Noel Ceballos se pregunta por quién llevó por primera vez a la figura de Sherlock Holmes al cómic. Y la respuesta no puede ser más sorprendente. El detective incongruente
«regunta: ¿cuál fue la primera obra que convirtió a Sherlock Holmes en un cartoon? Respuesta: no es el fabuloso anime antropomórfico firmado por Hayao Miyazaki y Kyosuke Mikuriya. Al menos, no exactamente. A lo largo de 1928, Enrique Jardiel Poncela publicó en revistas semanales una serie de relatos que, años más tarde, recopiló en El libro del convaleciente (1930) bajo el título genérico de Novísimas aventuras de Sherlock Holmes. La serie se convirtió en un éxito y, en consecuencia, Jardiel aprovechó la trama del último relato —más ciertos detalles del prólogo— para componer una novela corta, Los 38 asesinatos y medio del Castillo de Hull (1936). Todo ello ha sido recogido por la editorial Rey Lear en su imprescindible (para los completistas, al menos) Sherlock Holmes visto por Jardiel Poncela.»