Escribe Manohla Dargis sobre las otras películas de terroristas, y en concreto sobre “Carlos”, del francés Olivier Assayas, películas imposibles en Hollywood y que tienen la virtud de extenderse más allá de su duración. En la encrucijada de la militancia y el ‘yo’.
«os filmes de Hollywood no suelen cruzar esa intersección. Las películas de guerra como “Rendition” de 2007 y “La zona verde”, de este año, recurren al imperativo comercial de que los malos tiempos deben terminar cuando terminan las películas. Insisten en que cada uno aprenda una lección. En la película de Assayas, no hay momentos didácticos. En todo momento, Carlos, nacido como Ilich Ramírez Sánchez, disfruta siendo centro de atención. Anti-imperalista amante del lujo, compró la boina estilo Che que usó para la redada de la OPEC en una boutique de Viena, completando su atuendo con una Beretta y una campera de cuero de Pierre Cardin. Si el Carlos de Assayas parece una estrella de cine es porque el hombre real lo era. (Actualmente cumple una condena a prisión perpetua por homicidio en Francia.) Y Assayas, al moldear un protagonista apuesto, juega con la idea generalizada de que el protagonista, especialmente si tiene una belleza melancólica, no sólo es el héroe de la historia sino también su centro moral.»