó unos catastróficos 2 dólares, con lo que, a fin de cuentas, solo tendría para unas cuantas comidas.»

Alberto Haj-Saleh | 01/02/2011 | Artículos | Sociedad

Comentarios

  1. Cayetano
    2011-02-02 08:48

    Tengo información de primera mano de cómo se vive en Cuba y el relato se ajusta bastante a la realidad. Solo señalar que en ese pais lo único que pueden, bajo el sistema actual, hacer es repartir la miseria de forma relativamente equitativa. si estuvieran bajo un sistema democrático (y capitalista) lo que se conseguiría es aumentar, posiblemente, la producción pero … como ya es habitual en la zona, tambien las desigualdades sociales. Es decir que habría una minoría enriquecida gracias a un aumento de la pobreza aún más escandalosa, solo que los medios de comunicación no le daría mucha publicidad.

    Leáse Nicaragua, Perú, Bolivia, Ecuador etc. en resumen la mayoría de los cubanos lo tienen bastante jodido con o sin “democracia”, lo que no quiere decir que sea partidario del régimen actual. Sin embargo la alternativas posibles no son una bicoca para la mayoría de la población. Lástima que el sistema cubano actual haya propiciado la corrupción generalizada y que ésta, estoy seguro, se trasladaría inevitablemente a un sistema “democrático”.


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